Lejos de cualquier prejuicio o estigma cultural y religioso, la masturbación podría ayudar a superar disfunciones sexuales, a rescatar la vida sexual de las parejas de un eventual naufragio y hasta a prevenir cáncer de próstata, según advirtieron los sexólogos.
La investigación seria y el creciente conocimiento científico de la vida sexual van modificando la visión negativa para con una práctica que ancestralmente tuvo y tiene muy mala prensa: la masturbación.
En general, la sociedad sólo parece "autorizarla" en la adolescencia, épocas en las cuales aún no se ha regularizado una vida sexual de pareja.
Así, suele considerarse que el varón que la practica a edad más avanzada sufriría una suerte de "regresión" a la pubertad.
Esta creencia es absolutamente falsa, al igual que la mitología relacionada con una supuesta "cantidad fija de cartuchos", según la cual el hombre que se masturba estaría desperdiciando su capacidad para mantener relaciones sexuales.
"Todo lo contrario, el criterio general en medicina dice que la función hace al órgano y que si no se utilizan tienden a perder su función; y los órganos sexuales no son la excepción", explicó el médico urólogo Fabián Gómez, asesor científico del Boston Medical Group en Argentina.
Gómez detalló que "la erección ejercita la función eréctil y debido a la fisiología particular del pene, cuantas más erecciones se produzcan habrá una mayor oxigenación de los tejidos".
"Así, si un hombre ha tenido muchas erecciones en su vida -sean cuales fueren las causas de las mismas-, mejor será su función eréctil", añadió.
De esta manera, el especialista destacó que la masturbación masculina "puede ayudar a mantener la función sexual del varón, e incluso a mejorarla a través del autoconocimiento del cuerpo".
Eyaculación precoz. Uno de los problemas sexuales más comunes del hombre es la eyaculación precoz, que se produce cuando la eyaculación aparece demasiado rápido, de modo que cada relación sexual se convierte en una nueva frustración; máxime si todo ocurre tan rápido que ni siquiera se puede lograr la penetración.
En estos casos, la masturbación puede ser una herramienta de ayuda: "Practicada regularmente y mediante ejercicios de start-stop -iniciar-parar-, puede ayudarlos a desarrollar un mejor control de la eyaculación. Sin embargo, Gómez señaló que "estos suelen ser sólo paliativos, y lo recomendable ante un cuadro de eyaculación precoz es visitar a un especialista".
Prejuicios morales. Por supuesto que para poder valerse de este recurso es necesario desembarazarse de los prejuicios morales con que la persona pueda asociar al acto de masturbarse, y que según el urólogo "se deben exclusivamente a cuestiones de carácter sociocultural y religioso".
"Cuando se logra despojar a la masturbación de toda connotación moral, se ve que el único límite es el respeto por el otro, ya que es un acto absolutamente privado, en tanto se lo practica en el ámbito de la intimidad", enfatizó el experto.
El médico indicó que durante la plenitud y la madurez es frecuente que al hombre le cueste admitir la masturbación como parte normal de su sexualidad.
"Es como si sintieran una contradicción entre la masturbación y su vida sexual de pareja, como si hubiese un mandato que dice que el hombre que mantiene relaciones sexuales ya no debería masturbarse; y que hacerlo implicaría dejar en evidencia un supuesto déficit de su vida sexual y -llevando al extremo esta suerte de lógica-ilógica, que todo esto lo haría menos viril", comentó.
Incluso entre las mujeres puede existir, como resabio de una cultura machista que también las afecta a su manera, una visión negativa del marido "masturbador": como si esa fuese una categoría capaz de definir a una persona, o como si tal actitud implicara en sí misma una supuesta "infidelidad".
Pero Gómez destacó que, "en realidad, pasa justamente lo contrario: la masturbación puede ayudar a sobrellevar algunos inconvenientes que se presentan en muchos matrimonios". "A veces en la pareja hay distintos ritmos sexuales, y mientras algunos pueden estar satisfechos con una relación por semana; otros necesitan más y otros menos", agregó.
Mito del agotamiento. Otro mito alrededor de la masturbación es que agota físicamente a quien la practica. Al respecto, Gómez aclaró que "el gasto de energía que produce la eyaculación es mínimo, especialmente en el caso de la masturbación, ya que la única causa por la que alguien puede sentirse cansado después de la actividad sexual sería todo el esfuerzo físico que uno desarrolla durante la relación".
"Pero atribuir el cansancio o la falta de rendimiento de una persona al hecho de que supuestamente se masturba no tiene ninguna razón de ser", remarcó.
Antitumoral. A partir del resultado de una serie de estudios llevados a cabo en el Centro Epidemiológico de Cáncer de Melbourne (Australia) con 1.079 pacientes entre 1994 y 1998, el doctor Graham Giles anunciaba que mantener una frecuencia de más de cinco eyaculaciones semanales entre los 20 y los 50 años reducía significativamente las chances de sufrir tumores de próstata, el tipo de cáncer más frecuente entre los hombres. De esta manera, al parecer masturbarse podría ayudar a prevenir esta enfermad.
Más adelante, Polyxeni Dimitripolou, científica de la Universidad de Nottingham (Gran Bretaña), publicaba en la revista médica British Journal of Urology que similar efecto protector se registraba entre los hombres de más de 50 años que mantenían una frecuencia de al menos diez eyaculaciones mensuales.
Desde ese punto de vista, era mejor mantener una buena frecuencia sexual en la madurez -aunque fuera mediante la autosatisfacción- que tener mucho sexo en la juventud y luego olvidarse del tema.
"Creemos que faltan estudios más amplios y más concluyentes como para poder asegurar que masturbarse previene el cáncer de próstata y explicar cuál sería la causa de este fenómeno. Hay estudios que aseguran que este efecto protector existe efectivamente, pero creemos que aún no se lo puede considerar como una verdad indiscutible", concluyó el urólogo.