"Asumimos con una cosecha de 106 millones de toneladas y la que terminó fue de 137 millones de toneladas", enfatizó Néstor Roulet, el secretario de Valor Agregado del Ministerio de Agroindustria a nivel nacional, en la apertura de la jornada sobre escenarios granarios que se desarrolló a fines de julio en la Fundación Libertad. El funcionario, que proviene del gremialismo ruralista, reclamó así la renovación de los votos de la alianza que el gobierno de Mauricio Macri tiene con el mundo de los agronegocios.
Durante la séptima edición de la tradicional jornada organizada por el Centro de Gestión Agropecuaria, Roulet repasó en detalle las propuestas de campaña del ahora presidente, y el grado de cumplimiento a más de un año y medio de gestión. Destacó las más impactantes, como la eliminación de las retenciones a la exportación de trigo y maíz y la reducción de esos derechos para la soja, la supresión de los registros de exportación y el retiro del Estado del circuito de comercialización agropecuaria. Y enumeró desafíos como equilibrar las cadenas de valor de las economías regionales y sacar a la lechería de su crisis.
El shock de rentabilidad ofrecido a los agronegocios tuvo, subrayó, una respuesta inmediata en el aumento de la producción. Pero, sobre todo, de gramíneas: "La respuesta a las medidas que pusimos en marcha fue un aumento de un millón de hectáreas en la siembra de trigo y maíz, respectivamente", dijo. Y aseguró que el objetivo del gobierno es llegar a una relación de 40 por ciento y 60 por ciento entre gramíneas y soja". También destacó el aumento de la venta de maquinaria agrícola y el crecimiento de la ganadería"al ritmo de 1,2 millón de cabezas por año".
El subsecretario de Mercados Agropecuarios, Jesús Silveyra, se expresó en sintonía. Subrayó que "las políticas del gobierno nacional para el sector agropecuario tuvieron efecto inmediato", Y enumeró el crecimiento de 63 por ciento en la producción de trigo y del 25 por ciento en la de maíz.
Sumó a las "medidas liberadoras" del comercio granario el levantamiento de las restricciones cambiarias y la extensión del plazo para liquidar divisas provenientes de la exportación, de 30 días a 10 años. También elogió las medidas para abrir las importaciones, tanto las de insumos como de alimentos. Citó la reciente eliminación del registro de operaciones de importación de carne porcina y anticipó que hará lo mismo con la leche.
"En el mundo, los países que más exportan son también los que más importan, no se puede exportar sin importar pero en Argentina ocurre que cuando ingresan 500 kilos de zanahoria es tapa de los diarios", desafió.
Su queja fue que "durante 12 años Argentina fue un país con miedo, encerrado en el consumo interno". Y aseguró que "para salir a exportar hay que perder el miedo".
Admitió, en parte, que el mundo no es tan armónico comercialmente. Por caso, llamó al sector agropecuario a trabajar en la protección fitosanitaria porque "esas medidas se usan como trabas para arancelarias".
Roulet completó. "Para el gobierno la visión es la de la bioeconomía, donde se produce hay que transformar y el país debe producir biomasa y agregar valor". Dijo que "ahora hay 10 millones de toneladas más de maíz", que deben impulsar la producción de cerdos, vacas, etanol y energía.
Andrés Ponte, presidente del Rofex, volvió a levantar la bandera del mercado de futuros para convertir a la plaza local en la referencia de precios de la soja sudamericana. Consideró que es un desafío posible a largo plazo, para lo cual la institución despliega una estrategia sostenida, como el desarrollo del mercado a término de Uruguay y la participación accionaria en las Bolsas de Paraguay y Bolivia.
Pero el ejecutivo prestó especial atención al acuerdo de interconexión con el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba). "Este acuerdo es histórico", destacó y explicó que "la sana competencia que había entre ambos mercados tenía sus inconvenientes, ya que fragmentaba la liquidez y duplicaba esfuerzos a los agentes".
La complementariedad, dijo, les permitirá salir a competir con otros mercados en el mundo. Por lo pronto, a poco de efectivizar la interconexión anunciaron la instrumentación de dos contratos de futuros ganaderos, un índice de terneros y otro de novillos. La próxima frontera, anunció, será el lanzamiento de nuevos contratos, pero sobre todo, "facilitar el ciclo digital".
Los mercados de futuros son claves para capturar las oportunidades nacidas de la volatilidad, como la que atraviesa por estas épocas los mercados de granos. Así lo prescribió Lorena D'Angelo, directora de Escenarios Granarios, cuando describió el momento por el que atraviesa la comercialización de soja, trigo y maíz.
"Hoy el clima mueve el mercado", sentenció mientras repasaba el "serrucho" de las cotizaciones en los últimos meses. Cuando expuso, los granos venían de una seguidilla de subas en Chicago, impulsadas por los informes que daban cuenta del progresivo deterioro de los principales cultivos en Estados Unidos. Aunque recién entrado agosto las tendencias y estimaciones comenzarán a convertirse en certezas, la posibilidad de un ajuste por el lado de la oferta despierta el interés de los fondos de cobertura que operan en Estados Unidos.
Pero D'Angelo advirtió sobre la persistencia de altos stocks en el mercado mundial. "En el mundo no faltan granos y tampoco estamos viendo un shock de demanda". La propia posibilidad de un aumento de la producción en Argentina y Brasil en la campaña 2017/18 es un factor bajista.
Este contexto condiciona la necesidad de tomar decisiones sobre la cosecha 2016/17. Sobre todo en el caso de la soja, que a diferencia del trigo y el maíz experimenta un retraso en la comercialización respecto del ciclo anterior, pero sobre todo en la fijación de precios. "Las operaciones a fijar son un 28 por ciento de las operaciones realizadas, eso es un riesgo porque puede pasar que cuando se les ponga precios, los valores sean más bajos", advirtió.
La comercialización de la soja disponible se activó en las últimas semanas de julio por mejoras en Chicago pero, sobe todo, por la devaluación en Argentina. "La suba en dólares fue de 8 por ciento y en pesos de 16 por ciento", aclaró. El factor cambiario puede crear una ilusión: "El dólar puede seguir subiendo pero la soja bajar", alertó.
Ese balanceo volvió a reflejarse en la última semana, cuando el freno de la divisa se tradujo en menos negocios en la plaza local.