La aparición cada vez más frecuente de tortugas, peces y yacarés disecados por el calor y la falta de agua, al igual que el hallazgo de carpinchos y lagartos overos como ocurrió en la zona del Delta bonaerense, está directamente relacionada a la extinción que viene experimentando la especie humana a un ritmo vertiginoso. Así lo sintetizó Claudia Nigro, veterinaria y coordinadora de la cátedra libre de Fauna Silvestre de la Facultad de Ciencias Veterinarias de Casilda e integrante de la Plataforma de Estudios Ambientales y Sostenibilidad (Peas) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La especialista atribuyó esos fenómenos a la depredación y al avance sistemático de un sistema "netamente capitalista, que necesita del extractivismo para poder perpetuarse".
Ya no se habla de víboras que viajan en camalotes de grandes dimensiones o coipos que realizan una travesía similar desde las islas a la costa de la ciudad como en otras épocas. Sucede algo un tanto más preocupante: estas especies luchan por sobrevivir al escapar de lagunas o bañados donde hoy es tierra está seca por la bajante extraordinaria de toda la cuenta del Plata, que impacta de manera considerable en el río Paraná y sus afluentes.
La última aparición fue la de un yacaré ñato, divisado en las costa norte de Rosario. De acuerdo a la policía ecológica, fue víctima de una muerte violenta cuando supuestamente intentaba escapar para sobrevivir de una zona de islas donde el agua ya no ingresa. Esa postal es la misma que se pudo observar en los últimos días con tortugas y peces.
"Aquella famosa frase de que no se puede amar lo que no se conoce y no se puede defender lo que no se ama parece una verdad de perogrullo, pero hoy tiene consecuencias dramáticas. En tanto y en cuanto tengamos a una gran parte de la población ignorando la existencia del patrimonio natural y cultural, que es imprescindible para el sostenimiento de la especie humana, corremos serios riesgos de extinguirnos más temprano que tarde y a toda prisa; vamos camino al desfiladero", sentenció la especialista respecto a la frecuente aparición de fauna silvestre entre la población humana o aquellas que fueron divisadas disecadas por las altas temperaturas y la faltante de agua.
"Siempre estuvieron y mucho antes que nosotros, pero el avance sistemático de las actividades antrópicas fue ocupando e impactando de múltiples maneras y en diferentes grados por la insistencia en un sistema económico netamente capitalista, que necesita del extractivismo de los bienes naturales para poder perpetuarse", le explica Nigro a La Capital al ser consultada por la aparición de animales muertos o, en su defecto, desesperados por sobrevivir entre la especie humana.
En ese sentido, agrega: "La apropiación de los ambientes naturales es descontrolado, impune y casi inimputable. Eso hace que esa sumatoria de factores antrópicos nos acerque cada vez más a esos ambientes naturales donde sobrevive la fauna silvestre. Parece sorprendente para un sector de la población la aparición de estas tortugas, carpinchos, lagartos overos y yacarés, pero consideramos muy peligrosa esa ignorancia respecto a esta existencia porque anima a proseguir la depredación y parece que estos animales pueden ser capturados, mascotizados o simplemente cazados para ser comidos".
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Por su parte, Pablo Cantador, activista de la ONG El Paraná No se Toca, precisó que comenzaron a ver yacarés negros o ñatos con mayor frecuencia a partir de la extraordinaria bajante que viene experimentando el río desde 2020 en adelante. "Algunos ejemplares que estaban en las lagunas se fueron hacia los cauces principales de las islas, lo que provocó que al salir de estos lugares de difícil acceso para la población humana sean víctimas de la caza furtiva", comentó y agregó que "por la presión de la caza liberada en nuestra zona ya quedan muy pocos".
"Están acostumbrados a los ciclos de crecidas y bajantes pasa lo que sucedió con el yacaré de la Rambla", señaló, respecto al ejemplar que apareció muerto, al parecer víctima de golpes provocados con un objeto contundente.
Además, Cantador también precisó que en las pocas lagunas que estaban con lo poco que queda de agua dulce "los peces se murieron al igual que se pueden encontrar entre 15 y 20 caparazones de tortugas, puesto que son muy pocas las que han sobrevivido a esta abrupta bajante". A su vez, señaló que aves como el gavilán coralero o el carao, que son autóctonos de la fauna del humedal, ya están prácticamente extinguidos por los mismos factores tales como incendios y falta de agua.
Por su parte, el titular de la policía ecológica de Santa Fe, Daniel Ojeda, contó que el ejemplar de yacaré hallado muerto en el Paseo del Caminante habita en las islas tal como lo describía el ambientalista de la ONG El Paraná No Se Toca. "Se pudo observar que el animal intentó escapar hacia la costa para intentar sobrevivir pero lamentablemente murió. Estos animalitos quedan expuestos a la bajante del río y terminan en malas manos, porque no son ofensivos para la población humana".
También precisó que se le observaron "varios golpes en cabeza y distintas partes del cuerpo, lo cual se presume que tuvo una muerte trágica provocada por un objeto contundente, lo que hace pensar que el animal buscó la costa para escapar del agresor".