A las 19 del sábado 7 de junio de 2014 el joven rosarino Pablo Del Vecchio, de 24 años, iba a Buenos Aires con tres amigos en un Chevrolet Corsa por la autopista Rosario-Buenos Aires cuando en el kilómetro 220, a la altura de la subida a Sánchez, un pueblo bonaerense, se encontraron de golpe con dos caballos sueltos. Chocaron, los tres amigos se salvaron, pero Pablo –que viajaba en el asiento del acompañante– sufrió graves heridas y finalmente perdió la vida el día del cumpleaños de su mamá, María Alejandra Fernández.
“Mi hijo iba en el asiento del acompañante. Los otros tres amigos salieron ilesos. Iban a Buenos Aires en dos autos, cuatro amigos en cada uno. Eran las siete de la tarde, que en junio es de noche. Los caballos estaban sueltos y el dueño no apareció nunca. Al día siguiente, los amigos de Pablo fueron al lugar del choque y uno de ellos, que conoce de caballos, lo dio vuelta para ver si tenía una marca, pero no tenía nada”, confía María Alejandra a La Capital.
“El día sábado recibimos un llamado, que un vehículo con cuatro jóvenes que transitaba por la ruta nacional 9, kilómetro 220, embistió un caballo que estaba en la vía pública”, informó entonces la subcomisaria Giménez, de la Comisaría Segunda de Villa Ramallo, al portal Ramallo ciudad y su región.
“Como consecuencia del impacto, los cuatro jóvenes resultaron heridos, de gravedad uno de ellos, todos son derivados al Hospital San Felipe de San Nicolás, y al cabo de cinco horas, a las 5 de la mañana, nos comunican que uno de ellos, el más herido, había fallecido”, informó la funcionaria. Giménez reportó que “estas personas eran oriundas de Rosario, y el fallecido era Pablo Del Vecchio, un joven de 24 años de esa localidad”.
Una búsqueda desesperada
“Yo anduve por todos lados buscando al dueño de los caballos. Fui hasta Ramallo. Me habían dado un dato y un nombre. Cuando te pasa algo así, como madre sos capaz de hacer cualquier cosa. Esto que me pasó no tiene nombre, es algo que no se puede comparar con nada. Después nos dijeron que los dueños podían ser cuatreros, gente pesada, y yo también entiendo a la gente que no dijo nada por miedo, aunque hasta cierto punto porque yo no protegería a alguien que deja dos caballos sueltos y provoca una tragedia”, narra María Alejandra.
El juez rosarino Fabián Bellizia condenó a la empresa Cinco Vial, pero aún no pudo hallar al responsable penal, el dueño de los caballos sueltos que desataron la tragedia. La concesionaria apeló el fallo de primera instancia y ahora la causa está en manos de la Cámara de Apelaciones. “Hoy es mi cumpleaños. Un día como hoy, hace siete años, un NN me arrebató la vida de mi hijo, con sus sueños y el cariño de sus padres, amigos y demás seres queridos, como su sobrino Felipe, a quien no alcanzó a conocer. Lo único que pido es que los fiscales, jueces y camaristas que participan en esta causa hagan justicia por mi hijo Pablo”, abunda María Alejandra. Consultada sobre este calvario de siete años, la mamá de Pablo advirtió que “la Justicia nunca encontró a este responsable penal y la empresa concesionaria, Cinco Vial, sigue sin reconocerlo, pese a la sentencia del Juzgado de Primera Instancia, Civil y Comercial de la 12ª Nominación de Rosario, que se lo ordena. No tengo respuestas concretas, estas son las empresas y la Justicia de nuestro país, que cobran y dilatoriamente permiten que nadie reconozca los derechos de nadie: jueces, fiscales, camaristas y empresarios a quienes no les importa que mi hijo no brille más. Para ellos somos un número en esta vida, pero nadie está exento de ser un Pablo más. Ojalá algún día desde donde esté mi hijo los responsables lo reconozcan y pueda aplaudir a la Justicia de mi país”.