Por Luciana Boglioli
"Toda leyenda tiene un comienzo" es el lema que la serie hizo propia y que adelanta el espíritu de los ocho capítulos que integran la primera temporada del envío que acaba de estrenarse en Netflix. Alberto Ajaka interpreta a Segundo, el tio y padre adoptivo de Carlos Tévez. Del galán Rubén D'Onofrio, en "Guapas", por el que obtuvo el Martín Fierro, pasando por el fiscal Pablo Agüero, en "Signos" y ahora padre de futbolista, Ajaka bucea en el eclecticismo del arte y asegura: "Hay mucha sabiduría en un envase de rusticidad, que me llevó a componer una especie de Buda mezclado con gaucho del conurbano".
"Apache: la vida de Carlos Tévez" tiene como guionista y director al uruguayo Israel Adrián Caetano, que estuvo a cargo de ficciones como "Tumberos", "El Marginal", "Sandro de América" y películas como "Mala" y "Crónica de una fuga".
La serie relata a lo largo de ocho episodios los pasos del actual delantero de Boca Juniors desde su infancia en Fuerte Apache hasta su ascenso en el club xeneize.
Se basa en hechos reales y fue construida sobre entrevistas con el futbolista y material de archivo. Así, intenta dar cuenta de cómo fue para Tévez crecer en Fuerte Apache, un hábitat atravesado por las carencias y situaciones de riesgo, y el camino hasta su debut en Boca.
Además de la participación especial de Tévez, el elenco se compone, además de Ajaka, por Balthazar Murillo, quien interpreta a Tévez de pequeño, Sofía Gala Castiglione y Vanesa González.
_¿Cómo fue interpretar al padre de Tévez en esta miniserie?
—La condición política es de tío, pero es el padre. A lo largo de la serie vas viendo la épica del guerrero que se convierte en jugador de fútbol, al mismo tiempo que se va viendo la épica de una persona común y del resto de los personajes. Y lo interesante de esa historia es cómo se convierte de tío a padre, y cómo se transforma ese vínculo, que en principio es desde la protección y el amor y después de alguna manera recorre otras zonas más sabias del aprendizaje y el acompañamiento que hacen los padres con los hijos. A veces ser padre se trata sólo de acompañar y es una tarea dificilísima. Hay mucha sabiduría en un envase de rusticidad e introspección, que me llevó a componer una especie de Buda mezclado con gaucho del conurbano.
_¿Conociste a Tévez y a su padre, Segundo, personalmente?
—A Carlos aún no. Sí lo conocieron Vanesa y Balti. Sí conocí a Segundo. Me senté al lado de él mientras tomaba mate. Debe ser extraño para una persona que no es pública que lo interpreten. Le dije: "Vos sos de Boca?" Me miró seco y me dijo "Ma' vale". Y le dije: "Porque yo soy de Independiente". Y me dijo: "Y bueno". Como "allá vos". Es un hombre de pocas palabras. Las cosas son así.
_¿Cómo fue tu acercamiento al barrio?
—Soy de Ramos Mejía e hice toda mi secundaria en Ciudadela, que rodea al Fuerte Apache. De lunes a viernes, salía del colegio 12.20 e iba caminando a mi casa. Y a la 1 y media volvía a la puerta del colegio para encontrarme con mis amigos para jugar a la pelota. Y jugábamos en la estación de Ciudadela, con lo cual a veces avanzábamos hacia zonas aledañas del Fuerte Apache. En ese sentido, tengo información del lugar desde mi propia vida. Y la geografía está muy relacionada con la serie.
—El director contó que la condición que le puso Tévez para autorizar la biopic fue "no quiero que nadie de mi familia se sienta mal". ¿Qué lineamientos puso Caetano a la hora de contar esta historia?
—Todo lo que está filmado es más o menos lo que pasó. Si posás la mirada en el entorno vas a una zona social y eso te permite poetizar. Si bien es cierto que es un territorio que Caetano conoce, me parece que la novedad es que está la atmósfera propia del Fuerte Apache, eso le da identidad a la serie. Es como una vecindad del Chavo picante, una especie de conventillo arrabalero multiplicado. Es una fortaleza a la que no cualquiera entra. La relación que tiene Carlos Tévez con el lugar donde nació es indivisible.
_Venís de interpretar a Rubén D'Onofrio, en "Guapas", después al fiscal Pablo Agüero, en "Signos", ambas de El Trece. Ahora sos el tío/papá de Tévez. ¿En qué rol te sentís más cómodo?
—Y en el teatro también hice "Hamlet", y hasta de Juan Moreira. No me interesa afirmarme en nada, estar en una zona de confort me aburre. No soy habitué de ningún bar, de ningún lado, esas cosas me aburren. Aunque no salgo del living de mi casa, prefiero viajar con mi cabeza hacia donde quiera. Me interesa perderme en otras existencias, ahí soy mejor, resulto más eficaz.
_Es tu primer incursión en Netflix, ¿sos consumidor de esta plataforma?
—En una serie original de Netflix, sí. Pero ya estaba en la plataforma con "Cromo" y "El puntero", donde actúo. Pero ahora formo parte del "team". Soy muy consumidor, estoy chocho que hayan subido la segunda temporada de la serie islandesa "Trapped". Uno mira una serie islandesa como si la hubiesen hecho en Córdoba.
_Neftlix ya viene haciendo biopics como "Luis Miguel" que fue un éxito, ahora la de Tévez... ¿es una responsabilidad extra formar parte de una historia verídica?
—La mayor complejidad es de Baltazar Murillo, que interpreta a Tévez. En este caso, Balti hace un trabajo fantástico. Como espectador argentino, mi ojo está aceptando el código de la biopic. Cuando vemos las cosas yanquis aceptamos todo. Pero con lo más cercano, uno tiene una mirada que como conocedor, juzga de otra manera.
pelota parada. Carlos Tévez y Balthazar Murillo, quien interpreta al futbolista en la niñez.