Vanina Morales y Oscar Garraza son los directores de Rosario Do Samba, comparsa ganadora de los Carnavales 2016 de la ciudad. Entre los dos suman nueve hijos. Tres que traía él, tres que traía ella y tres más que tuvieron juntos. Este tres por tres les produjo una primera incertidumbre, que luego se convirtió en un proyecto donde hoy más de 60 chicas y chicos son algo así como una extensión de esa cuenta inicial: ¿Cómo contener a nuestros hijos?, ¿cómo tenerlos cerca?, ¿cómo generales una ocupación, una pasión, una vocación? Bajo estas inquietudes nació Rosario Do Samba, que aún hoy lleva en sí misma la operatoria fundante de la familia: la capacidad de sostener unido aquello que se multiplica.
Sobre este origen, Vanina, quien además es docente de una escuela primaria, comenta: "La idea era tener a nuestros hijos -y a algunos amigos -ocupados . Así fue en un principio, éramos unos diez más o menos". Y Oscar agrega: "Nosotros empezamos con una pequeña batucada. Un fin de año les compramos instrumentos para cuando terminaron la escuela, para que se entretuviera esos días en los que no sabían qué hacer, que andaban por ahí boyando, y bueno, fue creciendo, fue una cosa que avanzó".
La comparsa de barrio San Martín A tiene un lugar fijo de ensayo: la casa de Vanina y Oscar, en Paraguay al 5900. No es difícil encontrarla. Un portón con las ventanas abiertas deja ver, por un lado, una cantidad de instrumentos apilados que constituyen la batería de la comparsa: cuicas, zurdos, casetas, sicuayos y caixas. En la otra pared: plumas, brillantes, trajes, muñecos, casquetes, capas. La entrada prosigue hacia un patio amplio y amable.
En esa casa se convive todo el año con el carnaval: "Nosotros hace cinco años que estamos en esto y nunca hemos recibido la queja de un vecino. Primero, que hay muchos vecinos que participan. Segundo, es que lo hacemos en un horario fijo. Ahora en verano practicamos de 19 a 21 y se termina, no hay vuelta", explica Oscar.
"También salimos mucho a las plazas. A veces de noche nos quedamos acá, hacemos unas hamburguesas. La convivencia es fundamental, porque mi casa es abierta, es la casa del pueblo. Me entran ochenta monos al baño por día, porque no solamente vienen los que practican, viene la familia, el papá, la mamá, el amigo, los hermanitos. Querés ir al baño y hay cola, el mate no dura nada, los días de desfile hay cien personas acá".
Entre risas, Vanina completa: "Los primero años, que éramos poquitos, se habían mal acostumbrado a que yo les hiciera tortas fritas en invierno. Ahora me piden y les digo: «¿Están locos, son como setenta?»".
Pilares. La convivencia, el crecimiento mutuo, el acompañamiento en las circunstancias adversas, todo constituye a este proyecto familiar y social que excede el momento de los desfiles y las actuaciones.
"El premio más importante es el grupal, no el individual, porque es de todos, incluso los que no se ven. Los 31 ritmistas que tenemos se iniciaron en esta casa, a partir de los chicos que más saben y les fueron enseñando. Nuestra identidad es la de la batería. También elegimos los reyes a través de un concurso que nos permitió tenerlos cinco meses antes, con un jurado, donde votan bailarines y batería. Eso hace que sea más transparente. No dejamos afuera a nadie que viene trabajando. Tenemos nuestro propio reglamento", explican.
Rosario Do Samba también tuvo sus momentos complicados. Hace tres años, por el encarecimiento de los instrumentos, los trajes y el esfuerzo que implica sostener este tipo de proyectos, estuvieron a punto de disolverse. El apoyo de las autoridades del CMD Sudoeste, proyectos como Ingenia y Vínculos, un nuevo reglamento, más equitativo e inclusivo, propuesto por la Secretaría de Cultura, fueron algunas de las variables que hicieron que la comparsa siguiera en pie y creciendo día a día, y así lo destacan los protagonistas de esta historia.
El click. "El carnaval de Rosario en el 2015 hizo un clic. Antes nos sentíamos como sapo de otro pozo, porque había comparsas que abarcaban todo el carnaval y nosotros éramos nuevitos y con pocos chicos", relata Vanina, y agrega: "El año pasado pensamos que era el último carnaval del que participábamos, y aparecieron las reglas nuevas y cambiamos de opinión".
Sobre la participación de la comparsa en los talleres de carnaval ofrecidos por la Municipalidad Oscar agrega: "El taller siempre sirve. Han tenido muy buen nivel. Siempre se aprende. El profesor siempre te deja algo que vos no sabes. El taller nivela, hace iguales a todas la comparsas" .
Rosario Do Samba, esa familia extendida que hizo un carnaval de su vida cotidiana rompió la frontera que divide el espacio privado del espacio común. Lo hizo con esfuerzo, solidaridad y entusiasmo. Esta comparsa sigue rodando y se va a presentar, junto a otras de la ciudad en los Carnavales del Sur (avenida San Martín y Ayolas) el próximo sábado, a las 20.30; y el domingo, a las 20, en los Carnavales del Sudoeste, Arijón y Presidente Roca.