La presidenta Cristina Fernández volvió ayer a endurecer su posición frente al
conflicto del campo y advirtió que "sólo pueden darse el lujo de estar 90 días sin trabajar los que
han acumulado mucha renta". Asimismo, apeló a la imagen de la leche que los productores debieron
"derramar como arroyos" porque no pudo ser distribuida a raíz de los cortes de ruta para pedirles
que "piensen un poco menos en ellos mismos y más en los que todavía no tienen nada".
Previamente al mensaje presidencial, el gobernador de Buenos Aires, Daniel
Scioli, había usado palabras más fuertes cuando, para reforzar su convocatoria a "defender la
soberanía alimentaria" advirtió que "con la comida no se jode" (ver aparte).
Mesa servida. Luego de varios días sin hacer referencias directas al conflicto
con el sector rural, la presidenta aprovechó el acto de ampliación de la red de agua potable en el
populoso partido bonaerense de La Matanza para defender la decisión oficial de impulsar las
retenciones.
"Fue para que la leche, el pan, la carne, las frutas y las verduras puedan
llegar a la mesa de todos los argentinos a precios que ellos puedan pagar y no a precios del
exterior", justificó.
En este marco, Cristina Fernández aclaró que gobernará "para todos los
argentinos y en nombre de todos los argentinos", pero —enfatizó— "quiero que sepan que
mi opción va a ser siempre por los pobres, por los que más sufren".
"Por favor, en nombre de los que aún no tienen agua potable, trabajo, casa y
todavía tienen hambre, por favor, pensar en todos ellos", pidió la primera mandataria al cuestionar
a quienes debieron derramar la leche ante la imposibilidad de comercializarla.
Cuando la protesta agraria superó los ochenta días y los cortes de ruta
impulsados por los empresarios transportistas amenazan con poner en riesgo el abastecimiento de
alimentos, la presidenta dedicó varios párrafos de su improvisado mensaje a la situación generada y
apeló a las alusiones indirectas ya que en ningún momento mencionó las palabras, agro, productor, o
dirigencia rural.
En este marco, se preguntó "¿quién puede estar 90 días sin trabajar?", para
responderse de inmediato que "no hay misterio ni secretos: sólo los que acumularon mucha renta,
mucha riqueza". "¿Qué empresa automotriz, qué metalúrgica, qué comerciante puede estar tres meses
cerrada; quién puede vivir tres meses sin trabajar?", insistió.
Luego les pidió a esos sectores que "sean más solidarios porque la avaricia es
el peor de los pecados que condena Dios".
En uno de los tramos más aplaudidos de su discurso, la presidenta dijo:
"Queremos que la leche, el pan, la carne, la fruta, las verduras, puedan llegar a la mesa de todos
los argentinos a precios que los argentinos puedan pagar y no a los precios que nos pagan en el
exterior".
Agoreros. En otro momento, sostuvo: "Pese a aquellas profecías de algunos que
nos decían que no podíamos, hoy estamos demostrando que seguimos creciendo y hemos derrotado a esas
profecías".
Cristina recordó luego que "cuando veníamos a La Matanza hace algunos años un
millón de personas carecía de agua potable y el 55 por ciento de los matanceros no tenía trabajo",
y agregó que "era ese pueblo el que sólo venía a brindarnos su afecto, su confianza".
"Hay que pensar —agregó la jefa de la Casa Rosada— que muchas veces
los que menos tienen, los más humildes, serían los más obligados a descreer, a gritar, a protestar
o a tirar una piedra, y sin embargo son los que tendieron una mano solidaria y pusieron el hombro
para levantar a la Argentina", subrayó.