Lucas
Lucas
Raspall
Médico psiquiatra y psicoterapeuta
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ESPECIAL PARA MÁS
1- ¿Querés criar un niño sano? Entonces animalo a explorar el mundo y mostrate siempre sensible y disponible para cuando quiera volver: de esto se trata funcionar como una base segura. Son los niños que saben sentirse amados, protegidos y contenidos los que tienen allanado el camino para desarrollarse sanos y fuertes. Mejor regalo que éste, no le podés hacer.
2- ¿Querés criar un niño empático y asertivo? Entonces sé sensible a sus señales y respondé de manera sólida y estable. Pero nunca dejes de manifestarle lo que a vos te pasa y ponerle límites. Que él aprenda qué significan estos dos términos es fundamental. Pero para eso necesita que los tengas claro vos: empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y asertividad es la habilidad para expresarse de manera abierta, sincera y directa, haciendo valer la propia posición sin agredir.
3- ¿Querés criar un niño seguro de sí mismo? Entonces mostrate accesible, pero ayudalo sólo las veces que él te lo pida, permitiendo que se equivoque. Cualquier ayuda innecesaria termina funcionando como una traba al aprendizaje. Por esto, hacer por el niño las cosas para evitarle esfuerzos, mover todas las piezas del tablero para que siempre gane o procurar que no pase por (inevitables) situaciones que generan malestar, lejos de darle seguridad le quita las experiencias necesarias para desarrollarse. Sé generoso: no hagas por él.
4- ¿Querés criar un niño cariñoso? Entonces sé siempre amable. Miralo, hacele upa y abrazalo tantas veces como necesite... y no olvides decirle, cada día, que lo amás. Tené bien claro que esto no es malcriarlo. Y en el caso en que no sea cariñoso, o no tanto como quisieras, dejalo ser a su manera, respetando su estilo. Forzarlo a que lo sea no va a cambiar las cosas. Por otro lado, si en algún punto éste es tu miedo, que no sea cariñoso o demostrativo no significa que no te ama.
5- ¿Querés criar un niño que milite por la paz? Entonces nunca, jamás le pegues ni lo trates con violencia. Sé siempre paciente y tolerante; sé respetuoso de sus creencias y emociones. Somos nosotros, los adultos, quienes debemos primero aprender a regularnos emocionalmente, a no reaccionar, a respetar la posición del otro: cuesta más, pero vale la pena hacer el esfuerzo. Gritarle a un niño, tironearlo, empujarlo, decirle cosas feas o lastimarlo, física o psicológicamente, de manera abierta y ruidosa o velada y silenciosa, es una forma de legitimar el uso de la violencia y enseñarle a hacerlo.
6-¿Querés criar un niño creativo? Entonces no le permitas que pase tanto tiempo enchufado a las pantallas. Tampoco lo llenes de actividades, desde que se despierta hasta que termina el día. Dejalo que se aburra y, entonces, que busque qué hacer: ahí empezará a usar su imaginación, a inventar y a jugar. Ya lo sabés, la creatividad es una capacidad que debe entrenarse.
7- ¿Querés criar un niño que sepa vivir en sociedad? Entonces ponele límites con firmeza y consistencia: hacerlo es una manifestación de cuidado y amor. Tus límites lo cuidan, como lo hacen las paredes del corralito de un bebé. Señalan los caminos más convenientes, por eso es mejor guiarlos sin mediar ninguna forma de violencia, dándole siempre lugar a que se exprese pero sin ceder si no corresponde: explicale los motivos y, con amor y esfuerzo, sostené el límite.
8- ¿Querés criar un niño que sepa luego ser adulto? Dejá que espere y se esfuerce, que se frustre y equivoque, y que, cada tanto, se dé la cabeza contra la pared. No es conveniente que siempre estés procurando evitarle a tu niño todo tipo de malestar, por más mínimo que sea, porque la vida, afuera, no es así. Que aprenda a esperar y también a perder. De esa manera tendrá mejores recursos para la vida adulta.
9- ¿Querés criar un niño que sepa cultivar vínculos positivos? Entonces aceptalo y valoralo tal cual es: así sabrá que es capaz de tener la atención y el cariño de los demás. Cada niño vale por lo que es. Y punto. Esta regla es así de simple. Somos nosotros quienes debemos entenderlo, aceptando cada instancia de la vida del niño: la primera infancia, la niñez, la adolescencia, la juventud. Cada tramo con sus características y variantes. Una sola cosa debe ser fija: el amor incondicional de los padres.
10- ¿Querés criar un niño que sepa qué es el amor? Sé incondicional, sin forzarlo a cumplir tu voluntad o deseo, sin empujarlo a que "copie y pegue" tus creencias y formas. Amar es entregar, retirarse para que el otro sea: ni la obediencia ni el sometimiento son su reflejo. No debe haber una búsqueda de ganancia personal, ni explícita ni implícita. Amar es acompañar al otro en el camino siempre cambiante y sin estación final hacia la felicidad. Te lo va a agradecer toda la vida.
Finalmente, no busco convencerte de nada ni pretendo que nos pongamos de acuerdo. Yo mismo podría querer cambiar algunas cosas en el mismo momento en el que este artículo se imprima. De cualquier manera, ganamos todos con tan sólo detenernos un minuto a reflexionar sobre la forma en que acompañamos a los niños en su desarrollo.
Por Lucas Ameriso
Por Pablo Mihal