La policía italiana localizó el lugar exacto donde el Costa Concordia chocó el viernes pasado contra una filosa roca del arrecife de la isla de Giglio que quebró su casco y cree que una vez que el crucero se acercó al peñasco, el accidente era inevitable.
El sitio, debajo de unos 8 metros de agua, está a 10 metros de un gran peñasco que sobresale del mar y a unos 30 metros de la costa de Giglio, una isla toscana en el oeste de Italia. Un oficial le había advertido al capitán lo peligroso de la maniobra, pero éste desoyó el aviso.
Así, el capitán del barco, Francesco Schettino (un napolitano de 52 años), fue acusado de conducir al Concordia, de 114.500 toneladas, peligrosamente cerca de la costa, donde las rocas perforaron una banda del barco que llevaba 4.231 personas a bordo, lo que causó el naufragio en un área al norte del puerto de la isla de Giglio.
El accidente dejó 11 muertos, 60 heridos y 22 desaparecidos.
El marino declaró ayer ante la jueza que lleva la causa y dijo que no quiso huir de la nave, sino que se cayó accidentalmente a un bote y después no pudo regresar. Pero en ese bote estaban sólo el segundo oficial de abordo, Dimitri Christidis, y la tercera, Silvia Coronica.
También ayer Costa Cruceros, la compañía organizadora del tour del Costa Concordia por el Mediterráneo, dijo que reembolsará a los pasajeros el precio del crucero y todos los gastos materiales relacionados.
Rescatistas italianos suspendieron las operaciones ayer cuando el buque se desplazó ligeramente sobre las rocas frente a la costa toscana, lo que hizo temer por la seguridad de buzos y bomberos que buscaban a los desaparecidos. Pero ya se estabilizó y hoy seguirán la búsqueda.
El ministro de Medioambiente italiano, Corrado Clini, dijo que existe ya un daño ambiental, "muy contenido", en el fondo marino, pero advirtió que hay premura para extraer las 2.380 toneladas de fuel oil de la nave. l (Reuters, DPA y AP)