Es el mundo de Disney. Estereotipado. Donde reina la bondad y el amor. Un lenguaje visual infantilizado, emitido a través de la pantalla de la televisión y los dispositivos móviles. No se admite nada que opaque a la Copa América. Toda una prueba para los organizadores del Mundial 2026 con la Conmebol haciendo hasta lo imposible para defender cada error del nuevo imperio del poder futbolístico.
La transmisión de la Copa América se ocupó desde un principio en resaltar que todo marcha fenómeno y en ocultar cualquier hecho que oscurezca el torneo. Esto explica que no se haya difundido la discusión del uruguayo Luis Suárez con el colombiano Miguel Borja al término de la semifinal.
Cuando se produjo el incidente, el director de cámara giró la imagen de inmediato para mostrar a los felices hinchas colombianos en el estadio.
Tampoco se vio el escándalo de Darwin Núñez y José María Giménez repartiendo, y recibiendo, trompadas con los hinchas colombianos.
Las filmaciones de los teléfonos celulares dieron a conocer, desde distintos ángulos, lo que la televisión omitió adrede.
La televisión se distrae con el público
Eso sí, son menos hábiles cuando tienen que dejar de enfocar a los espectadores y centrar la imagen en el partido (que de por sí, son tomas de una distancia mayor a la acostumbrada), en definitiva lo que interesa. O al menos debería.
En varias ocasiones, el espectador se encontró de repente con futbolistas en posición de gol, sin entender cómo llegaron hasta allí. Pasó con la jugada de Caicedo, quedando mano a mano con Dibu Martínez en el cruce entre Ecuador y Argentina.
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Claro, en ese instante estaban preocupados en mostrar a Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol, tal cual lo hicieron en cada uno de los partidos que presenció.
Por más esfuerzo que se haga desde la transmisión en crear un mundo de fantasía, esconder no les sale bien. Aún en Disneylandia.