La naturaleza ha sido sumamente pródiga con nuestros 3.750.000 kilómetros cuadrados continentales y antárticos: lugares encantadores para turismo, miniclimas benignos en cada región, no sufrimos terremotos, huracanes ni inundaciones, los ríos son amplios y caudalosos, hay salida al mar, contamos con escenarios para practicar todos los deportes, las tierras agroganaderas son feraces y aptas con excelentes campos de pastoreo, tenemos agua potable en abundancia, la vegetación es maravillosa y el subsuelo está lleno de riquezas a explotar. Pero en los últimos años esta República llamada a destacar en muchos órdenes no ha podido desarrollar sus favorables condiciones naturales. En vez de avanzar, retrocedemos: mayor inseguridad, inflación, pobreza y desocupación, grave estancamiento productivo con imposibilidad de exportar, magnificado tráfico de drogas y corrupción, notoria deficiencia educativa, atropellos a una Justicia manoseada y persecución mediática, mayor desconfianza mundial y descontrol interno, caótica economía son realidades innegables. Las perspectivas de cambio de mando apuntan a un mayor fracaso. No pretendemos criticar ni destruir nada de lo que está bien realizado. Sólo queremos comentar lo bien que les está yendo a países vecinos que no poseen nuestras condiciones naturales. Han desarrollado naciones fuertes y poderosas aprovechando el momento propicio con una dirigencia capacitada y dedicada. Nos merecemos un profundo cambio para no sufrir por siempre la ceguera, el individualismo, la ambición y la incompetencia de quienes nos gobernaron y gobiernan.