“El precio tiene que responder a los costos, no puede responder a la especulación”, resaltó Héctor Jacquet, gerente general de la Cooperativa Obrera. Con esa sencilla frase logró definir el espíritu de esta cooperativa nacida en Bahía Blanca hace más de 100 años. Fue cuando, tras la Primera Guerra Mundial, comenzaron a escasear los cereales y el precio del pan aumentó. Entonces, un grupo de trabajadores se unió para producirlo a bajo costo.
Hoy, como entonces, la cooperativa ofrece productos a buen precio pero en 144 puntos de venta. Con 5 mil empleados, además de dos grandes centros logísticos -uno en su natal Bahía Blanca y otro en la localidad neuquina de Cipoletti- se ubica entre las 10 cadenas de venta de productos de consumo masivo más importantes del Argentina. Con precio y calidad se desplegó por el sur del país pero ya proyecta desarrollar el norte de Buenos Aires, Sur de Santa Fe y suroeste de Córdoba, con la puesta en marcha de un nuevo centro logístico en Pilar.
Con la escalada inflacionaria, Jacquet contó cómo lograron desarrollar la cooperativa y ofrecer una opción diferenciada a los consumidores respecto de la oferta de las grandes cadenas. En un año que “seguramente va a ser muy difícil para el consumo, está bajando y va a seguir haciéndolo”, dijo.
—¿Cómo está hoy la cooperativa, qué le ofrecen a la comunidad?
—La nuestra es una cooperativa de consumidores que son socios y dueños. En este momento cubre la provincia de Buenos Aires, Río Negro, Neuquén, parte de La Pampa y Chubut y tiene más de 2 millones de asociados. A ellos se le ofrece a través del sistema de supermercado, productos que la cooperativa compra a proveedores, tratando en lo posible de evitar toda intermediación innecesaria. Tenemos 144 puntos de expendio. La cooperativa es de magnitud, hoy está considerada dentro de las 10 cadenas de supermercados más importante del país. Como cooperativa de consumo es la más grande, y es una de las más relevantes junto con Sancor Seguros, Credicoop, la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA). A nivel regional somos la segunda en tamaño de Latinoamérica, y reconocida a nivel internacional.
—¿Evitar la intermediación es la fórmula para lograr precios más bajos?
—Tenemos un precio de venta al público para los asociados, que se incorporan de forma muy sencilla. Ellos tienen un aporte inicial de $ 1 y la integración de capital se va haciendo con los años y en función de las ventas. La mercadería tiene un precio conveniente respecto a las cadenas de supermercados, pero a su vez, como somos una cooperativa, al fin de cada ejercicio si hay excedentes, que significa que hemos cobrado un precio más alto del que deberíamos _ lo que en una empresa común serían las ganancias acá son los excedentes y son repartibles_ se devuelven a los consumidores en proporción a las compras que hicieron en el año. Podemos decir que tenemos un precio justo en el sentido de que luego de cubrir todos los gastos, si sobra va al socio nuevamente.
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—Con matices, la situación que les dio origen se replica en estos días ¿Qué estrategia llevan adelante?
—En la cooperativa hoy el pan cuesta 160 pesos, la mitad de lo que vale en Buenos Aires. La estrategia es trabajar un producto que elaboramos nosotros con los mínimos márgenes posibles. Si se compra un pan envasado de primera marca los precios no los maneja estrictamente la cooperativa, pero sí esta maneja una pequeña parte bajando sus márgenes. De todos modos, en productos de elaboración propia manejamos mucho mejor nuestros precios.
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Héctor Jacquet, gerente general de la Cooperativa Obrera.
—Cuáles son los productos propios de la cooperativa?
—Tenemos una panificadora central que produce una gran variedad de panificados, pan, galletitas, pizzas, pan de hamburguesas, grisines. También un frigorífico en el que no hacemos matanzas pero se desposta, corta y envasa para las sucursales. Compramos animales y hacemos engorde para bajar los precios. También producimos una variedad de fiambres, hamburguesas y chacinados con precios diferenciales. Tenemos un centro de feteado muy grande y uno de los más modernos del país. También compramos a las primeras marcas, como por ejemplo Paladini de Santa Fe, las piezas grandes y con nuestro sistema lo feteamos y llegamos también a un mejor precio, con un producto que no es de las marcas sino nuestro. En producción hortícola, que es la más difícil, adquirimos de productores todo lo que podemos, de todo el país. Hoy los precios están muy caros, aunque hacemos un esfuerzo.
—Tienen una estrategia de desarrollo de proveedores pyme?
—Tenemos más de mil productos con marca propia, que van desde cepillos dentales a harina, fideos, jabón, heladeras, cocinas, lavarropas. Son la marca Primer Precio, para productos de almacén y limpieza de precio económico. La marca Cooperativa, que es almacén, limpieza y perfumería de calidad superior pero precio bajo. Tenemos Ecoop para productos saludables y amigables con el medioambiente y la marca Coop, de artículos para el hogar. Los producimos bajo el siguiente criterio: si puede hacerlo una pyme lo hacemos con ellos, si no puede, lo hacemos con una industria nacional, por último importamos sólo aquellos que no entran en competencia con la industria nacional, que acá no se producen, como por ejemplo palmitos, atún en lata, que vienen del exterior. Arrancamos por las pymes y cooperativas y tenemos muchísimos proveedores. Además, si traemos un dulce de leche de una pyme o cooperativa santafesina o cordobesa detallamos donde está ubicada, cuántos empleados tiene, un pequeño resumen de su historia para que el consumidor pueda elegirlo. Lo comenzamos a hacer muchos años antes de que a alguien se le ocurriera la ley de góndolas, que es una buen intención pero quedó sólo en eso. Hay que darle el lugar a las pymes pero después promocionarla.
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—Cómo llegó la Cooperativa Obrera a ser hoy lo que es?
—Todos los saltos fueron pequeños. Sin prisa pero sin pausa. Siempre estuvo creciendo. En algunos momentos más y en otros menos pero no tuvo períodos de retrocesos en 100 años. La primera sucursal es de la década del 30 y se abre porque se hizo una alianza con una cooperativa del puerto en Ingeniero White. Luego vino la segunda en un barrio importante de Bahía Blanca. Así se fueron abriendo sucursales. Ahora nos pasó que en un mes abrimos siete sucursales en Comodoro Rivadavia. Todo depende de la situación económica del país, de la cooperativa. Hoy la cooperativa tienen más de 5 mil empleados en toda su actividad.
—La cooperativa está muy posicionada en el sur del país ¿Piensan desembarcar en otras localidades, por ejemplo de la provincia de Santa Fe?
—La gente no le compra a la cooperativa porque seamos buenos muchachos sino porque la mercadería tiene buen precio. El resto de las actividades son un plus que la gente aprecia. Para ser económicos hay que resolver temas claves y el principal es la logística. Invertimos mucho en eso. Por eso, no tenemos predilección por una provincia u otra sino que nos condiciona la logística. En su momento el foco desde donde se irradiaba el crecimiento era Bahía Blanca con un gran depósito y la ruta de los camiones bien definida. Con el tiempo, cuando crecimos en Río Negro, montamos un segundo depósito en Cipoletti. Hoy hay no menos de media docena de pedidos de instalación en ciudades grandes como Zárate o en muy chiquitas como Colonia Sarmiento (Chubut) o Los Nenucos (Río Negro). Ahora estamos montando un sistema logístico que puede ser atendido desde la zona de Pilar (Buenos Aires) y eso nos daría la posibilidad de crecer más en el norte de esa provincia, en el sur de Santa Fe y suroeste de Córdoba. Ya llegamos a Sunchales y a San Nicolás. En General Villegas estamos desarrollándonos.
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La Cooperativa Obrera tiene un frigorífico de fraccionamiento.
—¿_Es el espíritu de la cooperativa seguir generando un espacio de precio justo?
—Tenemos mucha presencia en pueblos chicos, de 2 a 4 mil habitantes, donde ninguna cadena de supermercados llega y estamos allí con los mismos precios que hay en las grandes ciudades. Entre Bahía Blanca, donde tenemos competencia con las grandes cadenas, y la ciudad de Catriel o Andacoyo, contra la Cordillera, la diferencia de precios no llega al 5% y en artículos de hogar es el mismo precio. Pensamos que el precio tiene que responder a los costos, no puede responder a la especulación. No se puede ser más baratos donde hay competencia y donde no la hay, más caro.