Gustavo Fernández agiganta cada vez más su leyenda: ayer en la final del tenis adaptado logró su primer título de Wimbledon en singles (en 2015, había ganado en dobles junto al francés Nicolas Peifer) al vencer al japonés Shingo Kunieda por 4/6, 6/3 y 6/2 y por ello hoy retornará a lo más alto del ránking: será Nº 1. Tras haber ganado en Australia y Roland Garros, el argentino hizo historia al lograr su tercer Grand Slam de la temporada (el quinto título grande de su carrera) por lo que si gana en Nueva York conseguirá un logró inédito entre los argentinos.
Es que si el Lobito Fernández conquista el abierto de Estados Unidos en septiembre próximo, su nombre se inscribirá en los libros como ganador del Grand Slam, que consiste en coronar en una misma temporada los cuatro torneos más importantes del circuito ATP.
Para entender lo complejo que es conseguir esta hazaña vale ir a las estadísticas históricas del deporte. Solo cinco tenistas lograron ganar en las cuatro citas más importantes del circuito en un año calendario. Son Don Budge (1938); Maureen Connolly (1953); Rod Laver (1962 y 1969); Margaret Court (1970) y Steffi Graf (1988). La alemana, némesis de Gabriela Sabatini, también obtuvo medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 y así consiguió el denominado Golden Slam.
Si se toman en consideración todas las categorías del deporte blanco, Fernández también entró en la historia del tenis argentino, ya que superó a Guillermo Vilas, quien en su prolífica carrera logró cuatro torneos de Grand Slam (dos veces en Australia, una en Roland Garros y otra en Forest Hills).
Con la victoria de ayer, el cordobés pudo tomarse revancha de las dos definiciones perdidas en el All England Club en 2017 y 2018 frente al sueco Stefan Olsson.
Los otros títulos grandes que conquistó el argentino fueron Australia en 2017 y 2019, y Roland Garros en 2016 y 2019.
El japonés Shingo Kunieda, que fue su verdugo en tres finales de Grand Slam (2014 en Australia y Estados Unidos; 2018 en Roland Garros), parecía encaminarse a una nueva victoria cuando se llevó el primer set por 6/4.
Sin embargo, de allí en más, Fernández exhibió un juego sólido en los últimos dos parciales y se adueñó del título después de dos horas y dos minutos de juego. Tras el error no forzado del asiático que definió la final, el Lobito lanzó un grito de desahogo para dar paso a un emocionado festejo junto al grupo de trabajo que lo acompañó en el complejo tenístico londinense.
Kunieda es una especie de Federer del tenis adaptado. Fue nueve veces campeón en Australia (2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2013, 2014, 2015 y 2018); siete en Roland Garros (2007, 2008, 2009, 2010, 2014, 2015 y 2018) y seis en Nueva York (2007, 2009, 2010, 2011, 2014 y 2015), pero sigue con Wimbledon como cuenta pendiente tras participar por tercera vez esta temporada.
Kunieda-Fernández es el clásico en el que, según el cordobés, “el desafío entre nosotros es saber quién es mejor y tratar de superarse, y si gana el otro felicitarlo porque se lo mereció. Nos gusta el desafío, la competencia de tratar de ver quién es mejor ese día. Después, si sale o no sale como queríamos, volvemos a trabajar y a prepararnos para el resto, que es lo que estamos buscando”. Ayer, el mejor, fue el argentino, que con la victoria consiguió un premio extra: por tercera vez en su carrera llegará al primer puesto del ránking mundial sobre silla de ruedas, que precisamente estaba en propiedad del jugador nacido en Tokio hace 35 años.