La causa por el doble crimen de Brian Molina y Dylan Valenti, ejecutados hace ocho meses en Uriburu y Las Palmeras, sumó un séptimo acusado como coautor del doble homicidio bajo una figura penal que prevé prisión perpetua. Emiliano Francisco R. fue detenido el martes y quedó en prisión preventiva por el plazo legal de dos años. La investigación arrojó que los dos amigos de 18 y 22 años fueron asesinatos en una venganza dirigida a solo uno de ellos por el crimen de Julián Zanier, un narco en silla de ruedas al que habían asesinado esa mañana en Nuevo Alberdi.
La nueva imputación se realizó ante el juez Nicolás Foppiani en el Centro de Justicia Penal. El fiscal Alejandro Ferlazzo imputó a R., de 26 años, como coautor de un homicidio calificado por el acuerdo de más de dos personas en el caso de Valenti, a quien buscaban los atacantes, y por el homicidio criminis causa de Molina, quien fue asesinado para garantizar impunidad en la muerte de su amigo.
Además, le adjudicaron dos hechos de hurto agravado, la portación ilegítima de un arma de guerra, el robo de una bicicleta pública en la estación del Distrito Oeste cometido en diciembre y el delito de encubrimiento con ánimo de lucro. Esto último, por la venta a través de una red social de otra bici rodado 29 robada a su dueña el 5 de agosto de 2020 en la estación de servicios de Matienzo y Godoy.
El joven había sido mencionado por testigos como uno de los involucrados en el doble crimen y fue detenido en un allanamiento a una casa de Villa Banana. En la audiencia aceptó declarar y reconoció que estuvo con los atacantes en los momentos previos a los asesinatos pero dijo que no participó de las ejecuciones. Si bien su defensora solicitó la libertad, quedó en prisión preventiva mientras el fiscal analiza sus dichos. Ferlazzo solicitó que no sea alojado con el resto de los implicados en la causa. Es el séptimo acusado por los asesinatos, a quienes se suma un octavo imputado por encubrimiento.
De acuerdo con la reconstrucción que realizó la Fiscalía, el grupo concretó el doble crimen para vengar la muerte del “Inválido”, como le decían a Julián Zanier. Un joven de 25 años que la noche del 30 de septiembre pasado, cuando se refugiaba en una casa de Nuevo Alberdi, fue atacado por un grupo comando al grito de “policía que lo ejecutó con 32 disparos, siete de ellos a la cabeza. Un balazo en la médula lo había dejado en silla de ruedas en noviembre de 2017, sabía que lo buscaban y se escondía en ese lugar junto con su esposa, su hijo de 4 años y su cuñado.
Tras el crimen, según el fiscal, comenzó una cacería del grupo leal a Zanier. Salieron a buscar a Dylan Valenti, quien vendía drogas para un grupo rival, a quien acusaban de haber marcado la casa de Fontana al 3100, donde ultimaron a "Inválido". Al joven lo buscaron a lo largo de todo el día hasta que al anochecer encontraron junto con su amigo Molina, un joven trabajador de la construcción ajeno al conflicto, pero al que mataron para no dejar rastros.
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Alrededor de las 20.30 del mismo día, los atacantes los raptaron y los trasladaron hasta un camino rural en la zona de Uriburu y Las Palmeras, repartidos entre el auto del propio Molina, otro vehículo de apoyo y una moto. Al llegar ese descampado de Pérez obligaron a los dos amigos a bajar del auto y los fusilaron con por lo menos dos pistolas calibre 9 milímetros. A Molina le efectuaron tres disparos en el pecho, la cabeza y el rostro. Cuatro tiros alcanzaron a Valenti en el costado derecho del tórax, el maxilar y la frente.
Los cuerpos quedaron tendidos junto al Volkswagen Surán gris de Molina, con las puertas abiertas del lado del acompañante, y cerca de ellos se encontró un cartel que decía “con la mafia no se jode” y el dibujo de una corona debajo. Antes de partir, los matadores le robaron a Valenti su celular Iphone y a Molina su celular Samsung, dos aros y un anillo de oro.
El fiscal rastreó esos celulares robados y en abril recuperó uno de ellos. Se encontraron elementos que apuntaban al grupo de los acusados, dirigidos por un tal “Chivo”, un supuesto vendedor de drogas que trabajaba para Zanier. Según la acusación, su base de actuación era Villa Banana y en ese territorio mantenía un enfrentamiento con la banda de Leonardo “Leo Rey” Saravia, detenido en marzo de 2021 en una serie de allanamientos de Prefectura Naval.
“Chivo” es Jorge Andrés C., quien fue detenido en mayo en un departamento que alquilaba en la avenida Pellegrini al 700. Junto con él fueron detenidos su pareja, Denise Amancay C. y Sebastián Ezequiel R., considerado un colaborador al igual que Alexis Daniel Z., apresado en otro sitio. Todos están en prisión preventiva por los mismos delitos endilgados luego a otros tres acusados. Los apresados en el departamento sumaron la tenencia ilegal de un arma de guerra.
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Los acusaron en base a prueba que surgió del celular Samsung A10 negro robado a Molina. Al aparato lo usaba Alan S., imputado en abril. Es un hombre cercano a Zanier que dijo haberlo comprado días después de las muertes a un allegado a Chivo. También le secuestraron un revólver. No fue imputaron por participar de los crímenes, sino por encubrimiento y tenencia de arma. Otras líneas probatorias fueron aportadas por testigos reservados y el secuestro de dos pistolas 9 milímetros en allanamientos.
En mayo pasado fue imputado Armando Alfredo M., de 28 años. Llevaba meses preso en Coronda por la tenencia de armas, entre ellas una de las empleadas en el doble crimen. El 11 de julio fue imputado Hernán Ismael C., quien estaba prófugo y fue atrapado en Corrientes, también como coautor de los dos homicidios con encuadre de prisión perpetua. El joven de 28 años viajaba a la localidad de La Cruz con el documento de su hermano y el colectivo fue interceptado por Gendarmería a la altura del kilómetro 669 de la ruta nacional 14. Anteriormente, había escapado corriendo desnudo por los techos de un procedimiento policial en su casa.