Nacido el 6 de enero de 1988 en la casona de su familia en Funes, Nacho es hijo de Maíta (María de los Angeles) y de Horacio, quien murió a a los 65 años de un tumor el 7 de enero de 2015. “Soy funense, pero nacido y criado, con toda mi vida hecha acá: Jardín de infantes Amiguitos, María Auxiliadora en la primaria, Nazaret en la secundaria, Club San Telmo. Viví desde los dos años en la casona de mi familia en Funes. Mi viejo, Horacio, fue concejal dos veces, y mi tío Juvenal, que era médico, fue intendente y concejal en varios períodos” se presenta Nacho, que habla casi sin parar. Alto, de cabello corto rubio, barba cuidada, pullover azul, camisa blanca y pantalón y zapatos negros, elige una mesa de un bar del centro funense para hablar casi una hora y media con La Capital.
-Funes era esto (el centro), un pueblo de menos de 10 mil habitantes, con muchas casas de fin de semana muy grandes, con algunas casonas de gente que sólo venía los fines de semana. La gente dormía sin cerrar la puerta con llave. Mi viejo se olvidaba de cerrarla y mi vieja lo retaba. Estaban la Mercería Aljanati, la carnicería de Rodríguez y la Heladería Dairy. Hasta mi secundaria esto era un pueblo.
-¿Cuándo explotó?
-El boom demográfico vino en 2010 y se agudizó con la pandemia, que generó un nuevo de deseo de contacto con la naturaleza, por eso Funes fue un lugar tan demandado. Entonces el pueblo pasó a ser una ciudad de 38 mil habitantes, primero, y de 50 mil, después, y de 150 mil en verano.
-El pianista Jorge Canepa dijo en su nota en La Capital que ahora no necesitan ir a Rosario a comprar una pizza o una camisa.
-Tal cual. Ni a comprar ropa deportiva. Había una YPF, una Shell vieja, dos clubes grandes y dos más chicos: San Telmo y Funes, y Florida y el Industrial, pero no había barcitos ni boliches. En Funes dábamos la vuelta del perro cuando sacábamos el carné de conducir: General Paz, Independencia -ahora Presidente Perón-, Santa Fe y Elorza. Era otro ritmo, más campechano y de pueblo.
-¿El sistema de estacionamiento medido puede ordenar el tránsito en el centro?
-Es un desafío porque hay que manejar recursos que no son del intendente de turno. Si no agarran el toro por las astas el problema del tránsito se va a complicar. Vivo en la garita 16 y fijate cómo cambió Funes que antes desde mi casa hasta acá tardaba tres minutos en auto y ahora tardo siete. Ahora está lleno de camiones con acoplado o de colectivos. Por eso tenemos que pensar la ciudad a 10 o a cinco años. El ordenamiento del tránsito se debe hacer con una rotonda. Hoy el vecino maneja a una mayor velocidad y algunas medidas parecen reacciones espasmódicas. Necesitamos crecer en forma armónica y nuevos accesos. El proyecto de Juvenal Rimini era crecer hacia Mendoza, bulevularizar la ruta 9 y tener un acceso no pavimentado. Ahora salís por tres calles y entrás o salís por Galindo, que no da para más. No podés tener una sola salida.
-¿Cómo era tu tío, Juvenal Rimini?
-Era un gran intendente. Un tipo con mucha historia. Era el médico del pueblo, un gerontólogo. Le costó tres elecciones ganar. Fue concejal desde el 93 hasta 2003 e intendente hasta 2011.
-¿Y cómo era Horacio Rimini, tu papá?
-Mi viejo era un gran formador de dirigentes, Me formó a mí y a (la exintendenta) Mónica Tomei, del Frente Progresista y del Pro. Horacio era un armador político. Era un político de raza. Yo tenía cinco años y me acuerdo que estábamos con mi hermana armando el voto sábana, que venía en una sola boleta y que metíamos dentro de un sobre. Vivíamos en el comité, que abría todos los días. Ahora tenés comités en Alvarez o en Rosario, pero no abren todos los días. Yo me crié en un comité. Entré en 2015 como concejal y mi papá murió al mes, el 7 de enero, a los 65 años, el día siguiente a mi cumpleaños, después de sufrir un año de un cáncer de hígado.
-¿Cuál es su legado?
-Siempre me decía que como opositor uno tiene que hacer un control de las cuentas públicas. Mi papá era un caudillo, en la época de (los exintendentes) Míguez y Marracino. Era otra forma de hacer política.
-El radicalismo parece por momentos tan variopinto como el peronismo. Puede ser filoperonista o apoyar a Macri o a Milei. ¿Qué es el radicalismo?
-Hay que revalorizar el radicalismo. Es una discusión: si es solcialdemocracia o liberalismo. Milei no es un liberal, es un conservador que no quiere el aborto. Lo único liberal que tiene es que no interviene en la economía. En el radicalismo tenemos que ser un partido demócrata como el de (el expresidente de Estados Unidos Barack) Obama. Es un debate que tenemos que dar los radicales entre el kirchnerismo y los libertarios: no somos como el kirchnerismo, pero tampoco somos como el mileísmo.
-Sorprendieron con el acuerdo entre Pullaro y Kiciliof, que envió sus patrulleros a Rosario.
-Es pragmático. Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos y Córdoba tiene problema similares con el narcotráfico y recibimos esa ayuda.
-¿Argentina año verde?
-Es una política de defensa de la región centro, pero Pullaro y Kiciliof no van a compartir el mismo espacio.
-¿Por qué Pullaro apoyó a Milei en el balotaje si sabía que, si ganaba, no le iba a girar fondos?
-Es cierto que Maxi declaró que lo apoyaba, pero lo hizo para retener el voto duro. En la práctica Milei no habla con él, pero no habla con ningún gobernador.
-¿Qué va a pasar con las obras públicas de Funes que abandonó el gobierno nacional?
-En Galindo hay que hacer una rotonda, donde retomamos la obra que con (el exgobernador Omar) Perotti hacía el desarrollador y ahora la hace la provincia. Estamos en un contexto muy complicado con obras nacionales como el Acueducto del Gran Rosario.
-¿Qué opinás del proyecto de extender el recorrido del Urbanito, el colectivo gratuito de Funes?
-Lo hemos aprobado para darle conectividad. El deseo es darle conectividad también de norte a sur, que el colectivo llegue a los loteos, a las escuelas y a los jardines, ojalá lo logremos. La tarifa cero no puede seguir, creo que la gente debe pagar algo. Es una injusticia porque hay recursos que no llegan a los más necesitados.
-Los padres autoconvocados de la Escuela Secundaria 272 piden un nuevo edificio. ¿Qué posición tienen ustedes?
-La Escuela 272 fue creada el año pasado por un decreto, de una forma no muy prolija: no tiene una ley, no tiene presupuesto, ni director, ni asistente escolar, ni materiales, ni preceptor. Se le dio vida y se hizo el anuncio. Se creó un turno mañana y el resto se va a ir resolviendo. Compartimos el reclamo de los padres, pero no es una obra que se pueda hacer de un día para el otro.
-¿Cómo está la obra de la Escuela Favaloro?
-La obra de la Escuela Primaria 1397 Favaloro estaba parada, retomamos la construcción y en 2025 será habilitada.
-¿En la inauguración del edificio del Comando Radioeléctrico en la zona oeste trabajaron juntos provincia y municipio?
-El municipio cedió el predio en el barrio Don Mateo y la provincia entregó cuatro móviles. Hubo que ceder primero el terreno porque por una cuestión legal no podía haber personal de la provincia, del Ministerio de Seguridad, en un predio municipal.
-¿Qué evaluación hacés del proyecto de Pullaro?
-Con el triunfo de Pullaro hay una revalorización de querer formar parte de Unidos, pero eso nos tiene que servir para que haya referentes para el triunfo de los radicales. El radicalismo tiene que tener protagonismo en Unidos.
-¿Por qué declaraste que “Rosario se merece un intendente radical”?
-Pablo (Javkin) es un amigo, pero integra un frente muy diverso y eso se tiene que plasmar en un programa. El programa es fundante. Maxi (Pullaro) planteó su norte.
-¿Y cuál es su norte?
-Maxi tiene que tener dos gestiones. Necesitamos la reforma (constitucional) para que el gobernador pueda consolidar su gestión. Un intendente puede ser reelecto todas las veces que quiera, pero no un gobernador. Un presidente comunal se pasa más tiempo haciendo campaña que gobernando porque tiene un período de dos años.
-¿Sos futbolero?
-Sí. Soy hincha de Central y jugaba de dos. Ahora juego al tenis y hago mountain bike con mis amigos. Nos vamos por caminos rurales hasta un bar de San Jerónimo, donde tomamos un café con medialunas.
-¿El técnico Pullaro te tiene en el plantel?
-Totalmente. Tuve un ofrecimiento para trabajar en la provincia, pero ahora me debo más a lo local.
-¿Qué aprendiste de los Rimini?
-Vi todo lo que costó gestionar, los vi ganar y perder. Los roles son variables. Hay que mantener el foco y la humildad porque uno es gestor de recursos que no son tuyos. Tener ecuanimidad y no creértela, como en la vida.
-¿El desafío es transformar la realidad?
-Por supuesto. Hice cuatro trabajos en economía y (en las elecciones) tuve dos derrotas, pero me gusta y me apasiona la política local. Es un desafío de la ciudadanía.