Por si algo faltaba para ahondar el drama de Formosa, ahora nos enteramos, por una investigación periodística, de que entre quienes figuran como vacunados hay varios que están muertos. Dentro de las 80 personas que fueron convocadas a vacunarse, siete estaban fallecidas. Sería humor negro si no se tratara de algo gravísimo: en Formosa, tienen presos a los vivos y vacunan a los muertos. A estos desatinos se llega por la permanencia de un sistema feudal, autoritario, personalista, en el que no rige en forma efectiva el Estado de Derecho. Gildo Insfrán es puesto como un ejemplo por el presidente Alberto Fernández. El secretario de Derechos Humanos, Pietragalla, condena las violaciones de derechos humanos producidas en Formosa por ¡los medios de comunicación! Parece cómico, es trágico.