"Usted ya ha sido fotografiado. Las fotos se enviaron a internet y se mantendrán
ocultas por 24 horas antes de borrarse. Durante el viaje puede ser observado y oído por el operador
del monitoreo. En caso de un ilícito, el video y las fotos serán difundidos por TV y medios
gráficos de todo el país. Perdone las molestias. Es por nuestra seguridad". Tal vez con el correr
de los días, los usuarios de taxis lean cada vez más seguido estas advertencias en las ventanillas
o se topen con barreras metálicas que los separen de los choferes. Es que, aun cuando faltan más de
tres meses para que expire el plazo, algunos taxistas ya comenzaron a implementar medidas de
seguridad ordenadas hace un mes por el Concejo.
La normativa aprobada el pasado 12 de julio obliga a tener luz de pánico a todos
los taxis y otra serie de dispositivos sólo a los que son manejados por peones. Ese equipo incluye
la adhesión a un radiollamado, un sistema de posicionamiento global (GPS) para ubicar las unidades
en comunicación con la policía, cámaras que fotografían al pasajero y micrófonos que pueden
transmitir la conversación a bordo. Si bien se otorgaban 150 días para adecuar las unidades, a
excepción del blíndex, que será obligatorio a partir del 2010 por las exigencias de capacidad que
impone, algunos ya se fueron adelantando a esos plazos.
Violencia. Sergio Díaz lleva 12 años trabajando como taxista por la noche y, si
bien no cree que en los últimos años haya aumentado la cantidad de asaltos a choferes, sí le
preocupa lo que considera una escalada de la violencia vinculada a los robos. "Antes se llevaban la
plata y se iban; ahora se ensañan y nos golpean", explica.
Por ello decidió tomar precauciones y montar, junto a su compañero Raúl Gauna,
un dispositivo para separar los asientos delanteros del trasero. Desde hace unos 15 días el Fiat
Siena que manejan entre ambos luce un cerramiento de metal desplegado prolijamente pintado de
blanco.
Si bien no lo consideran "una salvación", ese instrumento ya les permitió zafar
de lo que consideraban atracos cantados. "Desde que pusimos esta separación, dos veces me paró un
grupo de pibes con caras raras y cuando estaban por subir y vieron la reja se bajaron diciendo
«dejá, tomo otro»", comenta Díaz.
Al subir al coche, el artefacto no pasa desapercibido. "A algunos pasajeros les
choca, dicen que se sienten encerrados, que parece que viajan en un móvil del Comando. Pero la
mayoría comprende que lo hacemos por seguridad y hasta nos felicitan", dice el taxista.
Según Díaz, la reja tiene algunas ventajas comparada con el blíndex: deja pasar
el aire acondicionado y la calefacción, además de ser más económica. Quizás por esto, el titular
del coche no opuso reparos a la iniciativa de sus choferes. "Nos dijo que si lo que estaba en juego
era nuestra seguridad, le diéramos para adelante", remata Díaz.
Sonría. Otra opción es el Sistema Fotográfico de Seguridad, conocido como SFS,
un equipo recientemente patentado que creó en Rosario Carlos Bertelegui y comercializa la firma
Microláser. Cada taxi que lo implementa cuenta con tres cámaras. Apenas sube un pasajero, el
sistema le saca una foto y automáticamente la sube a internet, donde queda alojada en un servidor.
La idea es que si arriba del taxi se comete un ilícito, esa imagen llegue inmediatamente a la
policía.
En caso de detectar una actitud evasiva, el chofer también puede fotografiar
manualmente y accionar el botón de alerta. Si se llega a una situación de robo, el operador del
sistema podrá escuchar y hasta hablar con el conductor, y de hecho transmitirá esa situación a la
policía, a la compañía o el titular de la unidad. El SFS localiza a los autos por señal de antenas:
cada 6 segundos puede monitorear 180 móviles.
"Este es un sistema disuasivo que busca desalentar el delito, algo que no ofrece
ninguno de los otros dispositivos propuestos hasta ahora", explica Bertelegui. La "disuasión"
arranca, precisamente, cuando sube el pasajero y puede leer la calco pegada en su ventanilla.