Un vendedor ambulante de 29 años comenzó a ser juzgado ayer en Tribunales acusado de haber matado con un disparo de tumbera a un comerciante vecino. El hecho ocurrió en diciembre de 2014 en un asentamiento precario de la zona sur por una deuda impaga que mantenía el imputado, Carlos Alberto Simonetti, con su víctima, Santos Anselmo Ortiz.
En el alegato inicial del juicio oral, el fiscal Adrián Spelta le atribuyó a Simonetti los delitos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y portación ilegal de arma de guerra y requirió a los jueces Carlos Leiva, Alejandro Negroni y Patricia Bilotta que se lo condene a 23 años de prisión. Por su parte, la defensora pública Maricel Palais pidió la absolución ya que, según afirmó, el joven acusado actuó en legítima defensa. En ese marco, el imputado también brindó su versión (ver aparte).
Bronca. Spelta reconstruyó el suceso que terminó con la vida de Ortiz, un hombre de 65 años que luego de haberse jubilado como albañil abrió un quiosco en su casa del pasaje 531 y Hungría (Ayacucho al 6200). Simonetti vivía enfrente y era uno de los clientes del negocio que compraba "al fiado" hasta que la tarde del 19 de diciembre del 2014 Ortiz decidió ponerle fin a esa situación por la deuda que acumulaba su vecino.
"La negativa de Ortiz para continuar vendiéndole bebidas alcohólicas de esa manera provocó un malestar en Simonetti. Entonces regresó a su casa y a las 22 de esa noche volvió al quiosco y le disparó una perdigona con una tumbera", señaló el fiscal.
El proyectil le atravesó la ingle y le perforó la arteria femoral a Ortiz. Un vecino lo llevó al hospital Provincial, donde los médicos suturaron la herida en el quirófano pero el hombre falleció cerca de las 5 del día siguiente.
Simonetti huyó corriendo mientras un grupo de vecinos salieron tras sus pasos. Recorrió unos 200 metros cuando fue alcanzado en una estación de servicios del pasaje 531 y Ayacucho, donde los perseguidores lo apuñalaron. También recibió un balazo en el arco superciliar izquierdo. Malherido fue trasladado al Hospital Roque Sáenz Peña y luego derivado al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez donde estuvo internado en estado reservado. En la escena del hecho, efectivos de Gendarmería secuestraron un revólver calibre 22 y un cuchillo.
Agredido. "Se está juzgando a un muchacho de 29 años que perdió su casa y su familia. Estuvo al borde de la muerte lo que fue provocado por Ortiz y un grupo de personas. El hecho ocurrió en un barrio muy humilde con niveles de violencia, droga y alcohol. Ese día llegó a su casa en una camioneta. Al rato se acercó al quiosco porque quería pagar lo que debía y comprar cerveza. Comenzaron a discutir y entonces los hijos de Ortiz salieron a la calle y golpearon a Simonetti. Ante esto su mujer fue al quiosco y también fue agredida", expuso la defensora en su alegato.
Tras ser golpeados, según Palais, el muchacho acusado y su pareja volvieron a su vivienda. Una vez allí, quienes lo habían atacado cruzaron el callejón que separaba a las dos viviendas y "amenazaron con prenderle fuego" a la casa de Simonetti. Entonces, "ante el peligro que corrían Carlos le dio plata a la mujer para que se tomara un taxi y se fuera" mientras el joven acusado escudriñaba los movimientos de los agresores a través de un orificio de la puerta de chapa de su casilla.
Luego de que intentaran forzar la puerta de la vivienda, Simonetti recogió la tumbera y salió corriendo en dirección a la casa del padre en Ayacucho y Guillermo Tell. "Cuando salió escuchó que gritaron «ahí va». En ese momento escuchó detonaciones. Entonces se dio vuelta y efectuó un único disparo al grupo agresor. En ese momento recibió un balazo en el ojo izquierdo y lo apuñalaron. A pesar de estar herido, agarró el caño (por la tumbera) y salió corriendo. Llegó a la estación de servicios y se desplomó. Lo llevaron al hospital Sáenz Peña, pero como estaba eviscerado lo trasladaron al Heca, donde lo operaron", señaló Palais.
Cuando se recuperó fue llevado a la comisaría 11ª, pero la fiscalía ordenó que fuera liberado. Ocho meses después fue apresado y acusado por el crimen. Luego del relato del cruento suceso, Palais pidió la absolución de Simonetti ya que ponderó que actuó en legítima defensa. "Por defenderse perdió la libertad, su casa y su familia. Va a llevar las marcas en su cuerpo y en su vida", afirmó.