En el marco del desarrollo sostenible, CREA entiende a la producción agropecuaria sostenible como una forma de realizar la producción orientada a satisfacer las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer la posibilidad de las futuras para atender las suyas, considerando aspectos económicos, sociales y ambientales de la producción, y procurando mantener un equilibrio entre dichos aspectos. Por ello, hoy en día los sistemas agroalimentarios deben atender demandas interdependientes y simultáneas. Es necesario producir más alimentos de mayor calidad, junto a cantidades crecientes de energía y biomateriales, debiendo esto realizarse con bajo impacto ambiental y utilizando la menor cantidad posible de recursos no renovables. A su vez, los ambientes productivos sufren mayores niveles de estrés e impredecibilidad como consecuencia del cambio climático. CREA tiene arraigados estos conceptos desde sus orígenes, que impulsaron su fundación hace más de 60 años, cuando un grupo de productores se reunió tras el objetivo común de controlar el proceso de erosión eólica de los suelos del oeste bonaerense.
Los criterios que definen la sostenibilidad de los sistemas productivos son determinados por la sociedad en su conjunto y constituyen un estado de aspiración con metas dinámicas y cambiantes de acuerdo a las necesidades y demandas de múltiples actores, y esto genera tensiones. La sociedad global, mayormente urbana, se expresa de diferentes maneras mediante, por ejemplo, legislaciones, mercados, manifestaciones o acciones judiciales. El diálogo y las decisiones tienen que estar basados en la mejor evidencia disponible en cada momento. La ciencia es la herramienta más certera que tenemos como humanidad para entender los problemas complejos.
Desde la mirada de los productores, identificamos tres grandes desafíos en el camino hacia la sostenibilidad. Primero, debemos acordar lo que queremos que pase. Es necesario aprender con y de otros, lo cual requiere de un lenguaje común para el diálogo. Segundo, debemos recibir las señales correctas. Las decisiones se toman en función de las señales recibidas, ya sean estas públicas (políticas, legislaciones) o privadas (mercados, inversiones). Es importante que estas señales privilegien la sostenibilidad. Cuanto más larga es la cadena productiva, más desafiante resulta este aspecto. Por último, debemos hacerlo. Esto es, implementar prácticas más sostenibles, apoyándonos en la innovación.
La visión CREA al 2025 es: las empresas CREA, integradas a la comunidad, son referentes de innovación y sostenibilidad. Haciendo foco en la dimensión ambiental de la sostenibilidad, CREA trabaja sobre dos grandes líneas de acción: (i) contribuir a una mejor toma de decisiones, y (ii) que las empresas y productores que forman parte del Movimiento, hagan cada vez mejor las cosas.
En el primer caso, se busca aprender, sensibilizar y difundir conocimiento que permita una mejor toma de decisiones. En este sentido la organización participa de diferentes iniciativas, las cuales por lo general involucran a varias instituciones y son de carácter multidisciplinario. A modo de ejemplo, CREA es socio fundador de la Alianza para la Acción Climática Argentina, un espacio interinstitucional que promueve acciones colectivas para mitigar el cambio climático. También cofinancia becas posdoctorales junto a CONICET, donde los temas sobre sostenibilidad son relevantes. Recientemente, además, lanzó el proyecto RedES (Red para el Estudio de Sistemas Sostenibles) junto a Aapresid, FAUBA e INTA.
En la segunda línea de acción se destaca Gestión Ambiental CREA (GAC), un proceso de mejora continua que busca incorporar de manera sistémica la dimensión ambiental en la toma de decisiones del productor agropecuario, y constituirse en una guía para su implementación. GAC comprende el análisis del marco legal como base para toda mejora posible y prácticas específicas para cada producción. La gestión ambiental se realiza con el soporte de tres herramientas: normas de gestión ambiental, autoevaluaciones legales y de Buenas Prácticas, y el Sistema de Indicadores Ambientales. Estas herramientas permiten medir anualmente, bajo el mismo estándar, el desempeño ambiental de los diferentes establecimientos agropecuarios. Si bien hoy los criterios se aplican a las actividades agrícolas, ganaderas y lecheras, se planea incluir todas las actividades productivas comprendidas en la red CREA.
La primera instancia de GAC comprende una evaluación de la adaptación a la legislación vigente en materia ambiental y de la aplicación de Buenas Prácticas Agropecuarias, e incluye el trabajo que se viene realizando institucionalmente en el marco de la Red BPA, de la cual CREA es parte. El sistema de indicadores ambientales, por su parte, permite calcular indicadores relacionados al uso de fitosanitarios (cantidad de principio activo según banda toxicológica, EIQ, y próximamente RIPEST) y la huella de carbono. Próximamente incorporará cálculos de eficiencia energética y balance de nutrientes. Estos indicadores permiten generar una línea base del desempeño ambiental para cada empresa CREA, de manera tal de poder medir su evolución en el tiempo y compararla con el grupo y la región.
Para fines de 2022, se espera que al menos dos grupos CREA de la mayoría de las regiones hayan realizado una GAC completa y compartan la experiencia en sus reuniones. En CREA nos definimos como una organización de personas para personas que comparten para mejorar, y creemos que la mejor forma de aprendizaje es a través del aprendizaje de pares que buscan mejores formas de gestionar sus sistemas de producción.