La fiscal Graciela Argüelles repasó ayer durante su alegato la fatídica jornada del 6 de agosto de 2013, día en que explotó el edificio de calle Salta 2141. Así, dijo que el gasista Carlos García y su ayudante, Pablo Miño, “llegaron temprano e intentaron cerrar la válvula de servicio en el gabinete de la planta baja del edificio. Como no pudieron, fueron al subsuelo y cerraron las de los departamentos”. Así, siempre según su relato, García le pidió al portero que lo llevara hasta uno de los departamentos de los pisos más altos para chequear si seguía saliendo gas. Fueron hasta el departamento 8º D, de la vecina Luisina Contribunale (fallecida por la explosión), y se fijaron que no salía gas. “Regresó y comenzó a trabajar en el cambio del regulador, todo sin cortar la luz, sin cerrar la puerta del edificio y sin avisarle a los vecinos lo que estaba haciendo”, destacó Argüelles. Así, señaló que cuando se produjo la fuga de gas, “escapó corriendo del lugar” y detalló que la explosión provocó el derrumbe total de la torre del medio y el incendio de la del frente. Remarcó además que se tardó dos horas para cortar el suministro. “Acortar ese tiempo hubiera permitido salvar más vidas”.