El denominado Cordón Ayacucho, en la zona sureste de la ciudad, se convirtió en los últimos años en un corredor de la muerte. La disputa histórica de bandas por el control de la avenida y los barrios que la circundan ocuparon varias líneas de crónicas policiales y los nombres de las víctimas fatales se sumaron con el tiempo. Tan es así, que sólo el año pasado en ese sector se produjeron el 11% de los 241 homicidios registrados en el departamento Rosario. Y la noche del viernes un muchacho de 26 años domiciliado muy lejos de allí se sumó a la sangrienta nómina. Lo identificaron como Maximiliano Fabián Gauna, quien recibió un disparo en el ojo derecho.
Ocurrió poco después de las 22 cuando un vecino llegaba a su casa de Ayacucho 4297 y en el ingreso al pasillo se topó con el cuerpo de la víctima por lo que llamó al 911. Cuando los efectivos de la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) arribaron al lugar junto al gabinete de Criminalística y médicos del Sies, éstos comprobaron que Gauna yacía sin vida con una herida que le perforó el ojo derecho. Junto al cuerpo se halló una vaina servida calibre 9 milímetros, la que usó el homicida.
De acuerdo a la información que los pesquisas recabaron en el lugar, el muchacho no era conocido en la zona. Y al requisar sus pertenencias hallaron su documento. Así supieron de quien se trataba y dónde vivía, o al menos cuál era su último domicilio regitrado: Ghandi 5926, en el barrio Ludueña, en el noroeste rosarino.
La investigación del asesinato quedó en manos de la fiscal Georgina Pairola, quien ordenó a los policías que recaben testimonios, busquen rastros y localicen cámaras de vigilancia públicas o privadas que puedan haber captado lo ocurrido para echar luz sobre el homicidio.
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A la hora de elaborar hipótesis sobre el crimen, los investigadores trataron de ser cautos pero hay una pregunta que en su respuesta podría aclarar las cosas. ¿Qué hacía Gauna tan lejos de su domicilio y en una zona donde proliferan los quioscos de venta de drogas?
Así, cuando empezaron a revolver archivos surgieron las primeras puntas a seguir. “Hay dos pesados ligados al narcomenudeo presos en la misma cárcel y que en los últimos tiempos perdieron cierto poder pero que podrían estar buscando aliarse para seguir manejando el negocio desde atrás de las rejas”, dijeron al ser consultados por este diario.
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Sin nombrarlos se podría inferir que esos hombres son Alejandro “Chucky Monedita” Núñez, quien cumple condena en Piñero por el homicidio de Cristian “Charly” Machuca, un chico de 19 años baleado en enero de 2015 en Necochea al 3900, y cuya asociación ilícita dedicada a la comisión de varios delitos perdió fuerza a partir de allanamientos realizadoss en junio de 2021, cuando fue detenida una decena de personas. El otro es Brian “Gordo” González, quien cumple una condena a 16 años por el crimen de Analía “Any” Rivero cometido en 2015 frente a un boliche de Capitán Bermúdez.
Hasta antes de sus capturas, ambos hombres dominaban sus territorios de la zona sur y norte respectivamente a sangre y fuego. Pero las horas tras las rejas los habrían llevado a unirse para sacar rédito al negocio ilegal. Y el asesinado Gauna, oriundo de una zona que supo ser territorio del Gordo Brian, andaba caminando las calles que supieron tener como protagonista a Chuky.