Cuando el 21 de agosto pasado, Yelena Isinbayeva apareció en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos, hubo que mirar dos veces. Fregarse los ojos, afinar la mirada. Pero sí, era cierto. Estaba ahí, en el medio de la escena junto a otros tres atletas a los que se nominaba como los nuevos miembros del Comité de Atletas del Comité Olímpico Internacional. Parecía una broma. Pero era la realidad. Unos días antes a la mejor garrochista de la historia le habían prohibido competir, sin embargo estaba ahí en la celebración, desde otro lugar. Aquella noche fue la última de Yelena como "atleta" y quizás muy pocos de los que estaban allí tuvieron idea de ese momento tan especial del que estaban siendo testigos. Yelena no salta más. Así lo confirmó ella hace dos días en su cuenta oficial de Facebook con un video que grabó especialmente en su casa Volvogrado, Rusia, y al que denominó "el último salto". No hay más Isinbayeva. Se retiró sin poder darle el cierre soñado a su carrera magnífica en Río. Es lo que le tocó en suerte. Aunque sin rencores celebró el adiós, en la red, con sus seguidores.