Después de más de un tercio de torneo, ¿cuál es el balance que hacés desde el área física?
Después de más de un tercio de torneo, ¿cuál es el balance que hacés desde el área física?
No sé si podemos decir que estamos conformes, sino que lo que intentamos es crecer todas las semanas. El balance es positivo en muchos aspectos y en otros dejamos un margen para poder seguir creciendo porque creo que no estamos en el techo de las posibilidades de cada jugador. Siempre tenés que dejar un margen para seguir creciendo. Lo que buscamos es que día a día el jugador eleve su potencial, siempre manteniéndolo lo más lejos posible de la zona de riesgo de lesión. El fútbol es un deporte de situación y nunca dividimos lo técnico, lo físico, lo táctico de lo emocional y esta es la principal arma que tiene este cuerpo técnico. Podemos entender que en algunas de las áreas se puede golpear un poquito más sobre el crecimiento, pero el balance va a ser siempre un conjunto de todas las áreas.
¿Cómo se hace para dejar un margen de crecimiento y nunca intentar llegar al techo?
Es que el trabajo y el perfil de rendimiento del jugador están tan integrados que siempre va a haber algo para mejorar. Yo te puedo tomar un test en el que me demostrás que saltás muy bien, pero en la cancha eso no pasa a ser relevante. Cuando vemos a un jugador muy a tope en un área le buscamos dónde puede seguir creciendo, sea desde lo nutricional, lo emocional, lo técnico o lo táctico. Trabajamos mucho para que el jugador pueda identificar el problema y resolverlo de la mejor manera dentro de la cancha. Hay veces que lo va a tener que resolver con la capacidad física, otras con capacidad estratégica y en otro momento con técnica. De todo eso vamos haciendo que tenga siempre un margen para crecer.
¿Para eso es necesario un trabajo interdisciplinario?
Totalmente. Por ahí le falta algún detalle en el área nutricional y vamos por eso sin perder lo que ya ganó. Un perfil de rendimiento del jugador es tenerlo óptimo la mayor cantidad de tiempo posible en todas esas áreas.
¿La preparación estuvo acorde a las pretensiones del entrenador, teniendo en cuenta lo que él iba a buscar sobre la forma de juego?
Creo que sí. Quienes forman parte de este trabajo interdisciplinario tenían un rol y lo que buscábamos era que todos los jugadores pudieran entrenar cada semana el mayor tiempo posible y disponer de ellos todos los partidos para que el técnico pudiera utilizar el sistema que más le guste. El trabajo que se hace desde lo físico-técnico es acorde al rival que se va a enfrentar y con eso ganamos tiempo durante la semana. Hay trabajos para todo, para salir rápido de contraataque, para transiciones ofensivas, para duelos personales y todo eso tiene que ver con lo que el entrenador va a plantear el fin de semana. En ese trabajo se intentan generar situaciones nuevas para que el jugador las vaya aprendiendo. Así el equipo va creciendo, identificando problemas y por supuesto mejorando.
Durante la pretemporada dijiste que muchos jugadores habían mejorado su rendimiento en un 70 por ciento. ¿Pudieron potenciarlo aún más?
Siempre pensamos que el jugador puede dar más. Ojo, por ahí desde lo físico estaban muy bien pero les faltaba desde lo táctico, lo estratégico, lo nutricional o lo mental. Una semana podemos ver que no crecimos pero sí que sentimos que tuvimos bajo el riesgo de lesión. Hoy siento que el equipo siempre crece. A veces digo “les voy a pedir tal cosa” y la cumplen y al día siguiente pienso en pedirles un poquito más y también la cumplen. Eso es lo que me motiva a buscar ese crecimiento.
No tuvieron grandes inconvenientes respecto de lesiones musculares. ¿En ese punto cuál es el análisis?
Nosotros manejamos algo que se llama “mapa de riesgo”, dentro del cual hay muchas variables. Si tengo controlada la nutrición, la recuperación, las cargas y tabulados los ejercicios, seguramente el riesgo va a disminuir. Hay veces que en ese mapa de riesgo aparecen ciertas alertas que se encienden y cuando eso sucede tenemos que intervenir para que no pase nada raro. Es como que a un piloto de avión se le enciende una alerta, lo primero que hará es trabajar sobre la misma. Hoy estamos contentos por cómo fuimos manejando ese mapa de riesgo, aunque ello no quiera decir que no haya riesgos, porque el fútbol es un deporte de situaciones complejas. Hay una parte que se puede prevenir pero otras no, por eso el fútbol es engaño. Hoy casi nadie habla de prevenir lesiones, sino de reducir el riesgo de las mismas. Para todo eso el trabajo en equipo con el cuerpo médico, los kinesiólogos, las nutricionistas y los analistas de los GPS es muy integral, porque ante una alarma hay quien la haga sonar. Un avión con una alarma encendida no sale, entonces para qué voy a sacar un jugador al campo en una situación así.
¿Y a qué le llaman alarma?
Puede ser una fatiga, una molestia o bien algo muy interno que el jugador no refleje. Con la cantidad de datos que tenemos entre los GPS, la composición corporal y los test de motricidad nos damos cuenta si tiene un pequeño desbalance motriz en una pierna, o si el GPS del día anterior le dio que su tope de entrenamiento fue muy alto, al otro día posiblemente no esté para entrenar, por más que llegue sin molestias.
¿Entonces que no hayan aparecido problemas importantes de lesiones es algo que tiene que ver más con la causalidad que con la casualidad?
Por supuesto. Ellos no tienen problemas si hay que hacer tres horas de reducido sistémico, de posicional, si hay que venir media hora antes a trabajar velocidad y definición, si hay que venir todos los días al gimnasio para hacer ejercicios preventivos o para reeducar el movimiento. Por eso creo que la principal virtud está en la recepción que tiene el trabajo. Si el jugador no cree en todo eso, por ahí no lo hace con tanta prolijidad.
¿Se trabajó de alguna manera especial teniendo en cuenta la disparidad en cuanto a la edad de los jugadores?
Siempre hay trabajos individualizados para potenciarlos porque hay quienes necesitan un poquito más de otra cosa. El juvenil lo que tiene que hacer es ir formando su perfil de rendimiento y a todos tratamos de armarles ese perfil. El jugador grande es como que viene ya con una historia construida, pero siempre hay que construir. Nosotros construimos un equipo, un jugador, un jugador en otra posición.
¿Y en qué nivel de construcción están jugadores como Marinelli, Sarco, Lo Celso, Villagra, que aún no tiene un lugar en el equipo?
Muchas veces el juvenil entra en un estado en el que, como se está construyendo, actúa a veces de una manera y en otras de una forma distinta. Por momentos eleva mucho el nivel y en otros lo estabiliza, pero ya va a llegar el momento en el que no los consideremos más juveniles. Algunos han crecido muchísimo y nosotros fuimos descubriendo qué es lo que cada uno de ellos necesitaba por sus características. Todos tienen virtudes y complejidades que son producto de la edad. Es allí donde entra a tallar el trabajo interdisciplinario para que el jugador entienda que a su perfil lo tiene que armar con toda la gente que tiene a su alrededor, no sólo con el técnico y el preparador físico.
¿Sentís que desde lo físico lograron marcarle diferencia a algún equipo?
Lo que nos marca la tecnología es que siempre podemos mantener o superar las intensidades y eso ya es un buen parámetro, pero con la tecnología no ganamos partidos. Podés hacer un grandísimo esfuerzo, ahogando al rival, pero te hacen un gol de contraataque y lo terminás perdiendo. Entonces no me puedo dejar llevar por ese análisis fuera de contexto que sería “atacamos, atacamos, pero lo perdimos en una contra”. ¿Por qué? Porque no es una resolución de una sola área. Sí te puedo decir que este equipo ha tenido muy buenos segundos tiempos, que ha podido mantener el nivel físico, pero me hubiese gustado que todo eso lo hubiéramos podido plasmar en el resultado. Cuando alguien dice “estamos mal o bien físicamente”, está mal hecha la conclusión.
Está bien, pero suele darse eso de que un equipo somete a otro desde lo físico, más allá de lo que ocurra con algún imponderable del juego.
Claro que pasa. Pero más que con el nivel físico, estoy contento con la respuesta de los jugadores y el compromiso. El partido de River, por ejemplo, tuvo una carga física, cognitiva, técnica, táctica y estratégica superior a cualquier carga porque no podía haber errores. Ahí es donde veo más la relación. Y en tener a todos los jugadores disponibles es lo que permite ver con satisfacción el trabajo de todo el equipo interdisciplinario.
¿Ayudan los parates por fecha Fifa o por elecciones como hubo? Porque este semestre hubo varios.
Cuando eso se presenta lo que tengo que hacer es tomarlo a mi favor. Si me ponen a jugar, como no nos gustaba, martes y sábado, como fue con Estudiantes y Godoy Cruz, lo que tengo que hacer es armar la estrategia para que de alguna manera me sirva. Cuando aparecen este tipo de parates vamos al perfil de rendimiento, vemos qué hacer y decidimos qué necesita cada jugar. Hay quienes necesitan trabajar más y otros descansar.
O sea que se usan más para nivelar.
Exactamente. Pero la nivelación tiene que ser individual. Yo les puedo decir: “Vamos todos a la cancha a comer un asado” y a lo mejor alguien se quiere quedar en su casa con los hijos. Es que el día libre para uno puede no ser igual que para otro. Eso lo podemos hacer porque nosotros confiamos en los jugadores y ellos en nosotros y eso está bueno.