"No sólo es la primera vez que una escuela argentina participa de este programa francés, también es la única", comparte satisfecho el cineasta Emiliano Ovejero, del Programa Cero en Conducta, que acerca el cine a las aulas. A esta presentación mundial que irá del 7 al 9 de junio próximo llegarán otros 50 filmes preparados por chicos y chicas de 14 países: Alemania, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Cuba, Escocia, España, Finlandia, India, Inglaterra, Lituania, México, Portugal y desde este año también la Argentina. Además se la podrá ver por el Canal Cine.ar (antes IncaaTV), en el cine Gaumont de Buenos Aires en octubre que viene y en la Feria del Libro que cada año se realiza en el Centro Cultural de San Lorenzo.
La cocina del taller
Atravesando un patio pequeño del colegio, desde donde se divisa la cúpula del convento histórico, está el salón de usos múltiples, el aula donde todo este tiempo los estudiantes se dan cita para conocer la cocina de hacer cine y meterse de lleno en el arte de la cinematografía. El espacio funciona de la mano de Cero en Conducta, programa pedagógico que desde 2011 trabaja con actividades artísticas relacionadas con el cine. "Es la primera vez que trabajamos con una escuela secundaria con estas características", dice Ovejero y destaca que desde el año pasado tienen un convenio con la Cinemateca Francesa de París para desarrollar en la Argentina "Cinéma, cent ans de jeunesse" (Cine, cien años de juventud), creado en 1995 y asistido artísticamente por el realizador francés Alain Bergalá. El programa promueve la formación cinematográfica en chicos y jóvenes que van desde los 6 a los 18 años.
Tarea novedosa y creativa
La buena y rápida disposición del Colegio San Carlos fue determinante para que comience a rodar esta experiencia. Y como es un plan internacional que sigue el calendario escolar de los países del hemisferio norte, los estudiantes sanlorencinos que levantaron la mano el año pasado para sumarse debieron trabajar en plenas vacaciones. Sí, también en enero.
La tarea que les propuso Cero en Conducta es tan novedosa como creativa. Una primera parte estuvo dedicada a la "Iniciación en el arte cinematográfico", donde —explica Ovejero— los chicos miraron fragmentos de películas que hacen a la historia del cine, de todos los tiempos y geografías, pero siempre consideradas obras artísticas.
"Hay mucha noción de cine. Todos los chicos tienen una cultura pero no siempre se es capaz de decir cuándo una película es una obra de arte. Se trata de darles la posibilidad de ponerlos frente a una película considerada valiosa. Pero en ningún momento dar la confrontación de decir «esto está bien» o «esto está mal». Es la oportunidad para que los chicos salgan al encuentro de arte cinematográfico", detalla el cineasta nacido en San Lorenzo, que estudió fotografía en el Iset 18, se formó viajando por Europa y referencia su formación en el cineasta rosarino Emilio Toibero.
El reto de llevar el cine a la escuela está en ampliar miradas. "No se trata de formarlos técnicamente ni que sean realizadores de cine, sino construir una reflexión a partir de algo que están viendo, aprender a establecer relaciones entre lo que ven y lo que escuchan, a tener un pensamiento propio", dice Ovejero sobre la tarea docente que se da con los adolescentes.
Y para eso nada mejor que producir cine. Los primeros pasos los dan con el registro de imágenes que hacen con sus propios celulares, verdaderos ejercicios para poner en cuestión y valor lo que graban. El programa propone una consigna —igual para todas las escuelas implicadas— y el trabajo se organiza para concretarla. Este año es "el juego".
"No todos los días te ofrecen en una escuela hacer una película que se va a presentar en Francia. Es una experiencia única"
A filmar
La segunda parte del taller es la realización colectiva de un cortometraje. Es aquí cuando el grupo de estudiantes de 4º y 5 años interviene a pleno. Franco Padovani y Juan Avalos cuentan que el trabajo se inició con "una lluvia de ideas", donde contó la opinión de todos. Y que la novedad los desafió desde el inicio. "No todos los días te ofrecen en una escuela hacer una película que se va a presentar en Francia. Es una experiencia única", confiesa Franco.
"La primera idea que tuvimos fue grabar una historia de amor. Trata de un chico al que le están yendo mal las cosas en la escuela, en la casa y su novia lo ayuda. Grabamos una escena de juego en un supermercado, donde los protagonistas hacen carreras con un changuito. La intención era cortar con lo cotidiano", se explaya Juan sobre la película que filmaron en distintos escenarios.
Como se trata de una construcción colectiva, cada uno asumió desde el principio una tarea. "Todos tenemos un rol, actores, sonidistas, continuistas, hay un editor... aprendimos a manejar las cámaras, micrófonos y hasta nos dimos cuenta que para grabar un minuto nos llevó dos horas y media de trabajo", dice Francina Gatti entusiasmada con lo que fue descubriendo del lenguaje cinematográfico. "Ahora vemos una película y nos imaginamos dónde está la cámara o que entre escena y escena se hicieron varios planos", agrega.
Oriana Inés se explaya sobre los aprendizajes que rodean a esta experiencia. "Es fácil ir a un cine, ver la película en la pantalla y que te guste lo que ves. De ahí a producirlo es un cambio totalmente distinto. Son muchas horas de preparación. Nosotros hace como tres meses que estamos trabajando para hacer el cortometraje! Se aprende lo que no se ve antes los ojos, el otro lado del cine y a valorar la belleza que tiene dentro".
El grupo de talleristas pone el acento sobre otros aprendizajes que fueron inesperados. "Te sirve para conocer más, se rompen prejuicios porque al principio pensaba que no todos me iban a caer bien. Y no fue así", dice Franco. Juan habla del "vínculo de confianza necesario que se da en todo el grupo", y que considera indispensable para poder funcionar. Y Ludmila Martínez admite: "Yo soy de las que no me llevo bien con todos, pero esto es diferente. Con esta experiencia nos conocemos y aprendemos". También son parte del taller del Colegio San Carlos Angélica Chávez, Agustina Hemgren, Agustina Astrada, Camila Sardá, Luisina Duacastella, Agustín Creixell, Camila Signes, Julieta Ortiz y Santiago Boeri.
Para que no queden dudas de que se trata de una experiencia estética y pedagógica, Emiliano Ovejero remarca que en ningún momento está en juicio el resultado del cortometraje. "No hay una competencia de quién lo hace bien. Al contrario, yo lo llamo «película ensayo», porque se trata de que los chicos tomen decisiones estéticas y morales, y ellos mismos las enjuicien, comenten los errores.En este espacio está prohibido decir «las cosas son así»".
¿Viajan a París a presentar la película? "Estamos viendo, París queda lejos en muchos sentidos...", ironiza como respuesta Emiliano Ovejero, coordinador de esta experiencia que se realiza a pura voluntad, en forma autogestionada. Desde octubre del año pasado tramitan los auspicios de los Ministerios de Educación de la provincia y Nación, pero aún sin respuesta.
Al cortometraje lo bautizaron "Vueltas inesperadas" y por estos días lo están ajustando a los 10 minutos que establece el reglamento. Mientras tanto, cuatro estudiantes de este taller ya preparan las valijas para volar a París y ser los presentadores de un filme propio, realizado desde la escuela.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Escenas de un trabajo colectivo Primero fueron unos simples ejercicios con los celulares propios, luego pasaron a un trabajo más profundo en el taller de cine que se organizó en el Colegio San Carlos de San Lorenzo. Ni las vacaciones de verano le pusieron límite a la experiencia de filmar, protagonizar diferentes roles propios de la experimentación y por qué no también (como confiaron en la entrevista) crear otros vínculos de amistad.
Qué es el Programa Cero en Conducta
El nombre del programa Cero en Conducta refiere al filme francés Zéro en Conduite (1933) del director Jean Vigo, que refiere a la vida de unos niños que viven en un internado y expresan sus deseos de libertad.
El programa trabaja desde 2011 promoviendo la educación cinematográfica en las escuelas primarias y secundarias, y en otras instituciones educativas santafesinas y del norte. "La idea surgió a partir de la inquietud de un grupo de cineastas y educadores de diversas disciplinas implicadas con lo socioeducativo y cultural que, motivados por el desarrollo de espacios inclusivos, proponen como objetivo principal acercar el arte cinematográfico a niños y jóvenes de diferentes estratos sociales", se presentan los responsables este proyecto, el cineasta Emiliano Ovejero (a cargo de los contenidos y producción) y la trabajadora social Ana Belén Pagiola, coordinadora del programa.
Desde el año pasado mantienen un convenio con la Cinemateca Francesa de París para desarrollar en la Argentina el proyecto pedagógico "Cine, cien años de juventud". Todos los años para junio quienes participan de esta idea se dan cita en un encuentro internacional que se vuelve un verdadero espacio de intercambio cultural, tal como describen desde el proyecto local, y del que este año participará por primera vez una escuela argentina..
Cero en Conducta desarrolla talleres de cine de ficción, documental, video-biográfico, experimental en video analógico y digital, entre otros. Las actividades están pensadas y adaptadas a las necesidades de cada grupo, a los diferentes contextos de trabajo. "Venimos trabajando en establecimientos educativos de primaria, secundaria, terciarios y universitarios, en centros de día, hogares de tránsito para chicos menores de edad, residencias para la tercera edad, museos, centros de salud y bibliotecas (entre otros). Tenemos un punto importante de trabajo con la comunidad aborigen de Amaicha del Valle", detallan.
Actualmente, Cero en Conducta está organizando grupos de trabajo con jóvenes de Argentina para participar en talleres de cine experimental, dictados por cineastas-artistas del Arsenal (Instituit für Film und Videokunst e. V. de Berlín, Alemania).
El recuerdo de Emilio Toibero El cineasta y coordinador del taller de cine en la escuela, Emiliano Ovejero se define como autodidacta. Estudió fotografía en el Iset 18 de Rosario pero asegura que su formación la ganó viajando por Europa y conociendo diferentes experiencias ligadas a su vocación. Sí tiene una referencia especial, hace un alto en su relato para mencionar al realizador rosarino Emilio Toibero, fallecido en 2004. "Un creador olvidado pero de quien aprendí muchísimo", define Ovejero sobre quien también fue un crítico de cine, escritor y profesor.
A los diez años de su fallecimiento, un perfil publicado en La Capital (de Mauricio Alonso) recuerda a Toibero. "Para Emilio el cine era arte, era tan relevante como la vida misma", se lee. Toibero filmó en Rosario Escapada (1997), La luna por estallar y Ratitas (1998), junto a Alejo Sarano; Cada uno sabe (1999) y Una mirada sobre el cine argentino sonoro(2003), junto a Florencia Castagnani.
Sitios de contacto
Las producciones del taller de cine los chicos del Colegio San Carlos se pueden seguir en el perfil de Facebook Cero en Conducta. También son posibles de conocer las experiencias escolares promovidas por la Cinemateca Francesa y su propuesta pedagógica en el sitio www.cinematheque.fr/cinema100ansdejeunesse/