“¿Qué país no está interesado en que sus jóvenes sean brillantes científicos en el
futuro?” desafía la profesora española Rosa Ros Ferre, presidenta del programa Nase de la
Unión Astronómica Internacional para describir el valor de la enseñanza de la astronomía en la
escuela. Esta semana estuvo en Rosario y en Cañada de Gómez dictando un curso de formación de
formadores, sobre didáctica de la astronomía y observación astronómica.
La presencia en la provincia de Ros Ferre se debe a un convenio entre el Ministerio de
Educación, la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación, y el Consejo Nacional de
Investigaciones Científica y Técnicas (Conicet). La capacitación se destinó a docentes de primaria,
secundaria y de enseñanza de adultos. Y según explica a La Capital, la profesora
española se trata de “formar un grupo de trabajo que continúe la formación”. Una idea
que promete extenderse —acuerdo mediante— por los próximos 4 años.
¿Y en qué se capacitan estos profesores? Ros Ferre explica que “es un curso de astronomía
básica, ya que se busca que tengan los conocimientos necesarios para comprender el movimiento del
sol, de las estrellas, cómo se forman los sistemas planetarios, por ejemplo”. Pero también
—advierte — “interesa dar una visión más novedosa, de los temas que son de
vanguardia, como por ejemplo, ofrecimos un taller de exoplanetas (planetas por fuera del sistema
solar)”.
La idea sobre la que trabaja esta capacitación es la introducir la astronomía cuanto antes.
“Hay un momento entre los 8 y los 10 años en que los chicos están interesados en todo, que
hay que aprovechar. Y lo que buscamos con la astronomía es la posibilidad de observar, de
experimentar, de investigar y descubrir, porque conseguir entender el por qué de algo es una de las
sensaciones más impresionantes que hay”.
Una dato de interés que aporta la experiencia de la educadora invitada es que “para hacer
astronomía no hace falta tener un telescopio instalado en la escuela”. “Básicamente
—aclara— lo que queremos es que los chicos piensen, observen, que miren el cielo,
porque lo hay en todas partes, en todas las escuelas hay un cielo”.
La mirada está puesta —agrega— en que los chicos aprendan a observar y de allí que
“sean capaces de pensar, comparar, estudiar y sacar modelos y conclusiones”. Una tarea
que dice se puede realizar con instrumentos muy sencillos. Por eso apunta que una buena opción es
contactarse con algún grupo amateur de la astronomía, que los ayude a organizar un día de
observación y decidir qué temas tratar en forma inicial. Luego puede llegar el telescopio, un
instrumento que considera que, al igual que las computadoras, no es inalcanzable de comprar.
¿Y por qué la astronomía no tiene la misma difusión que otras materias en la escuela? Según la
profesora, le juega en contra estar “repartida” en distintas asignaturas y eso a veces
hace que no alcance para hacer observaciones desde una sola materia con los alumnos. Por eso
entiende que la idea es que todos puedan manejar esa información básica para hacer astronomía y
sentirse seguros con lo que se hace.
Puerta abierta
De todas maneras, Ros Ferre afirma: “La ventaja aquí es que la astronomía es una puerta
abierta a todas las ciencias, porque es interdisciplinar”. El desafío para las docentes pasa
por ofrecerles a “los alumnos la posibilidad de acercarse en forma creativa, atractiva, que
realmente contenga el método científico”.
Ros Ferre enumera las posibilidades de trabajo e investigación que se abren cuando se piensa a
la astronomía ligada a las diferentes disciplinas. “A quien le gusta la física pueden
dedicarse a temas más astrofísicos, a quien le interesa la geología será feliz estudiando el
sistema solar, y además se ha sumando una rama nueva que es la astrobiología”. Y concluye
esta idea con una pregunta en voz alta: “Después de todo, ¿qué país no está interesado en que
sus jóvenes no sean brillantes científicos en el futuro?”.