Siete días. Una pena eterna. Un dolor inconmensurable. Hoy miércoles se cumple una semana de uno de los fallecimientos más tristes de la historia argentina: el paso a la inmortalidad de Diego Maradona.
Por Lucas Vitantonio
Siete días. Una pena eterna. Un dolor inconmensurable. Hoy miércoles se cumple una semana de uno de los fallecimientos más tristes de la historia argentina: el paso a la inmortalidad de Diego Maradona.
Desde el mismo mediodía que se confirmó su lamentable deceso cada rincón del mundo se convulsionó, a cada país se le cayó una lágrima, cada potrero estuvo de luto y la pelota se detuvo para darle el aplauso más fuerte que se pueda imaginar.
Millones de personas sufrieron su partida y le expresaron las más sentidas condolencias al Diez, prendiendo una vela en Nápoles,
levantando un altar pagano en Brasil o colocando una flor en Japón. Acá, en Argentina, una muchedumbre desbordó la plaza de Mayo y sus inmediaciones para darle el último adiós en la Casa Rosada.
Maradona, más que nunca, fue en estos siete días el “Diego de la gente”, como él mismo quería que lo recordaran. Pero también su lamentable pérdida y las repercusiones desnudaron algunos pensamientos actuales o recientes que justamente van a contramano de su legado de inclusión y valoración de los más humildes. Y para nada los tuits racistas de algunos jugadores de Los Pumas son “errores” o pecados de juventud, ya que la sociedad toda debe trabajar muchísimo todavía para erradicar la discriminación en todos sus aspectos.
A esas muestras impresionantes de afecto se les coló por la puerta de atrás un “no homenaje” de Los Pumas, que más allá de si era necesario o no, luego desembocó en conceptos nefastos y totalmente repudiables vertidos tiempo atrás por parte de algunos jugadores del seleccionado de rugby, entre ellos su excapitán Pablo Matera, que desencadenaron la condena colectiva y prácticamente unánime de la sociedad argentina.
Claro que un posteo de hace varios años no tiene nada que ver de manera directa con la muerte de Maradona. Pero lo que quedó clarísimo con la partida de Diego es que hoy la enorme mayoría de la gente de a pie y el sentir popular quieren representantes que, a pesar de sus errores, contradicciones y defectos, sean personajes son raíz social, con compromiso de clase, que nunca se olviden sus orígenes y que jamás pisoteen ni marginen a los sectores más postergados de la comunidad.
Y Diego, con miles de defectos y errores, jamás fue un ser ofensivo hacia su pueblo. Todo lo contrario de lo que tuitearon hace años varios integrantes de Los Pumas actuales, incluso su ahora excapitán Matera. En este sentido, la muerte de Diego movilizó desde lo emocional a la sociedad, la indagó y hasta la humanizó.
Pero en este contexto de emociones fuertes y corazón abierto salieron a la luz discursos horribles que deben desterrarse para siempre. Y el rugby como deporte que practican con entusiasmo y pasión miles de chicos en la Argentina debe hacer una severa autocrítica, trazar una raya bien clara y decir bien fuerte “Nunca más”.
El racismo y la discriminación lamentablemente todavía atraviesan nuestra sociedad y de ninguna manera se pueden poner exclusivamente todas las tintas en un solo deporte. Pero desde el rugby, puntualmente, deben dejar de mirar para el costado, repudiar con todas las letras y de manera institucional lo que a principios de año fue el “asesinato” a patadas en la calle del pibe Fernando Báez Sosa o recordar con mayor efusividad a sus deportistas desaparecidos en la última dictadura cívico-militar.
Nery Pumpido, campeón del mundo con Diego en México 86, consideró que los jugadores del combinado nacional de rugby “se equivocaron feo” al no dedicarle un homenaje a Maradona en el partido ante los All Blacks. “Nunca más voy a ver un partido”, aseguró el exarquero muy dolido. Seguramente es el sentimiento de muchos argentinos. Por ello el rugby tiene que dar un mensaje clarísimo de reivindicación y no quedarse a mitad de camino en lo que debe ser su refundación educativa.
Diego ya es mito. Su legado cobrará cada vez más relevancia, a pesar de que hoy los abogados buscan sacar tajada de una muerte dolorosa.
El primer “partido” de la era posMaradona es contra la discriminación y xenofobia. El deporte es un gran vehículo para educar. Y más allá de que la pelota sea redonda u ovalada, que no se manche.
Rosario siempre estará cerca de Maradona
Rosario siempre será un punto de referencia cada vez que se recuerde a Diego Maradona. No sólo porque jugó con la camiseta de Newell’s, sino porque la muerte de D10S disparó un sinfín de homenajes y tributos en la ciudad jamás vistos. Desde el proyecto que presentó el concejal Ariel Cozzoni, ex delantero de Newell’s, para que un espacio público del parque Independencia lleve el nombre Diego Armando Maradona.
Además Kily González, Gabriel Heinze, Javier Mascherano y Maxi Rodríguez, muy queridos por Diego, estuvieron presentes en el velatorio en la Casa Rosada y se mostraron quebrados. La ex leona Luciana Aymar también tuvo palabras sentidas.