La casa de Margarita es conocida por todos los vecinos de Patagones al 3900, en el humilde barrio de la Vía Honda, al suroeste de la ciudad. Es la única vivienda de la cuadra que no tiene inconvenientes con el agua potable. La mujer, empleada de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad de Rosario, tiene el vicio de asomarse por el cerco de chapa que hace de frente de la vivienda cada que vez que escucha pasar una moto para ver quién anda en ella y, en el caso de resultar "sospechoso", alertar sobre el peligro a sus vecinos. La gente del barrio cuenta que el martes a la noche, frente a su casa, se detuvo un motociclista que gritó buscando a un tal "Cara pálida". Acto seguido sacó un arma y comenzó a disparar contra las chapas del cerco de la casa de Margarita. Uno de los proyectiles perforó esas chapas e impactó en el pecho de Margarita, quien anoche permanecía internada en grave estado en el Hospital de Emergencia Clemente Alvarez.
"Nosotros siempre le decimos que no se quedé mirando por detrás de las chapas porque por acá pasan a los tiros todos los días. Ella lo hace porque si ve una moto que no le gusta o le parece sospechosa, se cruza para decirnos que cerremos el negocio porque andan caras raras. Lo que nos contaron los vecinos es que llegó un muchacho en una moto azul, que llamó, sacó un arma y disparó contra las chapas. El tipo buscaba a un tal «Cara pálida» que no sabemos quién es. Ella estaba detrás de las chapas y uno de los balazos la impactó en el pecho. Herida y todo se cruzó la vereda y le vimos la ropa manchada con sangre. Pedía que la lleváramos porque le faltaba el aire", relató una de las nueras de la mujer, que ayer continuaba internada en el Heca.
Calle Patagones expone una de las caras más pobres del barrio que se conoce como Vía Honda, la humilde y pauperizada barriada de la zona sudoeste que se despliega entre bulevar Seguí, Uriburu, Avellaneda y Felipe Moré. Para llegar hasta la casa de Margarita hay que transitar por una huella en la tierra en medio de zanjas de aguas pestilentes junto a las cuales se levantan casas de latas oxidadas y maderas podridas que se mezclan con humildes viviendas de material construidas a pulmón. Todo a la sombra de la arboleda y de un enjambre de cables a cielo abierto. Una cuadra privada de todo tipo de mejoras y que conduce al centro del asentamiento, una canchita de fútbol con una placita.
La barriada gira en torno a las vías del ferrocarril Belgrano que le dan nombre al asentamiento. En una humilde casa ubicada por Patagones, entre Espinosa y Calle 1809, frente a una iglesia pentecostal universal y del Hogar Comunitario "Carita Feliz", vive Angela Margarita G., de 66 años, con uno de sus ocho hijos.
Los vecinos contaron que Margarita es empleada en la Dirección de Tránsito del municipio. El frente de su casa son chapas oxidadas y es una de las pocas viviendas que no tiene problemas de presión de agua en la zona. Lo que hace que sus vecinos estén atentos que la mujer les grite "hay agua" para llegar con sus baldes a cargar el líquido elemento.
Una moto y un apodo
Familiares y vecinos de Margarita contaron que pasadas las 22.30 del martes una moto azul se detuvo frente a las chapas de la casa. Que llamó por "Cara pálida" y sin más comenzó a disparar. Impactó al menos tres veces contra las chapas. Uno de esos proyectiles alcanzó a la mujer que, mientras el agresor huía, cruzó la calle buscando la ayuda de uno de sus hijos. En eso estaba cuando al lugar llegó una camioneta de la policía que la condujo al Heca.
"Preguntar por una balacera por acá es como buscar a un Pérez, un Rodríguez o un Fernández. Está lleno. Todos los días pasa ésto y en los medios sólo sale cuando el resultado es una desgracia. Nadie conoce a un «Cara pálida» por acá. Pero el tipo que disparó lo hizo convencido de que estaba en la casa de Margarita. Doce horas antes, en la zona de Cagancha y Avellaneda (a unas ocho cuadras de allí) también balearon a un pibe de 18 años. Las balaceras son a diario (ver aparte)", explicó una vecina. "Esa zona es más tranquila, pero para el lado de la canchita está llena de lugares donde te venden drogas como si fueran caramelos", agregó una doña que reside por Avellaneda.
A Margarita la ingresaron a quirófano la misma noche del martes y quedó internada en terapia intensiva del Heca. Ayer sus hijos hacían guardia en el centro asistencial esperando los partes médicos. En tanto, el ataque es investigado por el fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Florentino Malaponte, quien ordenó a los pesquisas de la Policía de Investigaciones (PDI) que trabajaran en el territorio tomando testimonios y relevando las filmaciones de las cámaras de videovigilancia ubicadas en la zona.