A 18.30 del último lunes un señor mayor de edad y enfermo cardíaco se descompensó a raíz de un fuerte dolor en el pecho en la esquina de Rioja y Paraguay, y todos los que allí estábamos lo socorrimos en la medida en que pudimos. En primera instancia llamamos al 107, que después de interminables preguntas tomó nota de la urgencia. Luego de esperar 20 minutos y sin que apareciera ninguna ambulancia ni médico alguno, fuimos a pedir ayuda hasta el Sanatorio Americano, ubicado a metros del lugar. La respuesta fue: "Institucionalmente no podemos", a lo que yo contesté: "¿Y humanamente tampoco?". Fue ahí cuando me dijeron que me fuera tranquila, que un médico iba para el lugar, cosa que jamás ocurrió. El 107 llegó media hora después. Un médico llegó en moto con la GUM y una médica en remís. Antes de atender al señor que aún no respondía ni mostraba signos vitales esperanzadores, se tomaron todo su tiempo para hacerme miles de preguntas cuyas respuestas no tenía e informar a las personas que allí estabamos que si no tenía cobertura no podría ser atendido. Veinte minutos después llegó la ambulancia. Este es el país en el que vivimos, estos son los médicos que firman un juramento hipocrático, los que ayudan a nuestra salud o simplemente los que nos dejan morir. Una lástima.