Ya lo explicó el doctor Oliver Robinson, de la Universidad de Greenwich, en Londres, en una nota para The Guardian: “Las crisis del cuarto de vida no ocurren literalmente en esa etapa de la vida, sino entre los 25 y los 35 años, y es más común cerca de los 30”. Fue precisamente esta famosa crisis de los 30 la responsable de despertar la conciencia ecológica de Zac Efron, la ex estrella de “High School Musical” que dio un volantazo en su carrera y ahora protagoniza el documental “Zac Efron, con los pies sobre la tierra”, de Netflix. Un documental ideal para los amantes de los viajes y la ecología.
“El cambio debe empezar, es momento de que todos cambiemos”, dice Zac al comienzo de esta aventura por ocho países en los que buscarán nuevas perspectivas para problemas viejos como la comida, el agua y la electricidad. Desde la Blue Lagoon en Islandia hasta las terrazas verdes de Londres, pasando por la selva de Costa Rica y un campo de criopreservación de papas en Perú.
El nombre de la serie es una especie de profecía de lo que se verá a continuación: Efron deja de lado su aura estelar, de ídolo teen y chico de moda, para poner finalmente los pies sobre la tierra y tomar consciencia de las problemáticas que se avecinan a corto plazo en todo el planeta. El actor no viaja solo, no. Lo hace junto a Darin Olien, su amigo personal y gurú de la salud, que profundiza en cada destino.
El viaje comienza por “la tierra de fuego y hielo”: Islandia. Un país perdido ubicado entre Groenlandia y Europa, en el medio del océano Atlántico del norte. Para los que tuvimos la oportunidad de conocerlo, este país de tan solo 350 mil habitantes, sorprende de inmediato por sus paisajes erguidos por montañas y glaciares y su gran actividad volcánica y geológica. Zac, el nuevo “niño explorador” y su amigo Darin eligieron este destino porque es uno de los países más sustentables del mundo: las fuentes de energía renovables, principalmente la geotérmica y la hidráulica, proveen toda la electricidad requerida en el país que aspira a ser autosuficiente para el año 2050. Zac y Darin visitan una central geotérmica y muestran cómo se produce a partir de la actividad volcánica en el subsuelo de la isla, que además de brindar energía eléctrica a los hogares islandeses, proporciona calefacción y agua caliente gratuita. Imperdible el momento en el que visitan la Blue Lagoon, con aguas termales curativas. Aunque hubiera sido sublime si se hubiesen quedado a ver las auroras boreales.
El segundo capítulo los traslada a París, Francia, donde los conductores van a conocer el sistema de agua de grifo de la ciudad. Con una población de casi 13 millones de habitantes, “la ciudad de la luz”, se erige como uno de los núcleos económicos más importantes de Europa. Se sabe que en París el agua es potable y se puede beber en cualquier plaza de la ciudad, como sucede en Rosario. El agua parisina se caracteriza por ser de excelente calidad, por lo cual Zac y Darin se someten a una cata de distintas aguas del mundo y profundizan sobre el proceso de potabilización.
Costa Rica, uno de los países pioneros con respecto a la protección del medio ambiente con numerosas medidas de preservación y ecoturismo, es protagonista del tercer capítulo. Allí, los conductores de esta serie ecologista, prueban vivir en una ecovilla comprometida a minimizar el impacto ambiental. Y hasta visitan un centro de animales salvajes.
Uno de los lugares con tasas más altas de longevidad es Cerdeña, el cuarto destino elegido por estos viajeros curiosos. En esta isla italiana paradisíaca, a orillas del Mediterráneo, se reúnen con personas que alcanzan más de 90 o 100 años e intentan descifrar las claves de una vida larga y sana.
Pero no todo sucede en Europa. El quinto capítulo fue filmado en Lima, Perú, en el corazón de Sudamérica, donde se sumergen en el universo de la criopreservación de papas, la biopirateria y el sandboard. “Suena apocalíptico -advierte Zac- pero sin este tipo de proyectos el mundo podría quedarse sin comida”. Alto aquí, porque éste es uno de los episodios más interesantes donde se ve a Efron reflexionar, como cualquier mortal, sobre el hambre en el mundo. Y el gran descubrimiento, sin spoilear claro, es que el hambre en el mundo no es problema de escasez de alimentos, sino de su distribución.
El viaje sigue por Puerto Rico, donde ambos indagan en el arte culinario sustentable para usar los recursos que da la tierra y donde Zac se anima a ordeñar a una cabra.
La anteúltima parada es Londres. La capital inglesa, epicentro de la economía europea, se caracteriza por ser la pionera en adoptar los techos y paredes verdes para oxigenar las grandes urbes y por tener gastronomía vegana de vanguardia.
El último destino está signado por la magia de la ayahuasca. En Iquitos, Perú, en pleno Amazonas, Zac y Darin develan cómo reforzar el sistema inmunitario con los tesoros selváticos medicinales. Estos exploradores no se mostraron tan atrevidos -aunque sea frente a la cámara- ya que no se animaron a hacer el ritual de la ayahuasca y optaron por un baño curativo.
Ocho capítulos, ocho locaciones, mil aventuras. ¿Lo más flojo? Lamentablemente, no hay ningún interés por mostrar los beneficios de hospedarse en hoteles locales o casas de familia. Las estrellas recurren al Hilton, una decisión incoherente con el mensaje que pretende dar la serie.
“Zac Efron, con los pies sobre la tierra se suma al auge de documentales sobre ecología y sustentabilidad que se pueden ver en Netflix. Si te interesa ver documentales enfocados en el medio ambiente, podés encontrar opciones interesantes como “Rotten”, “Mission Blue”, “Cambio radical”, “Bill Gates bajo la lupa”, “A Plastic Ocean”, “Waterschool”, “Cómo cambiar el mundo” y “La verdad incómoda”.
De todas maneras, Zac sigue siendo un chico de moda: ¿qué más cool, en este 2020, que preocuparse por el medio ambiente, el cambio climático y la vida sustentable? Ojalá todas las crisis existenciales nos condujeran a eso.