El nacimiento de un nuevo espacio educativo siempre es una buena noticia, porque anuncia un escenario de más derechos y posibilidades. Mucho más si ese espacio es fruto de la lucha de una comunidad que brega por su progreso. Tal es el caso de la inauguración de la nueva aula radial del barrio Los Pumitas, que depende de la Escuela de Enseñanza Media Para Adultos (Eempa) Nº 1.312, de Génova y Travesía, y que fue lograda a partir de la demanda del pueblo qom organizado.
En Cabal 1400 bis se planta la organización Qadhuoqte, una comunidad originaria que hace honor a su nombre que en castellano significa “cimientos” y que avanza en la concreción de más derechos para sus miembros. Esta extensión áulica de educación para adultos tuvo su apertura el 1º de setiembre y con ella se logró llevar un pedacito de escuela al territorio que la estaba necesitando.
“La creación y el funcionamiento de esta aula es una meta importante para una población que la sociedad ve como vulnerable y en la que se cree que nadie quiere salir adelante, pero en realidad es esto lo que queremos mostrar”, dice Oscar Talero, referente qom y uno de los dirigentes comunitarios que firmó el convenio con el Ministerio de Educación provincial para la creación del aula radial. La escena que presencia La Capital le da la razón, porque el aula que funciona en el espacio cedido por el templo evangélico “Rey venidero” está colmada de estudiantes que reafirman su idea de que en el barrio son muchos los que quieren salir adelante. Julia Blanco, coordinadora pedagógica del espacio, afirma que hay unos 40 inscriptos, de los cuales 26 asisten regularmente y que la mayoría son mujeres.
“Vemos que hay muchos pibes que quieren avanzar pensando también en la universidad y eso a nosotros nos lleva a impulsar que las políticas de Estado inviertan en la periferia. Nosotros disponemos del cuidado y del pedido, entonces la decisión política puesta en el espacio territorial es muy importante”, afirma el dirigente, que tiene la convicción de que en su barrio no faltan ganas ni organización y que corresponde al Estado, a través de sus políticas públicas, dar las respuestas.
Una comunidad organizada
El barrio Los Pumitas muestra la foto de un Estado ausente como garante de derechos y de una organización comunitaria vastamente organizada para dar respuestas a las necesidades de sus miembros. Una situación que quedó mas expuesta aún con la pandemia y que se replicó en todos los barrios populares de la ciudad, donde la red de contención que ofrecieron las organizaciones sociales permitieron a los vecinos y vecinas sobrevivir a situaciones críticas.
La comunidad qom Qadhuoqte del noroeste supo tejer redes que sostienen a los propios vecinos. Tiene su propia radio comunitaria y brinda distintos talleres de interés. En la sede también funciona un centro de alfabetización para adultos y la idea es promover que los egresados de ese centro puedan continuar sus estudios en la nueva aula de la Eempa.
La creación del nuevo espacio secundario para adultos no sobrevino sin dificultades. Para lograr la aprobación del Ministerio se realizó un relevamiento previo de potenciales alumnos y a partir de allí se presentó el pedido para la creación de la extensión áulica a la Dirección Provincial de Adultos. Ante la falta de espacios, el templo evangélico del barrio brindó generosamente su sala. Las actividades del culto y las horas de clase fueron coordinadas en beneficio de la comunidad, por eso el horario de la escuela es de 13 a 15.40.
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Al salón que funciona como multiaño asisten en su mayoría mujeres.
Silvina Salinas
Otra dificultad que debió subsanarse fue la falta de sanitarios y agua en el lugar. Una situación que pudo resolverse previa organización y trabajo comunitario. La nueva aula comenzó a funcionar el 1º de setiembre, y desde ese momento los alumnos inscriptos comenzaron a acercarse, todos con formaciones y experiencias educativas diferentes. En ella se desarrollan todas las materias que se dictan en la modalidad Eempa, pero la característica especial de esta extensión áulica es que es multiaño, es decir que los alumnos y alumnas que concurren ingresan con distintos niveles de formación.
Julia Blanco es la coordinadora pedagógica y cuenta que el nuevo espacio se inauguró con un número alto de estudiantes, especialmente de mujeres que son madres. “El aula funciona como multiaño porque aloja estudiantes de 1º, 3º y 5º año. La mayoría son de primero, hay cinco alumnas de tercero y una sola de quinto, que sobre fin de año estaría terminando la secundaria. Ella va a ser la primera egresada con la que cuenta el aula”, destaca Julia como buena noticia, y reafirma que “se nota que hay entusiasmo en todos ellos, que están muy contentos porque el horario y la cercanía les facilita poder cursar, porque todos los estudiantes son parte del barrio”.
Quien terminaría sobre fin de año la secundaria es Yamila, una joven vecina que quedó libre en 5º año y sigue firme en su meta de graduarse. “Está bueno terminar la secundaria, además me queda cerca, tengo dos hijos, uno de dos y uno de 4 años, a esta hora los dejo con mi mamá y vengo a cursar. Cuando termine me gustará estudiar psicología o derecho”, cuenta.
Pensando en la universidad
El paisaje de la clase se destaca por la presencia femenina. En esa franja horaria, muchas chicas del barrio que son madres, dejan sus hijos en las escuela o bajo el cuidado de algún pariente y se acercan a cursar sus clases.
Esa tarde también está presente la docente Analía Martín dando su clase de matemática.”Veo a los chicos con muchas ganas de superarse. Para ellos ir a una escuela secundaria fuera de este lugar es muy complicado, sobre todo para las chicas que tienen hijos”, dice la profesora, que además es portera de una escuela cercana y vecina del barrio.
La referencia a la necesidad de dar un paso adelante y concretar proyectos, es una máxima que se repite en el discurso de quienes forman parte de la comunidad. “Vemos que hay muchos pibes que quieren salir adelante y tienen metas. Nosotros los acompañamos y les decimos que hay que pensar en la universidad, que ese es el desafío. No queremos ser cirujas, tenemos capacidad y queremos que la sociedad también entienda que la política de Estado debe estar presente en los territorios periféricos”, afirma Oscar Talero, quien además de ser referente de la comunidad qom es alumno de la nueva secundaria para adultos.
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Algunas madres asisten a clases en compañía de sus hijos e hijas, con la meta de poder finalizar sus estudios.
Silvina Salinas
Oscar ya había cursado cuatro años de secundaria en la provincia de Chaco, pero la desidia burocrática no le otorgó sus acreditaciones como estudiante, por eso no dudó en empezar a cursar nuevamente primer año en la nueva aula. Es que Oscar tienen más proyectos y no tiene pensado terminar sus estudios acá: “Yo además tengo otro desafío, cuando termine el secundario estoy pensando en la universidad, mi intención es estudiar derecho, porque nosotros como comunidad necesitamos muchas veces quien nos defienda y haga cumplir nuestros derechos constitucionales”.
El dirigente insiste en que los jóvenes de la comunidad tienen que saber que pueden dar un paso adelante y tener proyectos. “En nuestro país la universidad es pública, vienen hermanos de sudamérica a estudiar acá, nosotros parece que vivimos en otro país pero en realidad no, también pensamos ir a la universidad y con esta aula queremos demostrar que podemos llegar también”. Una vez más, el referente no se equivoca. Basta conversar con las chicas que toman sus clases para confirmar que están llenas de proyectos. Yamila ya había dicho que una vez graduada pensaba seguir estudiando, y a ella se le suman otras voces.
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El referente qom Oscar Talero, los docentes Marcos Vega e Ismael Arancibia y la coordinadora Julia Blanco.
Silvina Salinas
Metas a futuro
Aylén Giménez tiene 21 años está cursando 3º y vive a tan solo una cuadra. “Me enganché porque voy a un taller de operación técnica del Santa Fe Más y ahí me enteré que iba a abrir esta secundaria. Somos un grupo de chicas y empezamos a venir juntas. Me incentivé porque también mi marido esta cuidando a mis hijos. Tengo dos, sino no iba a poder venir. Me gustaría después poder estudiar enfermería o poder trabajar en blanco, porque en todos los lugares donde querés entrar a trabajar te piden tener secundaria completa y si no la tenés, no te aceptan”, afirma. Gabriela Fernández (18 años) está cursando en 1º año y cuenta que en este nuevo comienzo escolar la está pasando bien: “Los profes son buenísimos, mi idea es terminar la secundaria y poder estudiar abogacía”. Las chicas hablan con entusiasmo y dicen: “Acá la pasamos bien, somos del barrio y nos conocemos todas”.
Talero, que es uno de los pocos estudiantes varones, destaca la tarea de aquellos que contribuyeron al logro de la iniciativa: “Nos acompañaron la gente de Desarrollo Social de Nación, la Casa Patria con la conducción de la senadora Sacnun”, y agrega que “la decisión política tienen que estar presente sino no puede lograrse nada. El Estado es el que tiene que ver las prioridades en las poblaciones periféricas y comandar”. La idea de Oscar responde a un escenario que vive a diario donde la organización social está presente, pero se requiere de la voluntad política puesta en acción en el territorio.
En épocas en las que la política es cuestionada y el mercado se vende con la opción mas eficaz, el referente originario recuerda que la acción política es la única manera de conquistar derechos en una democracia que aún está en deuda con gran parte de la población.