Ricardo Luis Caballero era un vecino conocido en el barrio Talleres de Pérez. Mecánico de autos, tras separarse vivía con su madre en José Hernández al 3000, entre Formosa y Avellaneda. Para todos allí era "Richard". El lunes, pasadas las 20.30, el hombre fue hasta una granjita a la vuelta de su casa, regresó y un par de minutos después de entrar en la vivienda escuchó que lo llamaban por su apodo. Cuando salió a la vereda, desde un auto oscuro le dispararon al menos cuatro veces con una pistola calibre 11.25. Los impactos lo alcanzaron en el tórax y el cráneo. Cuando sus familiares se asomaron vieron como se alejaba el vehículo y a "Richard" agonizando sobre la tierra. "Era un vecino que no se metía con nadie, aunque hace un par de meses ya le habían baleado los autos que tenía estacionados frente a la casa", explicó un vecino.
El caso quedó en manos del fiscal de la Unidad de Homicidios Ademar Bianchini, quien ayer indicó que era muy pronto para aventurar una hipótesis sobre el hecho. A la hora en la que Caballero fue ejecutado en el puerta de su casa, el fiscal estaba en otra escena criminal, más precisamente en un departamento de pasillo de Cochabamba 164 donde fue encontrado sin vida Daniel Gustavo Torres. Por eso comisionó a personal de la Policía de Investigaciones (PDI) a Pérez.
Los pesquisas secuestraron cuatro vainas servidas de pistola calibre 11.25 en el lugar y entre los vecinos pudo escucharse un apodo de peso en el mundo del hampa de esa zona: "Raulo". Fuentes allegadas a la causa no confirmaron ni desmintieron que una de las hipótesis del caso gire alrededor de ese hombre y a "gente que trabaje para él".
"Raulo" es como se conoce a un integrante de una familia ligada a la venta de drogas (su padre, apodado "Turco", purgó condena por violar la ley de drogas) y fue condenado en 2010 por el asesinato de un policía federal de la Brigada Antinarcóticos en un oscuro procedimiento realizado el 4 de abril de 2008 en Morelli y Belgrano de Pérez.
Su apellido volvió a sonar cuando en 2013 voceros de la causa a la banda de Los Monos confiaron que uno de los hermanos de "Raulo" había sido el último propietario de la famosa chacra de 3 hectáreas ubicada en Pérez y decomisada al clan Cantero. Lo último que se supo sobre él fue que el 3 de julio de 2016 desconocidos ingresaron a una casa de Juan XXIII al 1700, en la misma ciudad, en la que estaba hospedado y lo golpearon duramente. Antes de marcharse, le pegaron dos balazos en las piernas. "Raulo" cerró la boca y no habló de sus agresores.
Desde un auto
El lugar donde fue asesinado "Richard" Caballero, de 42 años, está ubicado a unos 200 metros de la estación de servicios de la ruta nacional 33 y Avellaneda. Esa estación prestó su nombre para identificar el barrio. "Ahora a este barrio le pusieron «Talleres», pero para los vecinos viejos siempre será el barrio «Esso», por la estación de servicios", identificó una doña de la zona. La estación también sirve como punto de referencia ya que ahí es la punta de línea de la línea 35/9.
Al 3000 de José Hernández la calle es de tierra apisonada y ripio; y como suele suceder en los barrios periféricos los vecinos circulan por la calle y hasta se detienen a charlar sobre la ancha calzada.
La casa en la que vivía "Richard" es reconocible porque siempre había autos estacionados en su frente. Los vecinos contaron que Caballero era padre de cuatro hijos y muy valorado. "No queremos hablar, todo pasó como se dice en las redes. Salió a hacer un mandado y cuando volvió y ya estaba en la casa alguien lo llamó por su nombre. Cuando salió a la vereda le dispararon. Creo que iban en un Volkswagen Gol Trend negro", explicó escueta y ahogada por la angustia una de sus hijas. Luego la muchacha se concentró en continuar monitoreando los detalles para que la Justicia liberara el cuerpo de su padre y poder velarlo.
"Esta ciudad ya no es la que era, ya no existe el Pérez del descanso, acá la droga lo cagó todo. Esa es la realidad. A «Richard» ya le habían baleado hace un par de meses los autos que tiene estacionados frente a la casa. A nadie la pareció raro, a nadie le llamó la atención. Ahora pasaron y lo mataron a balazos. ¿Y qué hacemos ahora?", se preguntó una residente del barrio.
El fiscal Bianchini se mostró cauteloso a la hora de hablar con la prensa sobre el caso. Lo concreto es que quien atacó a "Richard" Caballero lo quería muerto. Recibió cuatro balazos en el tórax y en la cabeza.