Bien, Ángel. El final que su carrera merecía, antes que nada porque era el que deseaba. Siempre lo había manifestado, no pudo hacerlo hace un año en medio de días y días de rumores y negociaciones. Lo hizo ahora, de sopetón. Sorprendiendo a propios y extraños, sin lugar para ruidos innecesarios. Ahora sí, Di María volvió a Central.
Habrá meditado infinitamente las formas, porque el fondo lo tenía decidido desde hace un año. Pero pasaron tantas cosas en el medio, dilaciones, amenazas, rumores inacabables, que hasta algunos propios se terminaron molestando.
Esos mismos que ahora estarán celebrando, porque el fútbol al fin y al cabo es resultado. La vuelta de Di María es un golazo, un triunfo bárbaro para Central y para el fútbol argentino.
Palabras de Di María nunca vacías de contenido
Que una figura de su talla, después de haber tocado el lodo de la crítica más cruel y de haber ganado todo, haya decidido terminar su historia brillante en el club de sus amores, revela que sus palabras nunca estuvieron vacías de contenido.
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No será Russo el que podrá disfrutarlo en la conducción, ni Marco Ruben recibir sus asistencias como muchos soñaban a mediados de 2024, para ir por sueños de copas. En cambio, Di María llegará sin la obligación de mejorar a un equipo con su sola presencia, sino a uno que funcionó muy bien casi siempre y al que en todo caso enriquecerá. Hasta se intuye una empatía con su entrenador, Ariel Holan.
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Cómo lo manejó la dirigencia de Central
También debe reconocerse cómo manejó la dirigencia encabezada por el matrimonio Belloso-Cristinziano este acontecimiento de impacto mundial. Pese a las sospechas o intuiciones, o al sugestivo tuit de Jorgelina Cardoso luego de la final en Portugal, nadie pudo adelantarse.
La vuelta de Di María también necesitaba evitar los males pasados. Dio el sí y Central lo informó inmediatamente. Ya está.
Ángel Di María se manejó siempre con respeto hacia el otro, se fue transformando en una figura que trascendió a la rivalidad rosarina y, por el contrario, enaltece a la ciudad futbolera que siempre se preció de ser capital de este deporte. Lo mismo cabría para Lionel Messi, si pudiera volver a Newell's. Dos emblemas con tal incidencia que se ponen por encima de toda mezquindad.
A los 37 años, Fideo, Angelito, Ángel Fabián Di María, regresó a Rosario. A Central. "La" noticia, un desafío para una ciudad que necesita dejar atrás definitivamente las páginas policiales y que dice estar preparada para ello.
Rosario está en boca de todos. Por el retorno más esperado, el más importante de la historia de Central.