Por Mauricio Maronna
Santa Fe está a la espera de definiciones.
La transición no comenzó nunca. Primero por las desavenencias entre el gobierno y los integrantes de la mesa peronista que designó Omar Perotti. Luego por el portazo del senador Armando Traferri. Y, al fin, por las tirrias políticas que dominan la escena.
Dos políticos moderados, como Miguel Lifschitz y Perotti, ni siquiera tuvieron una foto juntos. Claramente, el gobernador electo no quiere ni posar para la foto con el mandatario que se va, como evitando que alguien pueda pensar en alguna responsabilidad compartida.
En el peronismo dicen que Lifschitz no cumplió con lo que prometió respecto del presupuesto. Lifschitz asegura que se lo pidieron senadores peronistas y quiso cumplir con el Poder Legislativo. Sea como fuere, la transición se terminó. O no empezó nunca.
En la Casa Gris esperan que en las próximas horas Perotti designe a sus ministros y haya un cambio de clima. "Tenemos a disposición, y la tuvimos siempre, toda la información. Perotti me pidió que no haya pases a planta permanente y no los hubo ni los habrá. Pero, cuidado, hay 1.500 agentes que tienen derechos adquiridos. Nos pidieron que no hagamos más licitaciones y aceptamos el criterio. Vamos a dejar una provincia sana", dicen en el oficialismo, en una contraposición directa a lo que sostienen algunos peronistas santafesinos.
Condicionantes electorales
La derrota del Frente de Todos en Santa Fe en las elecciones generales pusieron un freno a las intenciones de Perotti de reformar la Constitución provincial. En verdad, la victoria de Juntos por el Cambio pareció haber endurecido posiciones en el macrismo santafesino. "Para qué les vamos a dar a los peronistas ocho años de gobierno, con reelección incluida, si en 2023 podemos volver nosotros a la Nación y tener muchas chances en la provincia", dijo una fuente legislativa cambiemita a LaCapital.
Este diario fue testigo de una charla entre dos referencias de Juntos por el Cambio Santa Fe. Un diputado provincial estaba casi a punto de ser convencido para votar a favor de una sesión especial por la reforma constitucional y el otro dirigente (concejal) le daba todas las argumentaciones de por qué no hacerlo. El legislador contó, con lujo de detalles, quién había sido el enviado perottista que trató de convencerlo.
Lifschitz sabe que van por él. El peronismo, con la extraña asociación de Mario Barletta, puso en escena la posibilidad de la reforma, con un movimiento de billar que incluía la presidencia de la Cámara de Diputados para un radical (dicen que Alejandro Boscarol). "Si pasaba, era un gol, pero esas cosas siempre tienen costos posteriores", dice un socialista de la gestión.
La política santafesina será desde el 10 de diciembre un modelo para armar, porque hay datos sorprendentes. A la par que Barletta y Boscarol (Grupo Universidad) pujaban por avanzar en la reforma de la Constitución, el intendente de Santa Fe, José Corral, y otros referentes del mismo Grupo Universidad no querían saber nada con ello. Las internas en el radicalismo son cada vez más sorprendentes. ¿Volverá a haber una integración pos diciembre entre socialistas, y sectores radicales, incluido Corral? No hay que descartar nada.
Lo cierto es que mientras la transición murió de nonato, Lifschitz recorre localidades de la provincia en su gira de despedida. Pero hay quienes dicen que son despedidas como las de Los Chalchaleros, que siempre volvían a tocar en público. Se verá.
Esa decisión del gobernador es leída en el peronismo como una ratificación de lo que advirtieron apenas pasaron las elecciones provinciales, cuando Lifschitz reunió a toda la tropa del Frente Progresista. "Está en campaña, no reconoce que perdió y que las cosas cambiaron", reprochan desde el Frente de Todos. "Yo no perdí, no fui candidato. Fui candidato a diputado y gané", retruca el gobernador.
Al tiempo que esperan en la Casa Gris poder interlocutar con los futuros ministros, se preocupan por el tema de seguridad. "No hemos avanzado porque no están definidas las personas que van a abordar la problemática. Hay que resolver hasta la licitación del 911", revelan. En el gobierno confían en poder reencauzar el diálogo durante los próximos días, con nombramientos de ministros mediante.
Desde el lado del peronismo también existe una creciente expectativa por las designaciones que hará Perotti, quien, como los músicos que terminan de producir un disco, se preocupan para que no se sepa el contenido del mismo hasta el momento de la publicación oficial.
En verdad, los nombres de los futuros ministros de Perotti ya han aparecido en todos los medios, y desde el corazón del perottismo no los desmienten. Al gobernador electo le gusta no mostrar las cartas hasta el momento de la definición y, a su lado, descreen de que es muy problemático para la transición que no se conozcan aún.
"Si la transición en la provincia de Santa Fe es muy larga, la responsabilidad es del gobernador, que fijó el cronograma, no del gobernador electo", se le escuchó decir al senador peronista. En paralelo con el presidente electo, Alberto Fernández, Perotti cree que si da a conocer los nombres antes de tiempo corre el riesgo de que su equipo sea esmerilado antes de asumir.
Por lo pronto, nadie hubiera imaginado esta transición que no fue, entre tensiones y desconfianzas.