El Partido Socialista (PSOE) español atraviesa la crisis más grave de su historia en democracia, una compleja situación que según los expertos viene de lejos. Por ello su futuro dependerá de los acontecimientos de los próximos días, que marcarán el rumbo de esta histórica formación de centroizquierda. Aunque hoy los bandos parecen ser dos, a favor de su líder o en contra de su líder, Pedro Sánchez, varios politólogos señalaron que la fractura de la formación es más profunda, con una división entre los más de centro y los más de izquierda. "La situación es absolutamente imprevisible", dijo Juan Carlos Jiménez Redondo, doctor en Ciencias Políticas, quien aseguró que la situación se veía venir porque la división es "extremadamente grave".
La explosión fue el miércoles, cuando 17 miembros de la cúpula directiva del partido dimitieron con el objetivo de hacer que su secretario general se fuera. Sánchez no lo hizo, se aferró al poder y ayer convocó a elecciones internas que el 23 de octubre elegirán a un nuevo líder y a las que él piensa presentarse. Desgastado por conflictos internos y por los cada vez peores resultados electorales, Sánchez confía en que sean sus militantes quienes lo resuciten, una opción que en opinión de Jiménez Redondo dejaría al partido "en riesgo de extinción". "Si vuelve a salir Sánchez el PSOE habrá escrito los últimos años de su existencia", dijo el politólogo, quien ve "imposible" que lograse tener la capacidad de "llevar al partido a cotas mínimas de apoyo". "Sería una de esas locuras que pasan y llevan al partido a la desaparición", dijo el profesor de la Universidad CEU San Pablo. Y es que el político, quien fue elegido líder del partido en 2014 tras unas internas, es una persona con "gran habilidad para tener enemigos" por su forma "dictatorial" y "abrupta" de liderar al partido.
El estallido en la segunda formación con más votos en el Parlamento llega cuando España lleva más de nueve meses sin gobierno y en pleno proceso de negociaciones entre los partidos. Los críticos a Sánchez le piden que ceda y deje gobernar al conservador Partido Popular (PP), una opción que el líder socialista descartó. Su plan es intentar formar un Ejecutivo alternativo.
Si el 31 de octubre ningún partido logró los apoyos suficientes, el 1º de noviembre se convocarían a comicios, los terceros en menos de un año, y que para Jiménez Redondo serían "un suicidio" para el PSOE. En su opinión, la única salida para los socialistas es que haya una investidura del líder del PP y actual presidente del gobierno en funciones, Mariano Rajoy, "más o menos decorosa" y a partir de ahí el partido inicie su reestructuración.
El PSOE necesita "dos o tres años de oposición", liderados por alguien "menos duro y más empático" que sea capaz de aglutinar los distintos pensamientos. "Sánchez, por más que se empeñe, está muerto políticamente, no tiene ninguna posibilidad real y todo lo que sea perseverar es matar al partido", insistió.
El doctor en Ciencias Políticas Fernando Vallespín opina algo parecido, pues no cree que la solución sea decidir entre el grupo de críticos y el de partidarios a Sánchez, ya que con esto se acabará dividiendo al partido. Lo que se debería hacer es encontrar a "un tercero", "alguien con autoridad para gestionar el conflicto", dijo el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid. Vallespín habló de un posible escenario. Puesto que entre los críticos hay algunos diputados electos, estos podrían plantearse "la abstención" y facilitar el gobierno de Rajoy. "No creo que llegue a producirse esto, pues, si bien el partido dejó claras sus diferencias en la calle, sería muy grave hacerlo en la cámara". A su juicio hay "una escenificación excesiva del conflicto" y "no se aprecia quién puede ganar porque Sánchez se atrincheró y los críticos no están dispuestos a ceder tampoco".
También se pronunció sobre esta compleja situación Jorge Verstrynge, doctor en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, quien ve de manera diferente la situación. En su opinión, lo que pasa en el partido es un "golpe de Estado" y un "intento de secuestrar la voluntad de los afiliados". Lo que subyace de la situación, aseguró, es la negativa de parte del partido a que haya un pacto con Podemos, por el enorme miedo a que la izquierda más radical llegue al poder. El PSOE, dijo, está dividido en dos partes "arriba está la casta que se muestra dispuesta a cargarse al partido con tal de que no gobierne con Podemos" y "abajo la militancia, que está con Sánchez". Agregó que si el partido se abstiene en una posible nueva investidura de Rajoy "firmará su acta de defunción" ya que "los militantes no lo van a aceptar". Por lo tanto, asegura, al PSOE solo le queda una alternativa, que es la propuesta de Sánchez, la de gobernar.