El ciclo de Ricardo Caruso Lombardi en Newell’s ya es historia. De manera abrupta y sin anestesia ayer pasado el mediodía se precipitó el alejamiento del verborrágico entrenador. A las 14.30, el ahora ex conductor leproso salió shoqueado de la oficina de Eduardo López y con la voz quebrada le anticipó a este diario "me voy de Newell’s", antes de subirse a un taxi y dirigirse al hotel céntrico donde se aloja. Allí, luego de hablar un par de horas con el resto del cuerpo técnico, ofreció con lágrimas en los ojos una emotiva conferencia de prensa. "Estoy emocionado. No estaba en mis planes irme. Pero con el presidente no estuvimos de acuerdo en algunas cosas y me pidió que diera un paso al costado. Le dije que no había ningún problema. Soy un tipo agradecido. Nunca le fallé a López. Estoy tranquilo porque hicimos todo bien. Muchos creen que se puede llorar por tonto o para que te tengan lástima, pero a mí me emocionaron los gritos de la gente. Esto no es el fin del mundo. Me llevo el amor de los hinchas de Newell’s", confió Richard todavía perplejo por la situación inesperada que le tocó afrontar a una semana del inicio del Apertura.