¿Qué pasaría si de pronto caminando alguien se encuentra con un libro dejado en
la vereda o junto a la parada del colectivo? Con esta misma incógnita los chicos de 5º año del
secundario del Instituto Zona Oeste (Sucre y Santa Fe) se sumaron al Movimiento Libros Libres. Una
original manera de incentivar a la lectura y a pensar que los textos pertenecen a todos.
Mariano Bisoni, Naimid Gauchat y Nahuel Salvatierra son tres de esos estudiantes
del Zona Oeste, y antes de dar detalles de la experiencia, la definen como "muy buena y creativa".
"Fue una idea de la profe de lengua, que nos gustó y enseguida nos organizamos para realizarla",
comentan.
La organización de la que hablan pasó por acordar un día —fue hace una
semana— en que salieron a repartir libros por la calle (desde la institución hasta el Patio
de la Madera). "Yo lo dejé en el canasto de una bici", "Y yo en el banco de una plaza", "en mi caso
fue en una garita de vigilancia", describen.
Es que este movimiento propone que los libros pasen de mano en mano. Y para eso
se les agrega una leyenda que advierte que se tratan de textos "libres" y por lo tanto después de
leerlos, hay que "olvidarlos" en algún sitio público.
En este caso, los chicos repartieron 100 ejemplares de una selección de cuentos,
editados por el Ministerio de Educación de la Nación. Dicen que se sorprendieron por "la
curiosidad" que despertó, "como unas señoras que tomaron el dejado en un banco y comenzaron a
hojearlo enseguida".
"Fue interesante la buena participación de los alumnos", reflexionó Marina
Girándola, una de las bibliotecarias que coordinó la experiencia, junto a las profesoras Ayelén
Moschín, Fabiana Petagine y Valeria Read, además de Sofía Bacalini (realiza una pasantía en el
colegio).
El Movimiento Libros Libres surge en 2001, a partir de la idea de Ron Hornbaker,
un especialista norteamericano en informática, que se propuso armar una cadena de "libros liberados
y generar una comunidad de lectores en todo el mundo". Hoy son 4 millones los "libros liberados" y
que ya pertenecen a la Biblioteca Itinerante del Movimiento Libros Libres.
"La idea fue incentivar a los alumnos para mostrarles que un libro es algo que
puede ayudar en diferentes momentos de la vida, incluso que es posible reencontrar un viejo libro
liberado en otro momento o lugar y volver a disfrutarlo", confían los docentes del Zona Oeste.