Sería lastimoso que cometiéramos una equivocación que marque en rojo la historia de la maternidad. La palabra doula en la antigua Grecia significaba sierva o esclava, en la India se trata de una mujer experimentada que acompaña a la otra en el momento de ser madre. En la actualidad se la considera como acompañante con empatía, voluntaria, con el único interés de brindar contención, afecto. No es profesional, no puede ni debe brindar instrucciones. No está preparada académicamente para hacerlo. Con respecto a la parte afectiva, ¿quién es el encargado de considerar que es la adecuada? Transitamos el siglo XXI. Conviene que intentemos equilibrar para arriba. Cincuenta años de ejercicio de la profesión de obstétrica (partera) me permiten alertar sobre el riesgo que se puede correr, si las doulas, quizás con la mejor intención, desempeñaran un rol equivocado. Es un voluntariado, tan preciado como todos. Acompañar gratuita y desinteresadamente a la mujer que lo solicita es de una nobleza y solidaridad que le hace bien a los descreídos que dicen que todo está perdido. Sin embargo, uno de los temas que preocupa es el límite. El parto debe ser asistido por el equipo idóneo. El partero, la obstétrica, el neonatólogo, la enfermera, en un espacio que brinde la mayor naturalidad en uno de los momentos más naturales de la humanidad. La parturienta se interna en un nosocomio sólo para estar resguardada, ante la eventual posibilidad de una complicación y su resolución oportuna. Planteo lo siguiente: cada vez que la sociedad se congrega en ONGs, u organizaciones de distinto tipo, lo hace en derredor de una falencia. Si el partero cumple su rol correctamente apoyado por la obstétrica durante todo el proceso del embarazo, trabajo de parto, parto y puerperio, si el neonatólogo y la enfermera desempeñan los suyos con ecuanimidad y eficiencia, ¿dónde está la falla para que surjan las doulas? En la actualidad existen muchas obstétricas desocupadas. Además la carrera de Obstetricia se abre próximamente en la ciudad de Santa Fe y es de esperar que prontamente lo haga en Rosario. Considero la oportunidad más que apropiada para que las mujeres experimentadas, con vocación de servicio, abracen la profesión, y pasen a integrar el equipo de salud, tal como corresponde en una sociedad moderna que se declara en crecimiento.