Al menos cinco disparos pusieron fin a la vida de Josué Esteban Godoy, un joven de 22 años atacado a balazos el domingo pasado en su casa de Malvón al 1700, barrio Las Flores. El muchacho se aprontaba a ingresar a la vivienda cuando fue sorprendido por dos agresores que desde una moto gatillaron al menos 20 veces. En esa cuadra del sur rosarino la muerte es una constante desde hace dos años con al menos cuatro casos similares.
El asesinato de Josué Esteban Godoy no trascendió hasta el lunes a la noche. Si bien había sido baleado la madrugada del domingo, y falleció unas horas después, su nombre fue noticia cuando se acopló a las otras cuatro víctimas fatales de la violencia callejera que en las últimas horas tuvieron un final similar: a los balazos limpios. Tres murieron casi instantáneamente y otros —Godoy y un joven baleado la semana pasada en Villa Gobernador Gálvez— después de pelear por sus vidas en el hospital.
Según la información brindada por los investigadores, cerca de las 1.30 del domingo Godoy llegó a su casa de calle Malvón al 1700. Entonces, cuando se aprontaba a ingresar, fue atacado a balazos. Sobre la mecánica del crimen la policía no aportó demasiada información. "Pasan y le disparan", dijeron. Sin embargo la cantidad de vainas recolectadas en la escena —unas 20 de calibre 9 milímetros— sugiere una ejecución atroz. De todos esos balazos sólo cinco dieron en Godoy: dos en un antebrazo, uno en el pecho y dos en una pierna.
El pibe, malherido pero todavía con fuerzas para moverse, apenas alcanzó a ingresar a la casa de una vecina. Entre los estruendos de los disparos, sumado a los gritos desesperados de la mujer, parte del vecindario se despabiló. De ahí surgió la asistencia de parte de un vecino que, al ver la situación, se ofreció a llevar a Godoy al Hospital Roque Sáenz Peña. Allí lo atendieron, pero falleció una hora más tarde.
La cuadra del miedo
El crimen de Godoy dejó a los vecinos de Malvón al 1700 sumergidos en un temor indescriptible que se extendió hasta el mediodía de este martes. Ni siquiera se animaron a indicar dónde había ocurrido puntualmente el crimen. Algo que con tan solo una recorrida quedó expuesto: la casa de Godoy, con un frente de ladrillos vistos y portones enrejados, estaba repleta de balazos. Los agujeros se veían desparramados por distintos puntos de la fachada de la vivienda, lo que probablemente indique que el ataque a balazos se produjo desde un vehículo en movimiento.
Ese temor en los vecinos, resumido en un silencio inquebrantable, puede deberse no solo al homicidio de Godoy y el posible contexto que pueda asomarse detrás del hecho. No es la primera vez que sucede algo así en la cuadra de Malvón al 1700, apenas cien metros en la inmensidad del sur rosarino en los que se cuentan al menos tres víctimas de homicidios en lo que va del año. Todos jóvenes asesinados a balazos.
El crimen más reciente, antes del de Godoy este domingo, fue en octubre pasado. La madrugada del jueves 15 de noviembre Nahuel Alejandro Goytea, de 28 años, fue asesinado en la zona de Alzugaray y Laprida. Lejos de su casa de Malvón al 1700, los vecinos de la escena del crimen no supieron explicar qué hacía Goytea en esa zona a la que definieron como un lugar peligroso.
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Según información brindada por la policía, la víctima tenía prontuario abierto por lesiones graves y tentativa de robo en Rosario y Casilda. La madrugada del 15 de octubre caminó por Alzugaray y Laprida hasta que fue emboscado y asesinado a balazos. Los vecinos escucharon unos ocho disparos, de los cuales varios le dieron en el cuerpo y uno le atravesó la cabeza.
Cuatro meses antes del crimen de Goytea había sido asesinado otro pibe con domicilio en Malvón al 1700. Fue el 10 de junio pasado cuando Nicolás Matías Insaurralde, de 16 años, fue baleado en la puerta de su casa. El chico estaba con dos amigos y fueron sorprendidos por dos jóvenes que llegaron en una moto. El acompañante desenfundó su arma, disparó varias veces e hirió a los tres chicos, de los cuales Nicolás —por un balazo en la cabeza— fue el único que murió. Con el paso de las semanas y los meses los agresores fueron identificados: dos chicos de 18 y 20 años que quedaron presos.
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Anteriormente a estos tres crímenes había ocurrido el de Juan Carlos Fernández, de 33 años, el 23 de enero de 2019. El hombre volvía de trabajar en reciclaje urbano con su carro tirado a caballo cuando fue acribillado a balazos desde una moto con dos ocupantes. De los siete disparos que recibió uno fue a la cabeza, como remate a un conflicto que había incluido amenazas y contexto vinculado a Ariel Máximo "Viejo" Cantero. El crimen fue en España y 5 de Agosto, en el ingreso a Las Flores, pero la víctima tenía domicilio en Malvón al 1700.
Desde un primer momento se dijo que el crimen de Fernández había sido un coletazo del asesinato de Petrona Cantero, hermana del "Viejo", ocurrido en julio de 2017 en España al 7000. Ese asesinato, según las investigaciones del caso, fue en el marco de una discusión por un conflicto entre familias que creció y en los meses siguientes desembocó en cinco nuevos homicidios y varias balaceras.
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Fernández, indicó la fiscal del caso, Georgina Pairola, había tenido un vínculo sentimental con familiares de la gente enfrentada a Cantero. Por su crimen a los pocos días fue detenido e imputado un joven de 27 años con domicilio en Lirio al 2700, a tan solo seis cuadras de Malvón al 2700, una cuadra que continúa anotándose víctimas de la violencia.