foto: Leonardo Vincenti / La Capital
"Me antojé con pizza, comí cinco porciones pero como le puse el polvito no engordé". "Me gusta cuidarme y estar bien pero mi secreto son las pastillas para quemar grasas". "Me doy todos los gustos porque siempre le agrego este producto maravilloso a mis comidas". Las afirmaciones en boca de famosos y famosas se repiten día a día en la televisión argentina, donde este año, y como nunca antes, se promocionan los supuestos beneficios de formulaciones dietéticas. Es que durante la pandemia, buena parte de la población subió de peso y los fabricantes de estas píldoras, polvos o batidos, vieron la gran oportunidad.
Los nutricionistas y los médicos que se especializan en obesidad afirman que muchos de sus pacientes en tratamiento no pudieron sostener los plantes alimentarios y la mayoría aumentaron varios kilos durante estos últimos meses. También destacaron que empezaron a recibir consultas de personas que no tenían problemas de sobrepeso pero que ahora están preocupadas porque están comiendo muchos alimentos hipercalóricos a causa de la ansiedad, el encierro, los problemas socioeconómicos y la falta de actividad física.
Según una encuesta elaborada por la Sociedad Argentina de Nutrición, que se dio a conocer durante los primeros meses de la epidemia de Covid-19, el 56% de los argentinos había subido de peso desde que comenzó el aislamiento estricto, en marzo. Dentro de ese grupo el 78% dijo haber subido entre uno y tres kilos entre abril y mayo. Y un 3,5% más de 5 kilos en esos mismos meses.
¿Qué beneficios tienen esas fórmulas que vienen en polvo o cápsulas? ¿Sirven para bajar los kilos de más? ¿Es posible eliminar las calorías consumidas en exceso con algunos de estos productos? Desde el Colegio de Nutricionistas de Rosario, su presidenta, Verónica Franceschini, fue contundente: "¡Si fuesen tan milagrosos ¡no tendríamos los problemas de obesidad que tenemos!".
En alza
Los denominados alimentos "antiobesidad" se vendieron un 198% más que el año pasado en los primeros seis meses, según la Confederación Farmacéutica Argentina. De 237.228 unidades en el primer semestre de 2019 treparon a 708.220 en el mismo período de 2020. Desde el Colegio de Farmacéuticos de Rosario mencionaron que no tienen números "institucionales" a nivel local porque se trata de productos que no se dispensan a través de obras sociales pero que "obviamente la promoción publicitaria y el deseo de descender de peso de muchas personas, incrementan notablemente las consultas en las farmacias".
Cándido Santa Cruz, presidente de la entidad, dijo que "hay campañas agresivas" por parte de algunos laboratorios productores de estas formulaciones y eso se ve reflejado en el interés de la gente.
"No todos los productos son inocuos. Siempre recomendamos la consulta con el médico o un nutricionista, mucho más si la persona consume ya otros medicamentos", expresó el farmacéutico.
¿Cuáles son los riesgos?
¿Qué utilidad tienen o no estos productos tan promocionados? Hay particularmente dos que se publicitan en forma constante y que actores, cantantes, conductores dicen usar con buenos resultados. Uno es un polvo que según sus fabricantes "es un complemento de la alimentación elaborado en base de ingredientes naturales, que han demostrado en ensayos preclínicos y clínicos su capacidad de disminuir la absorción del almidón, presente en las harinas, arroz, papa y todos los alimentos que lo contienen".
El otro producto antiobesidad estrella viene en cápsulas o en forma de batido que "cuenta con la mejor fuente de proteína vegana del mundo, ayuda a mantener o perder peso, ganar músculo y aportar minerales quelatados. Alto en proteínas y con 80 calorías por porción, este es el batido de proteína de origen vegetal perfecto. Se puede usar en cualquier momento del día: desayuno, merienda o también después del entrenamiento", según se lo publicita. Quienes lo desarrollan y venden dicen que "aporta nutrientes esenciales que ayudan a mantener el buen funcionamiento del sistema inmunológico y el buen estado del cabello, piel y uñas". En algunos sitios se señala que "ayuda a controlar las ganas de comer".
Marilina Borrás, licenciada en nutrición, quien trabaja en su propio consultorio y en la Clínica Colabianchi, en Rosario, destacó que en forma paralela al aumento de la obesidad "surgieron muchos productos o suplementos dietéticos que prometen, con mucha publicidad, perder peso de manera rápida, casi milagrosa, sin modificar el estilo de vida, manteniendo una alimentación hipercalórica, de mala calidad nutricional y sin abandonar el sedentarismo".
La profesional comentó con preocupación que "existe una amplia variedad de productos que se venden en diferentes presentaciones como complementos nutricionales, cremas reductoras, batidos, productos naturales" y agregó que: "Todos prometen resultados garantizados y a corto plazo por lo que son altamente demandados y de fácil adquisición, debido a que no necesitan de prescripción médica".
¿Qué contienen? Borrás comentó que "se trata de compuestos químicos, extractos de hierbas o muchas veces son una combinación de ambos, creados artificialmente a los que se les atribuye un efecto beneficioso para la salud, el rendimiento físico y/o el descenso de peso".
Los más conocidos, señaló, son los llamados quemadores de grasa, "que acelerarían el metabolismo haciendo que las reacciones químicas en nuestro cuerpo puedan darse con mayor rapidez, ayudarían a movilizar la grasa para utilizarla como fuente de energía en el músculo (o fat blocks)" y el otro, es un polvo "derivado de un extracto de poroto blanco, que refiere inhibir la actividad de una enzima llamada amilasa, que interviene en la degradación de los carbohidratos ingeridos con la dieta, lo cual hace creer a los consumidores que, comiendo grandes volúmenes de comidas ricas en harinas, pero agregando el milagroso polvo sobre ellas, no van a ser absorbidas y por lo tanto no subirían de peso".
La realidad
Según puntualizó Borrás, quien se especializa en trastornos de la conducta alimentaria, no existe ningún método avalado científicamente que "queme grasas" o que "inhiba" la absorción de nutrientes. Por eso, comentó, "este tipo de publicidad y productos nos siguen enseñando a compensar (remarcó este verbo), es decir, enseñan a comer en exceso y luego reparar esta conducta con un producto, en lugar de enseñarnos a comer, a conocer la porción y generar hábitos saludables".
El uso de los suplementos dietéticos "representa un riesgo que está dado por las nefastas consecuencias que se producen en la salud de los consumidores", enfatizó.
La OMS establece que los medicamentos de venta libre, los suplementos dietéticos y dispositivos de tecnología médica tienen que estar respaldados por información que describa el modo de administración o uso, los efectos terapéuticos, los posibles efectos secundarios, además de tener que consultar siempre a un profesional de la salud matriculado y especializado en el tema.
El camino seguro
¿Es posible "comer de todo" y bajar de peso? La nutricionista respondió: "Se puede bajar de peso comiendo de todo, sin comerte todo, que no es lo mismo".
Y remarcó que agregar suplementos o polvos mágicos que prometen bajar los kilos de más "no es real ni tampoco una solución".
"Comer grandes volúmenes de comida y pensar que un polvito puede hacerte bajar de peso es ridículo". El peligro que encierran, dijo la licenciada, es que "no sólo te alejan del objetivo sino que hacen persistir los malos hábitos y que luego sea más difícil bajar de peso".
"Este tipo de conductas, las compensaciones, las imposiciones forzadas, no son sostenibles en el tiempo", dijo.
¿En qué se basa un plan de descenso de peso, cuáles son los pilares?
Borrás destacó estos aspectos:
- Realizar las 4 comidas diarias, que sean equilibradas en calidad y cantidad, que incluyan los diferentes grupos de alimentos y/o nutrientes.
- Llevar una buena relación con tu cuerpo y la comida, incluir el placer, comiendo esos alimentos que te gustan pero regulando la porción.
- Crea un ambiente seguro en torno a tu alimentación.
- Regular las emociones.
- Hidratarte.
- Moverte
- Y dormir bien, ya que al no dormir, o dormir poco, aumenta el hambre, porque nuestro cuerpo necesita energía para mantenerse despierto. Además de estar aumentado el “cortisol” hormona del estrés, que hace que vayamos a buscar más comida.
¿ Por qué es tan difícil bajar y luego sostener el peso adecuado?
Porque se baja de peso en “mentalidad dieta”, donde se ve a la comida como permitido/prohibido, alimentos buenos o malos, debería o no debería, todo o nada, se ubica como premio/ castigo, me lo merezco/no me lo merezco, y podrían decirse muchas más. Vivir a dieta es vivir en un círculo vicioso, donde está la restricción como primer medida, lo que te lleva a la privación, luego a una sobre ingesta y pérdida de control e insatisfacción.
De la única manera que este descenso de peso perdure, es cuando hay un cambio de hábito real, que lleva tiempo, no es mágico, ni se logra de un día para el otro.
¿Se puede descender de peso (si esa es la indicación médica) aún en estas circunstancias tan difíciles?
Sí. Es cierto que esta pandemia llevó a muchas personas a comer en exceso y a aumentar de peso, pero muchas otras pudieron conectarse y lograr un autocuidado que hasta les resultaba desconocido. Para ordenarse hay que planificar las comidas, las compras, encontrar un momento de placer y de movimiento, incluso adentro de la casa. Armar una rutina nueva, con lo que se pueda, reemplazar hábitos por otros más saludables. Quienes pusieron en marcha estas premisas, descendieron de peso aún en estos meses. Y no es tarde, se puede comenzar hoy mismo.