Tres mujeres trans resultaron heridas con palos y piedras por un grupo de manteros de la peatonal Córdoba, en un "típico" caso de acoso y "
transfobia" que obligó a las víctimas a recibir curaciones y efectuar luego la denuncia en la comisaría 2ª. Tan duro fue el episodio, que una de las atacadas perdió una muela. Los agresores terminaron demorados, pero bastante después de que el incidente fuera presenciado por personal del Comando Radioeléctrico, que primero "permaneció impávido y actuó como lo ha hecho históricamente: riéndose y diciéndoles a las chicas que se aguantaran las piedras", contó una de las referentes de la Comunidad Trans Rosario, Michelle Vargas. La presencia de cada vez más testigos del incidente y la posterior llegada de un móvil de la seccional, cambió las cosas.
Eran cerca de las 15 del jueves pasado, la selección argentina estaba a punto de cruzarse con la de Croacia en la ciudad rusa de Nizhny Novgorod y poca gente transitaba el microcentro de Rosario. Las que sí lo hacían eran Michelle Mendoza, Ivonne y Francesca, tres mujeres trans que se dirigían presurosas al centro de día que la comunidad tiene en San Luis 1948, donde todo el colectivo debatiría la organización de actividades para el Día del Orgullo Gay, que se conmemora mañana, y el cierre del Mes de la Diversidad (ver aparte).
Cuando ya habían pasado Mitre, un par de manteros apostados sobre la peatonal comenzaron a burlarse de ellas. Nada fuera de lo común, más bien otra de las reacciones transfóbicas que abundan. Por eso en boca de Vargas no deja de escucharse: "Lo típico".
Sólo que esta vez Mendoza, una activista con espaldas, se dio vuelta y los encaró. "¿Qué les pasa? —preguntó—, ¿de qué se ríen?". En ese instante a otra de las chicas, Francesca, se le cayó el celular y uno de los agresores "se lo manoteó". Los episodios escalaron y empezaron a llover piedras y palazos sobre las transexuales.
Mientras todo eso ocurría, lo que incluso a Mendoza le costó una muela de un palazo, se acercó personal policial con tono socarrón y sin intervenir, narró Vargas. "Con el Comando Radioléctrico es histórico: ellos nunca respetaron nuestra identidad de género", se quejó la militante.
Pero cada vez se iba reuniendo más gente, que empezó a tomar fotos y filmar. Oportunamente, entonces, apareció un móvil de la comisaría 2ª. Los agresores fueron demorados y las heridas trasladadas al Cemar para recibir atención médica.
"Estábamos reunidas para organizar la movida del 28, cuando nos llaman para avisarnos que se estaba produciendo la agresión y varias compañeras salieron en el acto a respaldarlas", contó la coordinadora del Centro de Día para la Población Trans, Patricia Emanuele.En el Cemar, dijo Vargas, las agredidas recibieron curaciones por los golpes y cortes que habían sufrido. Y luego el mismo personal de la comisaría 2ª las trasladó a la seccional para que radicaran la denuncia.
"La verdad es que hay muchas pruebas y filmaciones de la agresión", sostuvo la activista. Pese a lo recorrido en materia de ampliación de derechos, nada que no sigan padeciendo con demasiada frecuencia aún, increíblemente, las personas trans.