El meteoro que hizo impacto en el sur de los Urales en febrero de este año fue el más grande registrado en más de un siglo. Más de 1.500 personas resultaron heridas por la onda expansiva de la explosión, cuya potencia se calculó en 20 bombas atómicas de Hiroshima, cuando se precipitó a tierra cerca de la ciudad de Chelyabinsk.
La caída del bólido, desde su entrada en la atmósfera hasta la desintegración, duró 32,5 segundos, y su señal fue recogida por once de las 45 estaciones de seguimiento situadas en 35 países.
El cuerpo celeste entró en la atmósfera terrestre a una velocidad de 18 kilómetros por segundo, lo que supone casi 65.000 kilómetros por hora. "Eso es 30 veces más rápido que un avión Concorde" , dijo un científico de la Nasa.
El tamaño del asteroide fue estimado en 17 metros de diámetro y un peso de 5.000 a 10.000 toneladas, que al estallar a unos 20 kilómetros de altitud provocó una lluvia de meteoritos.
Más que los miles de pequeños fragmentos de roca que tocaron tierra, fue la onda de choque de la desintegración, un minuto más tarde, la que causó importantes daños en la ciudad, hiriendo a más de un millar de personas.
En agosto pasado, científicos rusos afirmaron que el meteorito había chocado antes con otro cuerpo celeste o rozado con el Sol antes de caer en Tierra. Al analizar fragmentos mucho más pequeños que el trozo hallado ayer, concluyeron que el meteorito sufrió un "proceso de fusión intensa", antes incluso de entrar en la atmósfera terrestre. "Esto significa con seguridad que hubo una colisión entre el meteorito de Cheliabinsk y otro cuerpo del sistema solar (asteroide o planeta), o que pasó cerca del Sol", indicó Victor Chariguin, del Instituto de Geología y Mineralogía de Novosibirsk (IGM, Rusia).
Muchos fragmentos han sido hallados, pero se cree que el trozo de mayor tamaño del meteorito cayó al lago Chebarkul.