Era una parada bravísima y tanto Newell’s como el técnico Frank Kudelka lograron salir de pie del Mario Alberto Kempes.
Por Lucas Vitantonio
Era una parada bravísima y tanto Newell’s como el técnico Frank Kudelka lograron salir de pie del Mario Alberto Kempes.
Fue una tarde intensa, repleta de emociones y con muchísima efervescencia hasta el pitazo final de Tello que decretó el 2 a 2 ante Talleres. Que el DT leproso se jugaba el pellejo no hay ninguna duda porque hilvanar cinco derrotas en fila hubiese sido tan incómodo como hacerle upa a un elefante.
Pero ayer los rojinegros tuvieron una virtud que no habían demostrado en los cotejos anteriores, que fue el amor propio, la enjundia y la vergüenza deportiva para sobreponerse a la adversidad y reaccionar. Por eso tras la apertura del marcador de Mateo Retegui y cuando parecía que se venía la tormenta, Newell’s fue al frente para forzar su propio destino. Alcanzó primero la igualdad vía Nacho Scocco, de penal, y luego se puso arriba con un cabezazo de Julián Fernández.
El equipo dio una prueba de vida, de entereza anímica y gritó fuerte que el ciclo no estaba terminado. Después vino la roja por una imprudencia del debutante Justo Giani y la igualdad final de Diego Valoyes para el local. El punto significó más desde lo simbólico y la rebeldía que desde el resultado mismo.
Sí hubo una reacción real. Y todo indica que alcanzaría para que siga Kudelka, claro que fue el propio DT en la rueda de prensa pospartido el que evitó hablar de su continuidad y aclaró que si tiene algo que comunicar sobre sus próximos pasos al frente del equipo lo hará ante quién corresponda, léase la dirigencia. Así, no dijo en voz alta que se va. Tampoco gritó que se queda. Tal vez esperaba mayor respaldo antes de viajar a Córdoba y por eso su ambigüedad discursiva de cara al futuro.
Que Newell’s no podía perder estaba más que claro. Que una derrota más iba a disparar las dudas sobre la continuidad del ciclo también es una realidad. Pero el empate en Córdoba ante Talleres y terminando con diez futbolistas en el tramo final se inscribe más dentro del casillero del resultado positivo que del negativo. Porque Newell’s si bien no brilló y cometió errores en el manejo de la pelota, esta vez sí supo levantarse rápido cuando lo mandaron a la lona. Este gesto de reacción para no claudicar ante la primera trompada del rival fue la novedad de la tarde en la Docta. Porque frente a Vélez y Boca el gol del rival casi que liquidó a los rojinegros por toda la cuenta.
Ayer la historia fue distinta, siempre con el amor propio como bandera más que con la lucidez para sostener el balón y atacar con criterio, Newell’s sí supo reaccionar. Fue clave el empuje de Lema desde el fondo, también el aporte de Orihuela para trepar por sorpresa y hasta reventar el palo en el primer tiempo y los reflejos de Aguerre para desactivar un par de intentos a fondo de la T. Maxi volvió a ser titular y jugó de menor a mayor y Nacho participó poco, pero clavó el penal que decretó el empate transitorio. El pecado de juventud fue el patadón de Giani a Navarro cuando Newell’s ganaba y parecía encaminarse a la victoria.
Kudelka logró que los futbolistas esta vez no se rindan y sigan luchando hasta el final, lo que no es poca cosa. En el juego la deuda sigue. Pero el punto puede ser el puntapié inicial de la remontada. También es real que el DT prefirió no hablar en público de su continuidad y eso evidentemente es un tema que sobrevuela el ambiente y será una cuestión vital para aclarar puertas adentro con la dirigencia. Newell’s ayer terminó de pie, pero ahora necesita empezar a caminar como equipo.