Cristian Ponce es profesor de música. Como muchos otros, pasa horas de escuela en escuela, pero la Nº 472 "El Ceibo" es la que está en su barrio, a sólo cuatro cuadras de su casa. Quizá por eso, hace dos años le propuso a la directora armar un taller de canto y de guitarra para los chicos, a contraturno y ad honórem. "A los pibes yo los veo en el barrio y si no están en la escuela, están en la calle, y estos espacios son más que necesarios", aseguró. Este año la seguidilla de robos lo dejó casi sin instrumentos, por lo que impulsa una cruzada solidaria para que se los donen.
Ponce llegó a tener una veintena de chicos anotados. Hoy no tiene cómo comenzar. El impulso del espacio permitió comprar instrumentos con aportes de Educación, y otros a través de proyectos presentados y ganados por alumnos; pero los robos los ralearon. De seis guitarras quedó una, se llevaron el teclado y seis flautas melódicas, y apenas si quedaron el bajo y el bombo.
"Sin esto no hay taller, no hay orquesta, no hay actividad, no hay música y no hay arte, y sin arte no hay cultura y sin cultura no hay sensibilidad, y eso nos lleva al total olvido", posteó en las últimas horas en las redes sociales, donde pidió ayuda y colaboración de quienes puedan "donar, vender o conseguir instrumentos" para comenzar el año.
"El Ceibo" funciona en Ovidio Lagos al 5800 y es una de los cinco establecimientos donde Ponce da clases. "Es una escuela nueva, nació del cierre del Polimodal", contó y recordó que fue creciendo de a poco, anexando cursos y ahora tiene 250 alumnos en tres primeros años, dos segundos años, y una comisión de tercero, cuarto y quinto. Pese a eso, comparte el edificio con la Escuela Primaria Nº 798 y a veces sienten que "faltan espacios".
"Es una escuela con mucho sentido de la pertenencia", comentó y señaló que reúne a adolescentes de los barrios del sudoeste y no sólo de Las Delicias, sino también de Tío Rolo, Puente Gallego y Plata.
Quizá por eso y por ser la de su barrio, se propuso en 2016 armar un taller de música: fundamentalmente de canto y guitarra, y se puso al frente con el visto bueno de la dirección, ofreciéndolo en forma gratuita para los chicos, en sus horas libres y sin cobrar un peso.
Tanto se engancharon los alumnos, que los más de 15 que se subieron al proyecto a mediados de ese año, llegaron a fin de año con un pequeño espectáculo armado y que mostraron a sus compañeros y familias en el acto de colación del final de 2016, en el auditorio del Distrito Sur.
"Arrancamos con instrumentos donados y prestados, pero fuimos sumando con el entusiasmo de los propios chicos", dijo el docente.
Suma y resta
Primero fueron formando una orquesta de guitarras, hubo gestiones de la dirección de la escuela y cuando llegó un aporte de 20 mil pesos por cada departamento, el de música lo destinó a la compra de instrumentos. Se sumó un órgano y un bombo, y los chicos aportaron su propio entusiasmo.
"En el 2017 participaron del proyecto municipal Ingenia, lo ganaron y con eso compraron más instrumentos", recordó Ponce y recordó el cuadrado venezolano, que es una guitarra de cuatro cuerdas, más chica que la tradicional, y que también se cuentan ahora entre las pérdidas.
"Eso les permitió entusiasmarse, me paraban por la calle para decirme que querían armar una orquesta", recordó el docente.
En 2018 los robos empezaron a jaquearlos. "Nos fuimos quedando cada vez con menos instrumentos, los chicos se iban bajando del proyecto. Este año, cuando fui a ver para arrancar vi que después del último robo sólo quedaba una guitarra, el bajo y el bombo".
A cada uno
No perder el espacio y el entusiasmo, fundamentalmente de los chicos, es la pelea que el profesor está dando. "Veo las necesidades de todos los días, me cruzo con ellos en el barrio y sé que si no están en la escuela, están en la calle y por eso estos lugares son tan necesarios", dijo. "Yo sólo quiero poder recuperar los instrumentos, que nos den una mano, con donaciones o préstamos, se trata de poder seguir".
"No quiero cargo ni sueldo, lo hago porque quiero. Los chicos vienen de familias humildes, sus padres trabajan mucho, y así y todo la plata no alcanza, incluso a muchos les cuesta venir en colectivo", señaló.
El docente los conoce a todos. También sabe del entusiasmo y de las ganas con la que le pidieron "armar una orquesta". Ahora espera la respuesta solidaria de quienes puedan hacer un aporte.