La canciller Susana Malcorra afirmó ayer que intenta "cambiar el tenor" del vínculo con Gran Bretaña para que no haya una "hipótesis de conflicto" en torno a las islas Malvinas, cuya soberanía es reclamada por la Argentina, y así quitarle sentido a los ejercicios militares que realizan los ingleses en los mares de sur.
Consultada sobre el anuncio de nuevas prácticas bélicas por parte de los británicos asentados en las islas a partir de mañana, la funcionaria dijo que eso "viene ocurriendo hace más de dos décadas", cada año "alrededor de esta época".
"No ocurrió esto de manera novedosa", insistió, para luego resaltar que el gobierno de Mauricio Macri está "intentando cambiar el tenor del vínculo" con Gran Bretaña.
En ese sentido, la canciller aseguró: "Trataremos de establecer una relación que haga que la hipótesis de conflicto no esté allí".
Al respecto, añadió que se logrará que, "no estando la hipótesis de conflicto, no tenga sentido hacer ese tipo de ejercicios".
Malcorra, quien acompañó en Roma (Italia) al presidente en su actividad en el Vaticano, también señaló que la situación generada en los últimos días por el anuncio británico de los nuevos ejercicios militares obedecía a que "aún estamos viviendo las secuelas de la guerra de Malvinas".
Asimismo, reiteró que le dio "pena" el anuncio británico "después del comunicado conjunto con una serie de buenas intenciones hacia adelante". Eso, analizó, "muestra que del otro lado hay todavía un impacto de aquella guerra".
"Nosotros todavía estamos viviendo las consecuencias de la guerra de Malvinas y no nos podemos olvidar nunca de eso", insistió.
Malcorra destacó también que "eso no cambia la posición de fondo" en la relación con Gran Bretaña, pero "llevará a una conversación profunda para la construcción de confianza".
Acerca de si no hubo ningún aviso sobre los ejercicios, respondió: "No. Nos tomó por sorpresa. No hubo nada, lo cual no es bueno. No ayuda a la creación de confianza".
"Esto ha sido parte de la automaticidad de la burocracia de las distintas fuerzas del Reino Unido, que siguieron avanzando con su planificación, como hicieron todos los años", agregó, a la vez que reconoció que la acción "deja un sabor amargo".
De todos modos, aclaró: "Nos tenemos que sentar con nuestros interlocutores y ver si en esa construcción paso a paso podemos avanzar sin sorpresas".