Javier Messina, también conocido como “Dios Punk” saltó por la ventana de un edificio el 10 de noviembre de 2019. Hacía ya más de un año que lo habían acusado de hechos inexistentes, lo habían linchado social y mediáticamente.
La condena social, factor determinante en los hechos descriptos.
Javier Messina, también conocido como “Dios Punk” saltó por la ventana de un edificio el 10 de noviembre de 2019. Hacía ya más de un año que lo habían acusado de hechos inexistentes, lo habían linchado social y mediáticamente.
La sociedad rosarina, progresista en aspectos artísticos y conservadora en asuntos sociales, fugazmente lo declaró “responsable” de ser un “secuestrador” y “depredador de chicas”. Su muerte efectiva vino a concretar su desaparición física. Su muerte social había empezado el 12 de octubre de 2018.
Cristina Vázquez pasó 14 años encarcelada en el penal de Misiones. La habían acusado de un delito que jamás cometió. Quedó en prisión a los 24 y a los 38 la Corte Suprema la declaró inocente. En diciembre de 2019 volvió a su casa. En agosto de 2020 se suicidó.
En ambos casos, un factor fue determinante para empujar a las víctimas a suicidarse: la condena social.
Emile Durkheim -padre de la sociología- definió el suicidio como un “hecho social” sacándo el fenómeno del ámbito privado y dándole una connotación que excedía la voluntad de los suicidas.
Puede ser momento de repensar cuán rápido debe ser nuestro juicio y cuán necesario es enarbolar la premisa “no juzguen sin conocer”.
Hugo Alvarez