No estaba acostumbrado el Newell’s de Mauricio Larriera a las derrotas ni a cumplir un papel secundario. En las dos últimas fechas Racing (0-4) y Estudiantes (0-2) lo despojaron del rol protagónico, desdibujando la imagen que había dejado contra Central Córdoba (1-0), Lanús (2-0), Belgrano (1-0) y Unión (3-1). El alentador inicio en la Copa de la Liga se trastocó por incertidumbre, a días de un nuevo clásico, en el que tiene mayores obligaciones que su rival por la victoria, por jugar de local y por la serie negativa de la última década frente a Central. Y para no seguir acentuando la caída en el torneo.
Perder siempre es doloroso. Que sea en la previa del clásico tampoco es conveniente. Pero las recientes caídas tampoco son suficientes para quedar sumido en la frustración. Racing y Estudiantes son partidos que se pueden perder. Después resta analizar las formas. Y es allí donde hubo un retroceso. De recibir tan solo un gol en cuatro fechas, le metieron 6 en las últimas dos. De anotar al menos un gol en cada presentación, a ninguno ante los de Avellaneda y La Plata.
“El grupo quedó dolido pero no nos podemos caer. No vamos a cambiar por dos resultados. Seguiremos manteniendo la forma en que competimos”, comentó Larriera a minutos del 0-2 ante Estudiantes, con templanza, una moderación siempre aconsejable de todo líder de grupo al momento de afrontar las adversidades y ante el desafío del domingo contra Central.
Mantiene la idea
Larriera fue claro. Insistirá con el objetivo trazado sobre el juego del equipo. El planteo ofensivo, el futbol directo, la intensidad en la presión. Todos aspectos sobre los que falló en las recientes derrotas.
Newell’s perdió la agresividad de ataque. Tiene menos tiempo la pelota, y cuando la consigue es poco eficaz en el manejo y en la búsqueda del arco contrario. El funcionamiento ofensivo decreció. Banega no es el mismo del aquel de las habilitaciones punzantes. Aguirre, May y ahora Panchito González encaran seguido y fallan, en la misma proporción, en la terminación. Méndez se lanza con potencia y construye poco. Martino sube con determinación y tampoco resuelve. Franco Díaz no termina de asociarse para la gestación.
Ante las carencias en la generación, el Colo Ramírez no recibe ninguna para sacar a relucir su capacidad goleadora. El nueve lleva dos partidos sin anotar, tras un arranque bárbaro, con cinco tantos en las primeras cuatro fechas. Encima, a los que les quedaron situaciones propicias para convertir, como ante Estudiantes, les faltó definición.
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Guillermo May se lamenta. Pudo anotar un gol para Newell's frente a Estudiantes pero su tiro dio en el travesaño.
Virginia Benedetto / La Capital
Aparte, la Lepra se quedó sin la resistencia que oponía el primer bloque de contención y esto lleva a que le llegan más seguido.
La caída frente a Estudiantes tuvo un atenuante imposible de pasar por alto: la roja a Ever Banega y la que injustamente no le sacaron a José Sosa. Pero estando once contra once, el equipo era superado en el juego.
Cuando se quedó con uno menos, todo fue más complicado, pese a que lo luchó y a que Ramiro Macagno tapó varias.
Poca contención
Newell’s dejó de presionar adelante y lo hace en la mitad de cancha. A Unión lo controló. Ante Racing y Estudiantes, no pudo. La categoría del oponente explica de alguna manera esta falla. Pero no es la única razón. Se resquebrajó el primer bloque dispuesto para recuperarla, y el equipo termina corriendo detrás de la pelota.
El despliegue también es un factor determinante para la contención y, para eso es necesario la resistencia física. Y es posible que se haya resentido por la continuidad de partidos, jugando de titulares prácticamente los mismos, y con un viaje a Miami en el medio de la semana que provocó un desgaste lógico. Para colmo debió jugar un tiempo y medio contra el pincha con uno menos.
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La tarea defensiva es donde aparenta existir menos problemas. No hay grandes desajustes, más allá de que en ocasiones les ganen las espaldas a Méndez y Martino, Velázquez no corte siempre bien si sale lejos, Glavinovich pierda, de tanto en tanto, a su marca, y Rodrigo Fernández se pase de revoluciones y descuide los sectores a ocupar. El lunes no alcanzó con la soberbia actuación de Macagno para mantener el arco en cero.
No modifica los nombres
Newell’s venció a Belgrano y Larriera habló de un posible recambio ante la proximidad de varios partidos. Se jugaron tres y la única modificación entre los titulares fue en el último, Panchito González, retornado del Preolímpico, por Guillermo May. Estudiantes, a diferencia, hizo cuatro variantes, entre ellas la de Mauro Méndez, que entró al final del primer tiempo y anotó los dos goles del triunfo. Por el lado de Racing, que venía de golear a San Lorenzo, ante Newell’s llevó al banco a Juanfer Quintero y Agustín Almendra.
En este aspecto, la diferencia de sus últimos rivales en relación a Newell’s es notoria. La conclusión: Larriera considera que los suplentes no están para ser titulares. “Un plantel corto”, se dice en la jerga futbolística. Por esta razón, es que sigue prefiriendo a los habituales once.
El problema Banega
La expulsión del mediocampista es un inconveniente serio para el clásico. Su inteligencia y destreza son irreemplazables. Y no hay volante detrás que mínimamente responda.
Larriera podría ubicar a Matko Miljevic, que recién y, de a poco, busca ritmo futbolístico. Lo tiene además a Guillermo Balzi, que no termina de encajar. O a Esteban Fernández, a quien le dio muy pocos minutos en el torneo. Otra variante es que cambie el dibujo táctico. Difícil de resolver.