El jueves, a la hora de la siesta, fui víctima de un robo por dos adolescentes con
armas blancas que exigían mi cartera. En ella había objetos de trabajo y documentos. En dos
oportunidades anteriores perdí elementos similares por robos. Esta vez no estaba dispuesta a
perderlos y quizás la inconciencia y la rabia por la falta de seguridad me llevó a forcejear, lo
que motivó una catarata de golpes, insultos y amenazas de muerte hacia mí que solo me llevaron a
gritar y aferrarme lo más que podía a mi cartera. Finalmente me la arrebatan y huyeron, pero con la
diferencia de que mis gritos alertaron a los vecinos, quienes avisaron a la policía y a un grupo de
chicos de no más edad que los ladrones que decidieron ir por mi cartera. Cuando pude incorporarme
fui detrás del grupo, pero ya la policía llegaba y con los datos que les di no solo dieron con los
delincuentes sino con mis cosas, las cuales me fueron devueltas. Estoy agradecida con mis vecinos,
y con ese grupo de chicos valientes pero muy arriesgados para esta época, y también con la policía
que actuó con suma pericia, rapidez y amabilidad hacia mi persona. Si bien el momento fue terrible,
y ahora me duele todo el cuerpo de los golpes, tengo la satisfacción enorme por haber encontrado
solidaridad en gente desconocida, por ver un grupo de chicos que no se borraban para nada y, por
supuesto, por haber contado con policías eficientes. Sin embargo, desde hace años se está pidiendo
más seguridad en este barrio, República de la Sexta. Y cuando hablo de seguridad me refiero a todo
lo que el Estado provincial y municipal deberían hacer para brindarla a sus ciudadanos. No sólo
nunca se hizo como corresponde sino que no sé si alguna vez se hará. De no ser así habrá una cuarta
vez para mí, aunque no sé si con tanta suerte. Por ahora prefiero tener esperanzas de que alguna
vez nuestros derechos puedan ser reconocidos y que no se formulen solo a la hora de poner un voto
en la urna.
Una defensa desproporcionada
El señor Antonio Cortina de Castro, residente madrileño en España, se declara un
entusiasta del tren bala. En su apología se hace evidente que Don Antonio conoce, evidentemente,
mucho de España, y poco o casi nada de nuestra Argentina, países por otra parte, incomparables.
España ocupa un lugar importante en el concierto de las naciones europeas. Lamentablemente no
podemos decir lo mismo de nuestro país en su región, que si un primer puesto ocupa en algo, es por
sus altos niveles de corrupción. Y ya que de corrupción hablamos, observo que con esta van varias
cartas dedicadas a criticar al ya famoso tren bala, y me parece, por lo tanto, oportuno aclarar que
no es que esté en contra del progreso. Lejos de mí: estoy, y sí es cierto que siempre he estado, en
contra de las desproporciones. De hecho soy un entusiasta de los ferrocarriles y bueno es recordar
que me dedico al modelismo ferroviario. Volviendo al señor Cortina de Castro, creo que tiene razón
en promover este tipo de transporte en su país, pero lo que me parece escandalosamente
desproporcionado es pretender trasladar así, sin anestesia, tecnologías del Primer Mundo a países
que están muy lejos de esos primeros puestos. El citado Tren de Alta Velocidad, al que se refiere
Don Antonio, que une Madrid con Sevilla, fue inaugurado en 1992 con motivo de la Expo-Sevilla, que
recordaba los 500 años del Descubrimiento de América. Se trató de una celebración muy importante
para España, y se puede asegurar que, para dicho evento, tiraron la casa por la ventana. Nosotros
no estamos en condiciones de tirar nada. Siquiera tenemos ventanas.
Cristián Hernández Larguía, LE 3.687.935
Circulan autos en mal estado
La verdad es que estoy indignado con lo de la Inspección de Tránsito Vehicular
(ITV). Tuve que pasar casi doce horas haciendo cola para la inspección y luego en la calle veo que
hay coches en estado deplorable que siguen circulando como si nada ocurriese. ¿Es que siempre somos
los mismos los que pagamos impuestos y tenemos todo en regla? Espero controles más eficientes.
Juan Manuel Tomas,
juancho@zitezero.com.ar
Cuando la acción es buena
Los seres humanos tenemos por costumbre buscar lo negativo para criticar, protestar
o desmerecer las acciones del otro. Si la situación fuera a la inversa, cuántas cosas mejorarían en
el mundo. En el caso de los médicos cubanos que se encuentran realizando operaciones gratuitas de
la vista, observemos de dónde provienen las opiniones desfavorables, ¿del pueblo?, no, de aquellos
que ven afectados sus intereses. Como argentina, siento vergüenza que hermanos necesitados tengan
que buscar en otro país la solución a un problema tan importante como la vista. ¿Por qué no unir
voluntades permitiendo a los médicos cubanos que nos ayuden en algo que pareciera Argentina no
poder solucionar? Miremos por una vez el lado positivo y aprendamos a ser solidarios.
Marta Carretero,
martacarretero05@yahoo.com.ar
Coincidencias con Candi
Estimado Candi, excelente su respuesta a la redactora de la carta que lo criticó
por haber usado el calificativo de "ente" hacia un asesino. Adhiero totalmente a sus expresiones.
Mucho sentido común en el párrafo que me permito copiar: "...La verdadera defensa de los derechos
humanos consiste en la restitución de esa dignidad, pero sin olvidar que se debe preservar también
el derecho de las personas que pueden dejar de serlo, en cualquier momento en este carnavalesco
país, por la acción de los asesinos. Estas personas víctimas, una vez muertas, no tendrán ninguna
posibilidad de retorno. Tampoco sus seres amados...". Ya que el discurso permanente es referente a
los derechos humanos de los que violan las leyes, siempre me pregunto quién se ocupa por los
derechos de las víctimas y de los que somos potenciales víctimas de aquellos que viven al margen de
las leyes.
César D. Cati,
c_d_cati@arnet.com.ar
N. de la R.: el pasado martes, Ana María Cazzoli en su carta "Entes o personas"
expresó su desagrado con la columna del Café del Bajo del 29 de enero, donde se calificó como un
ente al adolescente que asesinó al quiosquero Muñoz. Ayer, en la columna habitual de contratapa
Candi explicitó su pensamiento al respecto y hoy continúa.
Calles en mal estado
¿Cuándo la Intendencia va a tener más presente a los vecinos de zona sur? Me
refiero especialmente al pésimo estado en que se encuentran algunas de sus calles, como Necochea y
Uriburu, por donde transitan hasta cuatro líneas de colectivos (122, 107, 35-9 y el 113). Sigue
habiendo dos ciudades: la del centro, primer mundo, y la que vive en los barrios con calles que
parecen bombardeadas.
Gonzalo Miranda,
gonzazali@hotmail.com
Spinozzi y la lealtad peronista
Una de las características de la década menemista fue la utilización de las
"verdades peronistas", escritas y no escritas, con el fin de justificar algunas decisiones que se
fueron tomando a lo largo de ese período de gobierno. Por ejemplo: el pragmatismo, que en manos de
Perón fuera una poderosa herramienta de adecuación a los cambios, fue utilizado por Menem y sus
apóstoles para legitimar la alianza con quienes fueron, y son, los enemigos históricos del
peronismo. El otro principio que fuera exacerbado durante esa época fue el de la lealtad: "Para un
compañero no hay nada mejor que otro compañero", de la mano de este axioma se hicieron oídos sordos
a un sinnúmero de verdaderos actos delictivos, con lo cual el principio quedó más asociado al
encubrimiento que a la lealtad. Por eso cuando el senador Spinozzi en recientes declaraciones hace
referencia a aquella máxima lanzada por el general y pide que no se ataque a los compañeros,
debería aclarar desde qué lógica lo dice, si de la que impulsó al creador de nuestro movimiento con
la finalidad de lograr la unidad del mismo o desde la lógica menemista de complicidad con el
delito. Yo soy peronista y como tal estoy dispuesto a defender el gobierno del compañero Reutemann;
ahora bien, que al señor Enrique Alvarez, ex secretario de Seguridad y agente activo de la Side lo
defienda el senador Ricardo Spinozzi. El peronismo surgió a la vida pública para amparar a los más
humildes, no a los delincuentes.
Ariel R. Benítez, DNI 17.413.735 ,
osterwal2000@yahoo.com.ar