Colombia y las Farc sellan la paz, pero todavía falta el "sí" de las urnas
Ante 14 jefes de Estado, el rey emérito de España y Ban Ki-moon, Santos y "Timochenko" firmaron el acuerdo definitivo.
27 de septiembre 2016 · 00:00hs
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el jefe de las Farc, Rodrigo Londoño (alias Timochenko), firmaron el histórico acuerdo de paz que pone punto final a 52 años de confrontación armada entre el Estado y este grupo guerrillero. Para que este documento se haga realidad aún falta que sea aprobado en un plebiscito, que se votará el próximo domingo 2 de octubre. La ceremonia se hizo con la presencia de 14 jefes de Estado y 2500 invitados especiales en Cartagena de Indias, la ciudad colonial sobre el Caribe que estaba custodiada por miles de uniformados. Previamente las Farc celebraron una conferencia en la que las bases confirmaron el acuerdo de paz al que se llegó en agosto pasado en La Habana, luego de casi cuatro años de difíciles negociaciones.
"Balígrafo". Santos y Londoño-Timochenko, estamparon sus rúbricas al final de un extenso texto de 297 páginas, y para eso utilizaron un "balígrafo", un bolígrafo elaborado con una bala de fusil que se convirtió en uno de los símbolos del proceso de paz. Santos se quitó un "pin" con la paloma de la paz, que en los últimos meses siempre usó en su traje o sus camisas, y se la regaló a Londoño, quien de inmediato se la puso en la solapa.
La ceremonia, cargada de emoción, se realizó en el Patio de Banderas del centro de convenciones de Cartagena de Indias. Allí se reunieron más de 2.500 invitados y 14 jefes de Estado —entre ellos, Mauricio Macri—, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y el rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón, así como numerosos directores de organismos internacionales, diplomáticos y unas 400 víctimas del conflicto armado y más de un centenar de guerrilleros. El acto solemne empezó con la simbólica apertura de una "puerta hacia la paz". Santos la abrió con una llave y dio paso a los jefes de Estado invitados y a los negociadores del Estado y de las Farc, quienes se sentaron en el escenario principal. Lo merecían: fueron figuras clave para que se llegara a este resultado, negociando contra viento y marea durante cuatro años en La Habana. Más de una vez pareció que la negociación se hundía, pero entre los mediadores extranjeros y los jefes de las delegaciones se fueron superando los obstáculos y firmando los acuerdos parciales. Una negociación que sin dudas pasará a los libros de historia, y no sólo de la colombiana. Gracias a este esfuerzo, las partes llegaron a acuerdos en aspectos conflictivos, como desarrollo agrario, la participación política de los guerrilleros desmovilizados, la lucha conjunta contra las drogas y un sistema de "justicia transicional" para castigar de manera muy atenuada a quienes cometieron delitos en el conflicto. Tras negociar desde noviembre de 2012 en la capital cubana, las partes anunciaron el pasado 24 de agosto que habían alcanzado el éxito final. Ayer aquel histórico acuerdo se confirmó nuevamente, esta vez de manera festiva y protocolar.
"Mentes y corazones".Tras el emotivo comienzo de la ceremonia y luego de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon interviniera, el máximo jefe de las Farc, Rodrigo Londoño le dijo al país: "Vamos hacia la política sin armas, preparémonos todos para desarmar las mentes y los corazones. Lo escrito en papel va cobrar vida en la realidad y para que esto sea posible, además de la verificación internacional, el pueblo colombiano debe convertirse en el principal garante de lo pactado, nosotros vamos a cumplir y esperamos que el gobierno cumpla", dijo entre aplausos. Luego agregó: "Pido perdón por todo el dolor que hemos podido causar". A su turno, Santos recordó que como ministro de Defensa y como presidente fue el principal enemigo de la guerrilla, pero que ahora será el defensor de sus derechos en la legalidad. "Señor Rodrigo Londoño y miembros de las Farc: hoy, cuando emprenden su camino de regreso a la sociedad, cuando comienzan su tránsito a convertirse en un movimiento político, sin armas, siguiendo las reglas de justicia, verdad y reparación contenidas en el acuerdo, como jefe de Estado, de la patria que todos amamos, les doy la bienvenida a la democracia", enfatizó el primer mandatario.
Fecha clave: 2 de octubre. Pero aún falta someter el acuerdo a consideración de los colombianos. El domingo próximo, 2 de octubre, acudirán a las urnas para refrendar o rechazar el pacto de paz en un plebiscito. Y no faltan críticos del acuerdo, a comenzar por el ex presidente Alvaro Uribe, máximo líder opositor y arquitecto de la política de seguridad que entre 2002 y 2010 redimensionó el poder militar y territorial de las Farc de Londoño. De hecho, que este sea hoy su jefe máximo es fruto de la implacable política de persecución de los líderes de las Farc aplicada por Uribe y su ministro de Defensa, Santos. Con esa política, fueron cayendo los máximos jefes guerrilleros. El caso más resonante fue el de Raúl Reyes, número dos y jefe de hecho de las Farc, abatido en un campamento en suelo ecuatoriano el 1º de marzo de 2008. El episodio motivó las amenazas de guerra del venezolano Hugo Chávez, abierto aliado de las Farc junto a Cuba. Ayer, muy lejos de aquellas confrontaciones, estos países estaban en la ceremonia en su carácter de "países garantes", en el caso de Cuba junto a Noruega, o de "garantes", en el de Venezuela y Chile. Santos, el verdugo de los predecesores de Londoño, se abrazó con este mientras los estadistas y diplomáticos los aplaudían de pie. Un ejemplo, que, como dijo Londoño, debería ser imitado en Medio Oriente y otras partes del mundo.