El 2001 encontró al sector agropecuario en “una crisis tremenda”, recuerda Pedro Peretti, chacarero, miembro fundador del Manifiesto Argentino y del Movimiento Arraigo y ex director titular de la Federación Agraria Argentina (FAA), entidad a la que renunció por disentir con la orientación que tomó en los últimos años.
Más de 100 mil explotaciones agropecuarias mixtas menos, 900 mil puestos de trabajo pulverizados en el interior profundo de la Argentina, casi 600 pueblos pequeños y medianos al borde de la extensión y 12,5 millones de hectáreas hipotecadas solamente en el Banco Nación. Esa era la situación, dijo, al cabo de una década de convertibilidad.
“Cuando lanzan el plan de convertibilidad, en Federación Agraria nos opusimos inmediatamente”, recordó. Se organizó una protesta en la autopista a Buenos Aires, desde donde Humberto Volando “lanzó la famosa frase: si al plan le va muy bien, a la Argentina le va a ir muy mal”.
En diálogo con el programa radial “La banda cambiaria”, Peretti relató que “Federación Agraria, era en ese momento la pata agraria del campo nacional y popular y tenía una presencia muy importante”. Durante un paro emblemático contra ese plan económico murió el líder del sector más combativo de la entidad, Mariano Echaguibel. “Habíamos cortado todas las rutas, yo encabecé el piquete en Santa Teresa, nos detuvieron y fui uno de los que estuve preso; era una FAA totalmente distinta a esta, y además existía, porque la actual ha dejado de existir”, señaló.
Peretti consideró que el proceso de deterioro del campo comienza con el plan Austral de Raúl Alfonsin. “A 18 meses de haber asumido pega el volantazo, lanza una economía de guerra, y lo nombra a Sourrouille como ministro de Economía, hace el plan Austral y recibe un crédito de u$s 4.200 millones del FMI. Ese fue el comienzo. Después vino el plan Primavera, luego Cavallo y, finalmente, la eclosión de la Alianza en el 2001”.
>> Leer más: "Ecos del 2001: la crisis que no temina de morir"
Producido el estallido, el principio de la salida que se ensayó para el sector agropecuario era resolver qué hacer con las 12 millones de hectáreas hipotecas en el Banco Nación que querían privatizar. Ese conflicto había dado origen en los 90 al Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha, que luchaba contra los remats de campo.
“En 2002 Remes Lenicov hace la pesificación asimétrica con el presidente Eduardo Duhalde, para salvarlo a Clarín, que estaba endeudado con más de mil millones de dólares y lanza la ley de bienes culturales que le permite a gran parte del sistema agropecuario comprar bonos y en el Banco Nación te lo tomaban por el valor nominal. Comprabas 1000 pesos de bonos, los pagabas 20 pero cancelabas 1000 de deuda nominal. Ahí empezó el salvataje de los 12 millones de hectáreas que terminó Néstor y Cristina y no se le remató el campo a absolutamente nadie”, detalló.
El campo, beneficiado por la devaluación y el alivio en las deudas, estaba en medio de una disputa. “Nos vino a visitar a la Federación Agraria Jorge Capitanich, que era jefe de gabinete del gobierno de Duhalde, porque teníamos deudas muy complicadas por los agroquímicas que no querían pesificar, aunque luego Roberto Lavagna le terminó de dar la razón a todas las grandes empresas Tuvimos una serie de discrepancia pero en ese proceso conseguimos la autonomía del Inta, que era algo por lo que bregábamos durante bastante tiempo”, relató.
Conciencia
Para Peretti del proceso vivido en 2001 “la derecha aprendió mucho” y logró recuperar la ofensiva. “Hay una base social que surgió del gobierno de Menem que quedó intacta y tiene una conciencia de clase tremenda y admirable, ojalá los sectores populares la tuvieran”, subrayó.
>> Leer más: "El camino del estallido"
Esa conciencia “es impermeable a cualquier estímulo económico”. Por eso “le metieron dos paros y tres movilizaciones al gobierno y militan activamente, para tumbarlo”, aun cuando “nunca se ganó tanta plata en el campo”, subrayó. Y agregó: “Hoy con una jaula de novillos te comprás un auto de alta gama, son 30 novillos, hay record de venta de sembradoras, de tractores, fumigadoras, en los pueblos para encontrar un albañil tenés que esperar seis meses”.