El coqueteo de Alejandro Fantino con el salto a la política genera rumores en las mesas donde ya se juega el 2023. Sin embargo, tanto en el mundo de los consultores como en la oposición aseguran que la carta del periodista no alcanza, al menos hoy, para dar vuelta una partida que en este momento luce favorable para la alianza que están cerca de abrochar la UCR, el PRO, el socialismo y el espacio de Pablo Javkin.
La pregunta es si se trata de un as en la manga del peronismo o si es un bluf electoral para impresionar a potenciales rivales.
Desde hace tiempo, el conductor de Animales Sueltos viene jugando con la idea de que quiere ser gobernador de Santa Fe.
A fines de noviembre, en un mano a mano con Roberto Mirabella, el nacido en San Vicente hace 51 años dijo que tiene ganas de recorrer la provincia. “Yo a todos les digo que sí, que después de mí vas a ser candidato”, retrucó el diputado nacional y mano derecha de Omar Perotti.
La relación entre Fantino y el núcleo de Perotti es sólida. El gobernador se encontró con el ex relator de la campaña de Boca y Mirabella fue uno de los invitados a la fiesta de casamiento del conductor, que lanzó este año su propia plataforma de streaming, llamada Neura Media.
Incluso, en el universo peronista cuentan que hubo una reunión entre las principales espadas del perottismo y la alta gerencia del grupo de medios donde tiene su programa Fantino para conversar sobre el fichaje político del presentador.
La semana pasada, Fantino dijo que se tomará el verano para reflexionar y decidir su futuro: “Enero, febrero y marzo me voy afuera. Me casé hace poco… O sea, tengo ganas de disfrutar otras cosas de la vida… No sé cuándo vuelvo. No sé si vuelvo, también”.
Desde el entorno más cercano a Perotti indicaron a La Capital que la decisión está en manos de Fantino. “La verdadera prueba de fuego es cuando te sentás en el bar y la gente te putea por lo que hiciste”, dijeron. El político de carrera tiene el cuero curtido, pero habrá que ver si el ex conductor de El Show del Fútbol está dispuesto a soportar ese tipo de situaciones.
https://graph.facebook.com/v8.0/instagram_oembed?url=https%3A%2F%2Fwww.instagram.com%2Fp%2FClXnitmO12c%2F%3Futm_source%3Dig_web_button_share_sheet&access_token=EAAGZAH4sEtVABAEDSmMg4LZAZCSYHy7SMSuAH15aaPLvIOGPAlGaksEMIvSOPIBcVNBab7z9NOEjHxZCRZASYpP1NJ5q9KN2D6AJuKODvYVwWmJaM6qAXOpG7laymcMXJsIy7EeXD1HbcfF43r7MZCDh31loinHz0X8qQpUNv1JHcRSTZCdbvvzVojUrOy9gtgZD
Hoy, el escenario peronista está abierto. Marcelo Lewandowski juega con la ventaja en las encuestas y espera que se aclare el panorama para negociar y decidir si va por la Gobernación, la Intendencia de Rosario o se queda cuatro años más en el Senado.
Más atrás vienen Mirabella, el camporista Marcos Cleri, el rossista Leandro Busatto y Eduardo Toniolli, del Movimiento Evita.
Si no hay acuerdo con Lewandowski, quien se despegó en las últimas semanas de la Casa Gris, uno de los objetivos del operativo Fantino podría ser tratar de apuntalar la figura de Mirabella, la principal referencia del grupo del gobernador.
De todos modos, la tarea no es sencilla. “Fantino tiene mala imagen y una intención de voto floja. No tiene la popularidad de Del Sel, ni los atributos de Carolina Losada”, señaló un consultor que ya realizó un primer testeo ante la opinión pública.
“Como fortalezas, Fantino tiene conocimiento, sin eso no competís, y tiene un perfil de gringo del interior, que puede representar al campo. El problema es que parece un manotazo ahogado por no tener candidato, y en este momento la gente quiere dirigentes con experiencia y espera soluciones concretas”, analizó un consultor que presta servicios en la oposición, donde leen que una eventual candidatura de Fantino no logrará compensar otros déficit.
En el radicalismo se muestran cautos. “No nos altera el plan. Sería el candidato de un mal gobierno nacional y un mal gobierno provincial, y contra eso es muy difícil pelear. La inseguridad va a estar desmadrada y le tocaría tener que defender lo indefendible. La gente no quiere relatores, quiere candidatos que den certezas”, sostuvieron en un laboratorio de la UCR.